Principal

Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Venezuela no cambiará de rumbo

A IU le gustaría importar el chavismo

Miguel Massanet. Es posible que alguien haya respirado tranquilo con la muerte del creador del chavismo, el seño Hugo Chávez y también los habrá que, con el óbito este político, piensen que el sistema está próximo a derrumbarse, por estar basado en el personalismo de este líder carismático, que tenía la facultad de arrastrar, con su verbo fácil, demagógico, populachero y marxista, a toda una población indígena que siempre, hasta su revolución, había sido marginada del poder, apartada de los puestos importantes en política y el mundo empresarial; condenados, en la mayoría de casos, a permanecer subyugados por las clases pudientes, la mayoría de ellas corruptas. Durante muchas generaciones, mantuvieron una clara distinción de castas: las clases dominantes, las dirigentes que ostentaban el poder y el resto de ciudadanos condenados, en una nación con grandes riquezas naturales, a permanecer en la miseria, mientras veían como otros hincaban sus dientes en el gran pastel de la opulencia y la buena vida.

Lo curioso de este golpista fracasado que, posteriormente, consiguió hacerse con el poder, gracias a los errores de sus adversarios políticos; es que supo, como nadie, meterse a las clases humildes en el bolsillo, haciéndoles creer que había logrado liberarlas de los corruptores de derechas que habían esquilmado el país durante siglos, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos partícipes de las grandes riquezas que acumulaba la nación venezolana. Como todos los golpistas, carecía de los atributos imprescindibles y los conocimientos adecuados para dirigir una nación hacia el bienestar general y, como todos aquellos iluminados que se creen enviados de Dios, para rescatar a la humanidad de sus problemas, tenía la egolatría propia de los grandes dictadores como hubieran podido ser Hitler o el mismo Stalin sin que, en su caso, llegara a tener la habilidad de conseguir, como fue el caso de la Alemania nazi, elevar el nivel de vida de sus ciudadanos, conseguir mejorar la economía y favorecer la gran industrialización que acabó degenerando, al convertirse en industria de guerra, en el gran coloso de fabricación de armamento, con el que se dotó a la Wehrmarcht de todos los elementos precisos para convertirla en el mejor ejército de Europa.

El señor Hugo Chávez fue todo fachada, un caudillo al estilo del Ché Guevara, sin sus conocimientos y un gran embaucador de masas, que tuvo la habilidad de tocar la fibra sensible de la población indígena, no sólo de los venezolanos, sino que consiguió que sus discursos incendiarios, en contra del capitalismo, tuvieran aceptación en todo el mundo indígena de Sudamérica; entre el que encontró valedores como Evo Morales de Bolivia, Cristina Fernández de Argentina, Daniel Ortega de Nicaragua; Rafael Correa de Ecuador y Fernando Lugo del Paraguay. Por encima de todos ellos, a base de enviarles, a precio de ganga y en cantidades importantes, el petróleo del que tan rico es Venezuela (medio billón de barriles se dice que albergan sus campos petrolíferos), obtuvo el apoyo incondicional y la amistad de los hermanos Castro, que han sido sus principales valedores ante todos los países gobernados por las izquierdas del mundo, entre ellos, el Irán del señor Ahmanideyat.

José Enrique: Rodó Pineyro, escritor y político uruguayo (1871-1917) dejó escrito: "Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan" lo cual puede suceder por haberse agotado su pensamiento político, por el desengaño del pueblo harto de que se los engañe con falsos señuelos o por su incapacidad para gobernar una nación, cuando está demostrado que cualquier idea política, aunque fuere buena intrínsicamente, sin su adecuada dosis de pragmatismo de sus líderes y sin que éstos posean los necesarios conocimientos de economía y de saberse desenvolverse con soltura en un mundo globalizado acabará, evidentemente, por fracasar estrepitosamente. En la Venezuela actual no existe una verdadera democracia, no hay libertad de prensa ni de opinión; el intervencionismo del Estado pone en peligro la confianza precisa para que se invierta en el país y está demostrado que carece de muchos artículos que, a pesar de la riqueza del país, faltan y tienen que ser importados de fuera (especialmente de EE.UU.)

No se respeta la Constitución, por mucho que fue hecha a la medida por el dictador; y ello se puede advertir, mientras se convocan nuevas elecciones, se ha atribuido el cargo de presidente interino, el señor Nicolás Maduro, vicepresidente de la república, la mano derecha de Hugo Chávez, un chavista de la misma madera que Hugo, con su misma demagogia populista y su fobia hacia los EE.UU.; aunque, como ya hemos dicho, siguen vendiendo enormes cantidades de crudo a los norteamericanos. Claro que, una cosa es venderle al pueblo venezolano historias de envenenamiento llevadas a cabo por la inteligencia americana y, otra muy distinta, son los dólares que reciben de venderles petróleo a los “odiados” gringos. Sin embargo, muchos dudamos de que, el enfervorecido pueblo venezolano, elevado por los activistas del chavismo a un histerismo colectivo en loor de su fallecido presidente, pueda votar con sentido común a la oposición y, por el contrario, quiera recibir una dosis más de miseria, renovando la confianza a este conductor de metro, (encumbrado por Chávez a la categoría de sucesor suyo), en cuyas manos es muy posible que Venezuela acabe por desperdiciar sus riquezas naturales, sin provecho alguno para aquellos mismos ciudadanos que le dieron su confianza al creer en su supuesta capacidad para gobernar.

Claro que, nuestro Gobierno, en un gesto de hipocresía y humillación imperdonable, ha decidido enviar al Príncipe al funeral de Chávez en representación de España; sin tener en cuenta los insultos a nuestra nación y al Rey, don Juan Carlos con los que nos obsequió el venezolano. Pero, no se pierdan a nuestro inefable Cayo Lara, en horas bajas a causa de la reciente noticia de que, su formación, aquella que protestaba contra los que robaban a España y se erigía como referente moral de nuestra clase política; ha dejado de pagar 1’2 millones de euros a la Hacienda, dejando de ingresar las retenciones del IRPF. ¿Qué hicieron con este dinero que pertenecía a sus empleados? Tendrán que dar una explicación convincente para explicar a dónde han ido a parar unas retenciones que no se hicieron efectivas a Hacienda  Está claro que, en este país, no hay nadie, que tenga la posibilidad de lanzar la primera piedra el este tema de la corrupción.

Pues resulta que, para el señor J.A.Castro de I.U, el sistema autoritario, absolutista, dictatorial y opresor del señor Hugo Chávez es el ejemplo a seguir en España. Este individuo, el portavoz del Parlamento andaluz, dice que le gustaría “implantar el socialismo del Siglo XXI” afirmando que son “muchísimas” las medidas adoptadas por Hugo Chávez en Venezuela, que “son trasladables a España”. ¡Vamos, que el señor Castro está encantado con el “proceso Bolivariano” que, gustosamente, nos lo traería para aquí! ¡Sólo nos faltaría que, a los intentos separatistas del gobierno catalán, a las manipulaciones vascas para profundizar en la autonomía, con vistas a su independencia; al resto, a los que quedáramos, nos trajeran a un émulo del señor Chávez, para acabar de un plumazo con lo poco que queda de nuestra nación! O así es, señores, como vemos algunos los sucesos de Venezuela ¡con preocupación, sin duda!