ALLONS ENFANTS DE LA PATRIE
La Lupa del YA. Una vez más y en vísperas de elecciones, ETA nos lanza un caramelo envenenado hablando del cese de la actividad armada. Posiblemente como la que hizo explosión en los aparcamientos de la Terminal 4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas, el 30 de diciembre de 2006, 9 meses después de otro alto el fuego semejante, siendo presidente el gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, quien la víspera había declarado que la solución al terrorismo etarra estaba más cerca que nunca, y siendo su ministro de interior Alfredo Pérez Rubalcaba. Esta confianza de los mismos protagonistas del actual momentito de gloria costó la vida a dos súbditos ecuatorianos, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, que tendrían mucho que ver con la represión que el Reino de España y la República Francesa deben de ejercer contra el indefenso y desgraciado pueblo vasco.
Así, ayer, en una grotesca videograbación, tres terroristas que no se atrevían a dar la cara, leyeron un comunicado en que para nada se hablaba de rendición, disolución ni entrega de armas, y se reclamaba a los gobiernos de Francia y España que se presten a la negociación para solucionar no se sabe qué "confrontación armada".
Es posible que una carnavalada semejante vuelva a engañar al más inútil de los jefes de gobierno que España ha padecido desde el fin de la Guerra Civil, y que ahora piense que va a pasar a los anales de la historia como José Luis I el Pacificador. O que la presunta x del chivatazo del caso Faisán vea en ello una fuente de posibles votos dentro de un mes.
Sin embargo, a los españoles que tenemos la memoria histórica no sesgada no se nos puede pasar por alto que los individuos que ayer se disfrazaron de miembros del Ku Klux Klan aunque con chapela, llevan, entre el 3 de junio de 1968, en que abrasaron a la niña de 22 meses Begoña Urroz Ibarrola, hasta el 16 de marzo de 2010, en que asesinaron de un balazo al brigadier de la gendarmería gala Jean Serge Nérin, un total de 859 asesinados y 38 secuestrados, sin contar otros delitos que han implicado miles de heridos e incalculables pérdidas materiales.
Pero para estas personas -las únicas víctimas- la contumaz declaración no tuvo ni una palabra de disculpa, mientras que sí afirmaba: “La crudeza de la lucha se ha llevado a muchas compañeras y compañeros para siempre. Otros están sufriendo la cárcel o el exilio. Para ellos y ellas nuestro reconocimiento y más sentido homenaje”.
Si en España existiera un gobierno realmente firme, no encontraría interlocutor más válido para tratar con esta caterva de facinerosos que el general de la Guardia Civil, Enrique Rodríguez Galindo, cuya hoja de servicios recoge la desarticulación de 10 comandos ilegales y 58 legales de la banda terrorista E.T.A. (m); 1 comando ilegal y 10 legales de la banda terrorista E.T.A. (pm); y 2 comandos ilegales y 3 legales de la banda terrorista Comandos Autónomos Anticapitalistas, con un total de cerca de 900 terroristas detenidos.
Hechos que le valieron ser el militar más condecorado del cuerpo, con reconocimientos como la Cruz de Oro de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, la Gran Cruz de la Orden y Encomienda de la Orden del Mérito Civil, 2 cruces de Plata de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, 4 cruces de la Orden del Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo, la Placa y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, 2 cruces de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco de primera clase, 3 cruces de la Orden del Mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco (tres veces, 2 cruces de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco de primera clase, la Medalla de Plata al Mérito Policial y otra Medalla al Mérito Policial con distintivo blanco, así como la Medalla al Mérito de Protección Civil. Pero Zapatero y Rubalcaba, quienes hoy tienden la mano a los etarras a cambio de no se sabe qué, no están a la altura de las circunstancias, como tampoco es previsible que lo esté el hipotético próximo gobierno que heredaría la firma de la pretendida paz definitiva.
Es triste decir que la única esperanza que queda es que tanto la infame pantomima de San Sebastián, como el comunicado de estos encapuchados anónimos, además de dirigirse al indigno gobierno español, se refieren también al estado francés para que negocien en plan de igualdad con los delincuentes “para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada”; y no es de esperar que los franceses, sólo por amor propio, que no por el amor que nunca han profesado a España, se rebajen a semejante vileza.
Por eso, desesperado ya de los gobiernos de Madrid, que, desde los tiempos de Adolfo Suárez, todos y de alguna manera se han enfangado, minando las bases del estado de derecho, en intentos de negociar con los terroristas vascos, sólo pongo mis esperanzas en la firmeza del país vecino, y a París grito desesperado el verso que en 1792 escribiera Rouget de Lisle: “Allons enfants de la Patrie”
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO