¿Se abre una rendija de luz para evitar las terceras elecciones? Rivera tiene la palabra
“Un cansancio ansioso de alcanzar de un salto, de un salto mortal, la meta ultima, un pobre cansancio ignorante que ya no quería ni siquiera querer.” Friedrich Nietzsche
Miguel Massanet Bosch. Es obvio que no van a cejar en su empeño de deslegitimar a los que han ganado las elecciones por dos veces consecutivas, el PP, ni tampoco parece que este bloque que vienen formando todos los partidos perdedores, vaya a abandonar esta caza a la persona contra la figura del señor Rajoy. En realidad, todo ello forma parte de una maquinación tácita pergeñada por los socialistas del señor Sánchez, con su peón de brega el señor Hernando, sabedores de que se están jugando el puesto dentro de su partido y, con el apoyo de los irreductibles Ciudadanos cuyo presidente, el señor Albert Ribera, no quiere dar su brazo a torcer; cuando se ha visto desarmado, argumentalmente, por su propia actitud durante la breve legislatura que precedió al 26J, cuando se prestó a llegar a un acuerdo con el PSOE del señor Sánchez, al que no le puso ninguna condición previa respecto a la figura con la que tenía que discutir y a los temas sobre los que tratar; salvo, obviamente, la cuestión independentista catalana y la negativa formar parte de una entente con los señores de Podemos. Finalmente llegaron a un acuerdo sobre 50 puntos.
Ahora, no obstante, no quiere pactar estos mismos 50 puntos con don Mariano cuando éste se lo ha propuesto. Un posible apoyo; en unos momentos en los que sería crucial que, en lugar de la abstención que propone Rivera, que es evidente que no serviría de nada, se aviniera a votar un sí , todo lo condicionado que se quisiese, puesto que, si ello tuviera lugar, es evidente que pondría la pelota en el tejado de los socialistas que, velis nolis, se verían en un trance difícil, porque se trataría de un bloque que quedaría sólo a 6 escaños de la mayoría absoluta y, eso si, a última hora, los del PNV o los de la CC no se animaran a formar parte de dicha coalición. Como siempre, las encuestas, todas ellas basadas más en supuestos y trabajos de campo conseguidos en un momento determinado; la del CIS, celebrada apenas unos días de finalizadas las últimas elecciones, sin tiempo para que la ciudadanía tuviera la oportunidad de comprobar la insistencia del PSOE y de Ciudadanos en bloquear la formación de un gobierno que, evidentemente, hubiera correspondido al PP ya que, una vez más se demostró que, pese a las encuestas que se habían llevado a cabo pronosticando un resultado similar al del 20D, los populares demostraron que eran capaces de mejorar sus resultados, consiguiendo una sustancial distancia respecto al segundo partido más votado, los del PSOE, de 52 escaños.
Esta encuesta, en consecuencia no fue capaz de recoger el generalizado “cabreo” de la ciudadanía al comprobar que, pese a todo, las izquierdas y, en esta ocasión Ciudadanos, se empecinaban en obstaculizar la necesaria e indispensable formación de un gobierno capaz de normalizar la situación del País y tomar las riendas de todas aquellas cuestiones que estaban fuera de las capacidades de un ejecutivo en funciones. En todo este enredo hay un tercero en discordia que está intentando no hacerse notar, conservando todos sus recursos para cuando llegue el momento en el que, a su criterio, pueda sacar más beneficio de volver a entrar en la lucha por el poder.
De momento, los de Podemos se han replegado y se han limitado a ofrecerse, podríamos decir que incondicionalmente, al PSOE, para entrar en una coalición que estuviera comandada por los del señor Sánchez. Tenemos la rara sensación de que el señor Sánchez, como ya sucedió antes de las últimas elecciones, no le haría ascos a un entendimiento con el señor Pablo Iglesias y su equipo, pese a los desaires que recibieron de los comunistas bolivarianos cuando poco le quedó, a Pedro Sánchez, que ofrecerles mientras intentaba, como fuere, hacerse con la presidencia del gobierno de España. Incluso los señores de la CUP o los separatistas catalanes parecerían dispuestos a apoyar a una coalición de izquierdas con tal de librarse de su gran ogro, de su endémico enemigo el PP y, en especial, el señor Rajoy. Esta tarde, no obstante, se ha producido un hecho relevante que es muy posible que fuera capaz de despejar el camino hacia una solución de compromiso que, como ya hemos indicado anteriormente, bastaría para dar paso a la opción de la formación de un gobierno, no se sabe si en minoría o con participación de Ciudadanos.
En una rueda de prensa del señor Albert Rivera, éste ha anunciado que podría cambiar su postura de una abstención y cambiarla por un voto favorable a la investidura de don Mariano Rajoy si, a cambio, el PP estuviera dispuesto a cumplir 6 condiciones que se le presentarían. Según Rivera sería preciso, ante todo, fijar la fecha de la investidura y el cumplimiento de 6 condiciones para un primer paso, que sería “sentarse a negociar”. Se pediría una comisión para investigar la presunta financiación ilegal del PP; que se apartase a los imputados de cargos públicos; la supresión de los aforamientos; la limitación de los mandatos y la reforma de la Ley Electoral, para implantar listas desbloqueadas. En todo caso, la aceptación de dichas condiciones, no implicaría la participación de Ciudadanos en un gobierno del PP. Es evidente que estamos ante un intento inteligente de desbloquear la situación y, al mismo tiempo, de evitar unas terceras elecciones en las que, es muy probable que, como dice la encuesta del CIS, Ciudadanos no saliera muy bien parado, debido a que, una parte importante de los que los votaron fueron antiguos votantes del PP, que lo abandonaron por no estar de acuerdo con la política blanda del partido respecto al tema catalán y que, con gran probabilidad, se replantearían su voto si el partido de Rivera se enrocara en no querer colaborar con el PP, en una situación tan crítica como es por la que estamos pasando.
En todo caso, lo cierto es que ahora la pelota ha pasado al tejado del PP, que va a tener que analizar detenidamente si acepta o no este salvavidas que le ha lanzado Rivera. Por otra parte, se debe admitir que, todas las cuestiones que se plantean, quizá apartando el recochineo del caso Bárcenas que, por estar subjúdice, parece que no debería ser objeto de una segunda investigación paralela; en cuanto al resto de propuestas es evidente que entran dentro de la intención regeneradora de la política, que siempre ha sido una de las cuestiones fundamentales que ha venido planteando el partido de Ciudadanos. Todos sabemos que esta primera parte no garantiza que, sin la abstención del PSOE, (que no parece muy probable), tampoco se consiguiese la investidura y, aún cuando el PSOE, por las presiones del resto de partidos, llegara a claudicar, un gobierno en solitario del PP sin el apoyo efectivo y comprometido de Ciudadanos, con toda seguridad se vería abocado, a los pocos meses, a tener que tirar la toalla, si el resto de la oposición se dedicara a bloquear todo lo que el Gobierno llevara al Parlamento ya que, el Senado, por contrapartida, es de domino absoluto de los populares.
Claro que, en este supuesto, es muy probable que los ciudadanos, hartos de tanto política negativa y de tanto acudir a las urnas, muy probablemente se lo harían pagar a los causantes de semejantes artimañas en contra de la estabilidad del gobierno. No olvidemos, a todo esto, que Europa sigue estando vigilante y que las agencias de rating, como ha sido el caso de Moody’s, ya han advertido que, de seguir esta situación de desgobierno, de falta de seguridad jurídica, de incertidumbre a cerca de quién será el que presidirá el gobierno de la nación española; nuestra calificación, que llevaba mejorando debido a las esperanzadoras noticias respecto a nuestras finanzas y economía, corría peligro de ir a peor.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos encontramos en un momento trascendental para el futuro de nuestra nación en el que, seguramente, no sólo nos jugamos el seguir la senda de la recuperación, que se ha venido desarrollando durante la pasada legislatura, sino que, ponemos freno a una posible coalición de izquierdas, con el apoyo de grupos tan peligrosos como la CUP, Junts pel Sí, Podemos, Las Mareas o Bildu, sin descartar al resto de partidos separatistas que, con tal de evitar un gobierno de Rajoy, muy probablemente estarían dispuestos a apoyar hasta al mismo Satanás si se presentara como candidato. Un leve asomo de esperanza que habrá que ver como se va desarrollando y si, como deseamos, logra cristalizar.