Año especial sacerdotal
José María Solanes Miguel. Con ocasión del 150° aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney, Su Santidad Benedicto XVI ha anunciado que, del 19 de junio de 2009 al 19 de junio de 2010, se celebrará un especial Año Sacerdotal que tendrá como tema “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote”. Estamos pues en un año apropiadísimo para pedir que crezca el número de vocaciones sacerdotales.
Si la Madre Teresa de Calcuta decía que el nacimiento de cada niño demuestra que Dios aún no se ha cansado de los hombres, podemos decir también que la ordenación de cada sacerdote prueba que la misericordia divina para con los mortales, es infinita, porque un sacerdote es cura de almas, un mediador de la gracia, otro Cristo que en el ejercicio de sus funciones sacramentales abre a sus hermanos de par en par las puertas del cielo.
El mal entendimiento del Concilio Vaticano II trajo consigo un buen número de sacerdotes derrotistas, dedicados a actividades ajenas a su ministerio y empeñados en no mostrar su condición sacerdotal. Recuerdo una anécdota, contada por un amigo laico, que se encontraba haciendo una visita en la Capilla del Santísimo de una Parroquia. No había nadie más en ese lugar. Entró una pareja de jóvenes (chico y chica) y acercándose a este amigo le preguntaron si era el Párroco, pues deseaban contraer matrimonio.
El sacerdocio es el ejercicio más maravilloso al que se puede enfrentar un hombre. No solo por dejar que sus pobres manos y su pobre boca, su inteligencia y voluntad, se conviertan en determinadas ocasiones en las de Jesucristo, sino por curar, desde la mañana hasta la noche, las heridas que el pecado deja en el alma del ser humano. La intensidad de la oración del santo cura de Ars, y su penitencia, su benignidad y las horas que pasó en el confesionario, lograron recristianizar una región francesa, después de los descalabros que dejó la revolución francesa. Era un interminable afluir de personas, que venían de los lugares más apartados de Francia, para escuchar las palabras de este santo sacerdote.
Los fieles laicos debemos rezar mucho para que Dios promueva muchas vocaciones de sacerdotes santos, en esta época tan necesitada de ellos, para que nos ayuden a sentir la presencia de Dios en toda nuestra vida.