¿Quiere, el PP, gobernar Castilla- León? No quedan muchas alternativas
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Miguel Massanet Bosch.
Empezamos a estar hartos, a sentirnos ninguneados y a tener la desagradable impresión de que no hay un solo político, de los que actualmente componen las cámaras de representación españolas, que sea capaz de interpretar razonablemente, en sus justos términos y con solvencia lo que de verdad quiere una parte importante del electorado español, que no se circunscribe, en modo alguno, a estos señores de izquierdas que pretenden hacernos creer que están por encima de los que no pensamos como ellos y no dudan en utilizar el engaño, la mentira, la confusión y su potencia propagandística, para convertir cualquier acontecimiento de la vida política española en una excusa para atacar al adversario político y para reafirmarse en su postura de perdonavidas, de la que se han venido valiendo desde que subieron al poder.
El señor Pedro Sánchez, una vez más y después de ser el perdedor, por cuarta vez, de unas elecciones, al aparecer ante la audiencia, en este caso en la sesión de control al Gobierno, para darle consejos al partido de la oposición, el PP, de con quién ha de pactar para formar gobierno en la comunidad de Castilla y León, permitiéndose asumir la imagen de personaje importante que, bonachonamente y desde un plano superior, se permite decirle al partido vencedor de las elecciones, cómo tiene que formar su gobierno y con quién puede o no puede formarlo. Si hay algo que nos repugna, que es capaz de hacernos reaccionar y convertirnos en más exigentes con aquellos a los que votamos para representarnos es, sin duda alguna, situarse en un plano de inferioridad para escuchar al presidente del Gobierno, aleccionar al jefe de la oposición, señor Casado, con las siguientes palabras: “Si quiere Vd. que el PSOE se abstenga en las Cortes de Castilla y León, tiene Vd. que romper con la ultraderecha y comprometerse a todos los efectos y para siempre”. Y estas frases las dice quien acaba de ser derrotado en las urnas y ha perdido siete diputados.
Habla, quien falsificó su trabajo del doctorado, como si tuviera la altura ética para enseñar al PP cómo debe enfocar su legislatura, y lo hace con la desvergüenza de quien ha fracasado y quiere, con una obstinación merecedora de mejor causa, que el vencedor se ajuste a lo que le interesaría a él y su partido no, por supuesto, a los votantes del partido ganador. Critica, como ya anticipamos en un comentario anterior, que pudiera haber un acuerdo con VOX para formar un gobierno o para el apoyo puntual, de dicha formación, en determinados temas de gran interés para la nación española. Con un cinismo delirante, con la inmensa cara dura que quien desconoce la vergüenza y miente sin el menor rubor, el señor Pedro Sánchez pretende que el PP, vencedor, actúe en Castilla la Mancha como si hubiera sido el perdedor. Y, hasta aquí, en lo que respecta al papel bochornoso del PSOE en todo lo que ha sido la campaña, los métodos, las artimañas y los intentos maliciosos de intentar derrotar al PP, sin tener en consideración ni la ética, ni la moral ni el sentido de la decencia ni, mucho menos, el savoire faire, la caballerosidad y la honestidad.
Pero, desgraciadamente, en el PP actual se ha formado un entramado díscolo, una corriente de opinión que se sustenta también en alguna parte de la prensa de derechas, que se opone a cualquier acercamiento a VOX. Son los meapilas, los buenistas, los ambiciosos, los que temen que el PP siga siguiendo las normas del señor Fraga y ello suponga que, algunos de los más recientes adscritos a él, se sientan a disgusto y voten otros partidos. Lo que, curiosamente, viene sucediendo es que el partido al que preferentemente votan los descontentos de la actual dirección del PP es, precisamente, al partido del señor Abascal .
Si se escucha la opinión de los votantes del PP, de las bases de la formación popular, de quienes son los que verdaderamente han mantenido con sus votos, durante años, los principios fundamentales en los que se viene apoyando, no a estos tertulianos de opereta, que tienen la tendencia a variar de opinión según fueren los vientos políticos imperantes; que atemperan sus alabanzas y críticas a lo que las direcciones de los medios informativos les indican, sin que sientan vergüenza alguna en rectificar las veces que fueren, para seguir gozando de la mamandurria que les permite vivir del cuento. Se advertirá que, una gran mayoría de aquellos a los que se les consulta demuestran, sin duda alguna, ser partidarios de formar un bloque fuerte de derecha capaz de cambiar la política de izquierdas a la que nos tienen abocados los actuales gobernantes incluyendo, si fuera preciso, la alianza con VOX.
Y, con estos antecedentes, nos cuesta entender que, como claramente ha anunciado la señora Ayuso de Madrid, se dude entre pactar con VOX o en dejarse arrastrar por los consejos, cargados de dinamita política, del señor Sánchez que, claramente van barriendo en favor de sus intereses socialistas. No es hora, señor Casado de seguir su campaña particular en contra de VOX, ni tampoco que se deje arrastrar por el señor Egea que da la sensación de que, lo que tiene entre ceja y ceja es promocionarse a sí mismo, seguramente aspirando a que, algún día pudiera sustituirle en la dirección del partido.
Ha llegado el momento en el que los españoles de centro derecha y derecha sepamos a qué atenernos en cuanto a lo que podemos esperar del PP. Si hubo un día en el que nos quejamos de la legislatura del señor Rajoy que, en cuanto al aspecto económico y sus relaciones con la UE, no se le pudo criticar nada; al contrario, por lo que fueron sus relaciones con el independentismo catalán y sus dejaciones, en cuanto a permitir ciertas libertades y excesos catalanistas, permitieron que el separatismo catalán fuera adquiriendo una fuerza que nunca debió de tener. No se puede aceptar que el señor Sánchez, que lleva tres años gobernando, mano a mano, con Podemos; que ha pactado con los herederos del terrorismo de Eta, los de Bildu, y que se ha convertido en el colaborador nato con los independentistas catalanes y vascos; sea el que de lecciones de deontología política a las derechas españolas.
Creo que se le ha de advertir al señor Casado que una parte importante de sus votantes, seguramente un 70% de ellos, no está dispuesta a firmarle más cheques en blanco a la dirección actual del partido y que estamos preparados para cambiar el sentido el voto si no se establece, claramente, un frente común en contra de quienes tienen por objetivo romper la unidad de España y acabar con nuestra Constitución de 1978. Hace tiempo que a los señores de VOX se les viene anunciando que van a alcanzar un techo en cuanto a su expansión en España y, no obstante, no parece que esto llegue, más bien, en cada nueva votación van aumentando de una forma hartamente significativa.
Lo de Castilla y León no ha salido tal y como se programó. No acertaron, los de la dirección del PP, en valorar la reacción del adversario y, si bien se ha ganado, no lo ha sido con la contundencia que se había esperado. Una parte de la culpa de que ello haya sucedido ha sido el hecho de que, desde del PP, se haya recurrido a una campaña a cara de perro contra VOX, cuando sus verdaderos rivales a los que se les debía atacar eran los de las izquierdas, del PSOE y Podemos.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con alarma que las ocasiones de reactivar nuestra economía, de destinar los fondos comunitarios a objetivos que tengan directamente que ver con nuestra recuperación económica y no con el favorecer a los amiguetes y colaboradores de los partidos de izquierdas que llevan la voz cantante en nuestra nación; parece que se van desperdiciando; las ocasiones de recuperar autonomías para la derecha se desperdician para no enojar a las izquierdas y que, visto lo visto, si seguimos con el entreguismo actual, es muy probable que, finalmente debamos resignarnos a una nueva legislatura de izquierdas. Y ya saben lo que va a significar esto.
Y, para finalizar un sencillo, pero ilustrativo, proverbio chino: “No puedes guiar el viento, pero puedes cambiar la dirección de las velas”