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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Adiós a D. Javier

José Luis Orella. Conocí a D. Javier hace ya tres décadas, cuando su imponente figura se veía resaltada por su sotana, uno de los últimos en aquel Bilbao excesivamente politizado. D. Javier era un vasco de los de antes, de los que se hacían de una pieza, y se mantuvo siempre fiel a su vocación sacerdotal. Como sacerdote nunca huyó de los compromisos  de la sociedad, como el de las víctimas del terrorismo, que demandaban su apoyo espiritual o el de las cofradías religiosas, que iniciaban la recuperación espiritual del viejo “botxo”. Por las tardes era fácil encontrarle, en la iglesia de San Nicolás del arenal bilbaíno, entrada a su famoso Casco Viejo, a la sombra del ascensor de Begoña. En el confesionario de la derecha, siempre se encontraba paciente a una amplia representación de demandantes de misericordia. Señoras bien de Recalde; jubilados de los jardines del Arenal; jóvenes en busca de alguien, que hablase de Dios  y no de la revolución del pueblo. Allí se encontraba para todos, con su verbo paternal y un consejo inspirado en Dios. 

 
Nunca le oí palabras de reproche, ni de crítica, aceptó la cruz que le impusieron los amigos de los sicarios del terror, y que sustituyeron a Jesús por el ídolo de una falsa nación. Su fidelidad a su vocación sacerdotal sirvió de faro a muchos jóvenes que encontraron su vocación en seminarios fuera de aquel erial asolado por la tiranía del lauburu. Ahora con un Bilbao que con mucho esfuerzo va recuperando una presencia espiritual a través de una nueva generación de católicos, que pone la unidad en la Comunión, por encima de las diferencias políticas legítimas de cada cual, el Señor se ha llevado a quien labró el terreno en la tormenta.