Luis Alfonso

El 22 de Julio de 2000 el desconocido diputado José Luis Rodriguez Zapatero se convertía, contra todo pronóstico, en el líder de un partido que estaba a la deriva tras salida de la Secretaría General de Felipe González y los fiascos de José Borrell o Joaquín Almunia.

Rodríguez Zapatero llegó con un discurso prometedor, "recuperar la credibilidad", "respeto a los rivales", "convertir a España en un modelo", "dar prioridad al empleo", "promover la cultura" pero que el tiempo ha hecho ver que son entonaciones perfectas para un discurso habitual, sin propuestas, sin fondo, sin respaldo... Muy buenos para salir en la prensa pero terrorífico para un país necesitado, a la baja, con más de 4.000.000 de parados, sin apoyos estables, vendido a los nacionalistas, con la oportunidad de la presidencia europea perdida. España es un país con un crecimiento por debajo de todo su entorno y un presidente a la deriva.

En el Congreso se enfrentó con José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández en la lucha por la Secretaria General y con José Blanco como número dos proclamó que su proyecto sería el de un partido ágil, dinámico y moderno, que sume las capacidades de todos. ¡Qué lejos de la realidad!

Estos 10 años han estado marcados por cuatro hitos fundamentales: la alianza de las civilazaciones que signifca el rechazo a la Iglesia Católica y todo lo que de ella provenga, el atentado del 11M que le aupó al gobierno en las elecciones de 2004, la mal llamada tregua de ETA y la crisis económica en las que España está sumergida.

La vorágine actual de la política española no deja de lado la realidad, permanecer en el poder aunque haya que vender España a los nacionalistas hasta el punto que desde el propio partido ya empieza a escucharse de la necesidad de un recambio.