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Diario YA


 

Después de 7 años las heridas siguen abiertas

11M: Un atentado que cambió España

Redacción

Han pasado 7 años y nadie puede decir que el proceso esté cerrado, ni para las víctimas, ni para los heridos, ni para la sociedad. Las consecuencias son evidentes porque cambiaron el resultado de unas elecciones. Sin escrúpulos y saltándose cualquier respeto a los procesos electorales el PSOE buscó rédito político, culpó públicamente al PP de Acebes y Aznar de alimentar las células islamistas con su actitud en la guerra de Ira y aprovechó hasta la jornada de reflexión para derrotar al gobierno.

El rastro que queda es soberbio para la sociedad española: manipulación informativa, destrucción de de pruebas, división de victimas, alarma con los suicidas de Leganés, se mal cerró el juicio, políticos divididos en todos los partidos, acusaciones mutuas… y nada resuelto. El Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero se ha encargado de echar todo tipo de oscuridad sobre el proceso para quela sociedad intente olvidar como llegó a la peor etapa política en la democracia española.

Unos días después del atentado, en el suplemento cultural de El País recogía una poesía de José Antonio Muñoz Rojas (1909-2009) con la esperanza en el horizonte generada por un bien presente que solo hay que descubrir. Se titulada “Dones inadvertidos”

"Cuántas cosas se nos ofrecen a diario sin que apenas reparemos en ellas. Las aceptamos gratuitamente sin más. Son cosas mínimas, dones continuos e inadvertidos de la naturaleza o de las gentes, tal luz del poniente iluminando la tarde en su despedida de belleza, tal sensación de bienestar y contentamiento, tal nube entretenida, velando virginal el sol, tal muchacha cuya aparición fugaz y repentina alegra con su gracia nuestra vista, tal risa del niño que despierta el eco de las nuestras en aquella edad, o la mirada del desconocido encontrado al azar, en la que hallamos un acogimiento inesperado. La sombra de aquel muro protector contra el estío implacable, el alentador calorcillo de la mañana invernal. Presencias que sosiegan invisibles nuestras vidas, descanso en su contemplación para nuestros ojos y alivio para nuestros pasos, que se nos dan sin retribución alguna por nuestra parte. Ahora estos árboles del diario paseo, asaltados por edificios sin ton, estrépitos sin son, asfixiados por los humos horrendos, ensordecidos por el tráfico, nos traen nobles y fieles, el ofrecimiento de su existencia, el toque mágico de las distintas luces diarias. Apenas advertimos este constante y ofrecido alrededor. Tal vez la prisa que nos empuja y el afán que nos agobia, lo impida. Palabras que ya apenas se usan muestran hasta qué punto las realidades que definen van desapareciendo. ¿Sabe alguien lo que es y significa sosiego? Quizá todavía se conozca en lugares donde las horas se miden por campanadas comunes, donde hay tiempo y espacio para sentarse al sol y donde suenan algunos de los ruidos artesanales y domésticos, que hacen humana la vida. Donde las distancias se miden por el paso humano. Allí todavía son perceptibles y apreciables aquellas mínimas realidades que compensan esas otras inevitables que son nuestra parte de desazón: el gesto descompuesto, la incomodidad del trato, la mirada hosca, o el resentimiento latente y al acecho. Son estos incidentes cotidianos en los que más reparamos y los que más profundamente conforman nuestros modos y que nunca acertamos a compensar con aquellas otras dádivas inadvertidas que nos rodean"
(http://www.elpais.com/articulo/narrativa/Dones/inadvertidos/elpbabnar/20040515elpbabnar_24/Tes)

Es un halo de esperanza para todos en el día en que recordamos que España no está unida y ningún partido política quiere unirla.