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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Al Rajoy “negociador” y “prudente” le ha crecido el enano catalán

Miguel Massanet Bosch

Bien, supongo que el señor Rajoy habrá felicitado a sus consejeros sobre el tema catalán, es posible que aún siga pretendiendo que el señor Mas, aupado a los hombros de la cadena catalana para la independencia del país, se vuelva razonable y se conforme con unos pocos millones de euros de subvención para renunciar a su proyecto soberanista. El señor Rajoy y su partido el PP no han querido escuchar la voz de los miles o millones de españoles que vivimos en la comunidad catalana, advirtiendo que los intentos de convencer a los nacionalistas independentistas catalanes liderados no por el señor Mas, sino por el señor Junqueras que es quien, en definitiva, sigue moviendo los hilos del camino de la izquierda catalana, hoy mismo mayoritaria si nos queremos fiar de las encuestas que se vienen publicando, hacia su objetivo irrenunciable: conseguir la plena independencia de Catalunya.

Si el señor Rajoy, después de la representación organizada por los independentistas, convenientemente orquestada, con una participación evidentemente notable (aún matizando las cifras exageradas que publican algunos medios de prensa afectos a los separatistas), que significa un apoyo importante para la política de la Generalitat y que debiera de ser un fuerte toque de atención para todos aquellos que todavía se creen que, el problema catalán, se va a solucionar permaneciendo impasibles y sin hacer otra cosa que darle largas al tema hasta que, por si solo, se vaya diluyendo como un azucarcillo en un vaso de leche; sigue empeñado en seguir su táctica de no darle importancia al problema, de seguir en sus trece en cuanto a mantener una táctica simplemente negociante con la agravante de que, esta negociación, se lleva envuelta en el secretismo, pensando que el recorrido de los independentistas catalanes tiene un tope determinado; deberemos pensar que sus facultades como gobernante están empezando a fallarle o, como menos que sus reflejos no son los apropiados para mantener a España unida.

Las encuestas no mienten, la participación en la cadena por el derecho a decidir de ayer, 11 de septiembre, fecha de La Diada, puede ser opinable pero, en ningún caso, discutible en cuanto a su importancia y trascendencia. Esto no debiera haber ocurrido nunca y si ha sido posible, se ha debido al envalentonamiento de unos gobernantes que han visto como iban consiguiendo, paso a paso, que el gobierno Central fuera cediendo a medida que ellos iban tensando la cuerda y que, las contadas y poco creíbles amenazas de algunos ministros, recordando a Catalunya la existencia de unas normas constitucionales, no han sido más que bravatas de perdedores que sólo han contribuido a desacreditar aún más la política de claudicación del Gobierno de la nación.

Si sólo hace un par de años el tanto por ciento de catalanes que querían la independencia apenas llegaba a un 30% de los ciudadanos, ahora podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que este porcentaje gracias a la pasividad del Ejecutivo supera con creces el 51% y, lo que resulta más alarmante, es muy posible que, después de la demostración del día de ayer, sean muchos más los que, ante la debilidad de un gobierno evidentemente contra las cuerdas, han decidido sumarse al desafío independentista. Porque, quiérase o no, y quien opina así siempre ha tenido ideas conservadoras, se debe admitir que la forma errónea de conducir el caso Gurtel, la poca seguridad y rigor con el que, por miedo, cobardía o falso enfoque de lo que es el problema catalán, se ha conducido el desafío nacionalista y la repercusión que están consiguiendo tener en los foros extranjeros todos estos temas; están dañando y poniendo en cuestión nuestra credibilidad y fiabilidad como nación perteneciente a la CE y, no cabe duda de que aquellos que siempre han deseado hundirnos deben estar empezando a afilar sus cuchillos dialécticos para usarlos en futuras cuestiones en las que pudiera ser necesaria la ayuda europea para poderlas torpedear

Mucho nos tememos que, este aviso por parte de la Catalunya nacionalista de su intención de rechazar frontalmente el seguir perteneciendo a España, no va a tener la respuesta adecuada; la que, los que somos españoles y catalanes, estamos esperando del Estado de Derecho y del Gobierno de la nación, frenando esta deriva hacia un camino que no conduce a ninguna parte, pero que el fanatismo, la obcecación, el lavado de cerebro por parte de unos políticos, a los que el Estado ha sido incapaz de controlar, han conseguido practicar en una parte de los ciudadanos catalanes que, cada día que pasa, están más convencidos, más entusiasmados con la idea identitaria, al tiempo que ven más alejada la amenaza de que el Estado imponga su autoridad aplicando con firmeza los mandatos de la Constitución para poner remedio a estos casos de deslealtad..

Son inconscientes del peligro que les pueda venir de su ruptura con España y su Gobierno, lo que alimenta el temor de aquellos españoles que confiábamos que nunca se pudiera llegar a la situación extrema, en la que nos encontramos ante el peligro de que todo pueda terminar en una gran chapuza, un compadreo pactista o una cesión de soberanía por parte del gobierno de Madrid, que llegue a convertir este proceso secesionista en algo irrecuperable. Una situación alimentada por todas nuestras instituciones públicas, incapaces de reaccionar, ciegas e impasibles ante los avances del gran reto nacionalista, cada vez más peligroso, más inminente y amenazador. Si eso ocurre, el desmenuzando de España sólo será cuestión de tiempo, porque a Catalunya le seguirían los vascos, gallegos y así sucesivamente hasta que, el nombre de España, desaparezca del mapa para ser ocupado por una serie de pequeños estados sometidos a las grandes naciones europeas, de las que van a depender por completo para poder seguir vegetando. ¡Eso sí, con su propia identidad, ahogados de impuestos, y viviendo de las migajas de los poderosos!

El premio Nóbel de literatura, el escritor Mario Vargas Llosa, ha sido categórico cuando se le ha preguntado por el problema catalán. Para él el nacionalismo ha sido el causante de “atroces matanzas” a lo largo de la historia y, si la humanidad quiere que haya “civilización” y que “se destierre la violencia de este mundo”, hay que “combatirlo con enorme energía” Para el premio Nóbel, lo mejor que le ha pasado al Mundo ha sido la globalización que ha provocado lo contrario que pretenden los nacionalismos: “ el lento desvanecimiento de las fronteras, la mezcla de culturas e idiosincrasias y una convivencia en la diversidad” Palabras sabias que sólo hacen que recordar a todos los insensatos que sueñan con independizarse, lo efímeras que serán sus pírricas victorias si es que, en alguna ocasión consiguen sus objetivos.

Es evidente que, en la Europa comunitaria del SigloXXI, estas pequeñas naciones no tienen cabida y están condenadas a desaparecer absorbidas, aunque no sea en el sentido estricto del término, por las grandes potencias que, en el mejor de los casos, se convertirán, como le ocurre a Gibraltar, en meras colonias en las que sus gobiernos serán satélites del estado “protector” del que serán dependientes; con lo cual es evidente que su supuesta “independencia” siempre va a estar condicionada a la dependencia económica de otros países que, puede que no sea España, pero es muy posible que fuera la misma Francia, un país donde nunca se permitirán veleidades segregacionistas como ha venido demostrando a través de su historia. En fin, el tiempo es el único juez que dictará sentencia sobre si nuestras modestas consideraciones están o no acertadas. O así es como veo yo, señores el negro panorama que nos espera.