Ante la fiesta de la INMACULADA CONCEPCIÓN
Fidel García Martínez. En la fiesta solemnísima de la Concepción Inmaculada de la Madre de Jesucristo Dios y hombre verdadero, es necesario hablar de pecado y de gracia, realidades fundamentales de las que el actual magisterio ordinario apenas habla. No faltan acomplejados en la Iglesia Católica que seducidos por lo políticamente correcto nada dicen de la castidad, virginidad por ser dicen-algo negativo y frustrante. Más aún el pecado original es considerado incluso en algunos centros católicos universitarios como un mito precientífico opuesto a las fantasías evolutivas del ateísmo materialista.
Sin embargo es imposible conocer el dogma de fe de la Inmaculada Concepción sino se admite algo tan fundamental como: Nuestra Señora nunca estuvo manchada por el pecado original, pero esto supone e implica que María fue llena de Gracia santificante desde el mismo momento de su concepción; siempre gozo de la amistad con Dios. El misterio del pecado original cuyas consecuencias enfermedad, dolor, muerte, han acompañado el ser humano durante toda su historia y que se manifiesta en el deseo de dominar en el mundo del trabajo explotación, en el mundo de la sexualidad dominado por la explotación e ideología de género. La gran tentación del ser humano ha sido desde el principio seducido por Satanás que no es un mito sino un ser espiritual que se rebeló contra su Creador e incita al ser humano a seguir sus pasos Odium Dei, para su perdición.
Aquí reside el significado del dogma de la Inmaculada, en María contemplamos, como a través de innumerables generaciones el rostro de la mujer tal como Dios la creó. Por eso su profecía se ha cumplido: ME LLAMARÁN BIENAVENTURADA TODAS LOS NACIONES PORQUE EL PODEROS HA HECHO EN MÍ GRANDEZ PROEZAS.