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Diario YA


 

se introdujo una defensa del matrimonio homosexual

Agradecimiento a nuestro obispo ante algunos pregones de Semana Santa

Pepita Taboada Jaén. Muchas veces defender la verdad origina consecuencias imprevisibles. Sin embargo, cuando se dan circunstancias que hacen preciso aclaraciones, es un deber no silenciarlo; lo contrario sería cobardía, miedo a las reacciones, incumplimiento del deber, inseguridad o desconocimiento del asunto… Me quiero referir a algunos pregones de Semana Santa pronunciados en Málaga, en los que, en primer lugar, se introdujo una defensa del matrimonio homosexual, claramente innecesaria, bajo mi punto de vista, en pregones dedicados a nuestra Semana Mayor, y en segundo lugar, aportando unos argumentos de corte sentimental, tan de moda en nuestros tiempos, y contrarios a la moral católica que se supone rige en Cofradías y Hermandades. Es muy positivo contar con personalidades como el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, conocedor naturalmente de la doctrina de la Iglesia Católica y primera autoridad religiosa en la provincia, que no quiso eludir su deber, aclarando y defendiendo la moral de la Iglesia, con toda lógica, ya que de no haberlo hecho, se hubiera podido sembrar confusión entre los creyentes. Sin embargo su actitud, ha originado algunas quejas y protestas en determinados sectores. Parece bastante ilógico que a los defensores de temas como el que nos ocupa, les moleste que otros, haciendo uso de su libertad y, en este caso, también del cargo que representa, expresen su razonado desacuerdo, hasta el punto de llegar a acusar al obispo de “desafiar permanentemente los derechos humanos y los principios constitucionales”. Quizás se desconoce que vivir con autenticidad el cristianismo, compromete mucho. No es tarea fácil. En la doctrina de la fe católica no existe nada superfluo: o se acepta todo lo revelado por Dios, contenido en la Sagrada Escritura, y lo transmitido por la Tradición y bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, o no se tiene fe. No es una doctrina “a la carta”. Por tanto, las creencias particulares o las opiniones personales no son soportes válidos para intentar alterar o interpretar el contenido de la fe católica. Saber aceptar íntegramente la enseñanza de Jesucristo, entra dentro de lo que se denomina sabiduría cristiana. Añadiría, por último, que aunque el papel de la conciencia es importante para saber acertar con lo que es justo en situaciones puntuales, hay que saber también que nunca la conciencia crea la norma por la que hay que regirse, sino que debemos adaptar nuestra conciencia a la norma, que es la Ley de Dios. De ahí la importancia grande de empeñarnos en la formación de la conciencia. Referente a la homosexualidad, remito a los puntos 2357 a 2359 del Catecismo de la Iglesia Católica.