Así fue el Congreso Internacional de la Lengua Española
Punto final del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Córdoba (Argentina) desde el pasado miércoles, que ha analizado múltiples cuestiones relacionadas con el español: su presente –nadie pone en duda el momento dulce por el que atraviesa- y su futuro, sobre el que aparecen nuevos retos e interrogantes más allá del previsto crecimiento numérico de hablantes. El próximo congreso se celebrará dentro de tres años probablemente en Arequipa (Perú), la ciudad natal del Nobel Mario Vargas Llosa.
Un total de 250 ponentes, procedentes de 32 países (21 de ellos, hispanohablantes) han debatido en sesiones plenarias, ponencias y paneles sobre un amplísimo abanico de temas: unidad y diversidad del español, el papel de las Academias, lenguaje inclusivo, mestizaje lingüístico, lenguas precolombinas de América, traducción, literatura, historia, educación, corrección política, exilio, periodismo, judeoespañol, valor económico de nuestra lengua…
Y también sobre la sociedad digital, inteligencia artificial, ciencia en español, innovación o emprendimiento. Asuntos de este siglo XXI que aportan más interrogantes que certezas.
Con más de 5.000 inscritos que han seguido las sesiones, una casi equiparación entre panelistas hombres y mujeres, y un público muy entregado y mayoritariamente (85 %) femenino, hoy era el día de los balances, los agradecimientos y las enhorabuenas por la organización y desarrollo de un congreso para el que se acreditaron 500 periodistas.
El presidente de la Academia Argentina de las Letras destacó la “salud envidiable” del español, sobre el que “no se ciernen peligros”. Para José Luis Moure, el respeto a las variedades del español se ha conseguido gracias al panhispanismo.
El director académico del Instituto Cervantes calificó como “un puntazo” el congreso y la “variedad digna de encomio” de los asuntos abordados.
Richard Bueno explicó el largo camino que llevó a elegir el lema (“América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento”), que fue el más largo de los lemas escogidos en los siete congresos anteriores, e hizo balance de los temas tratados, que se estructuraron en torno a cinco ejes temáticos.
El secretario general de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española) afirmó que esta entidad, no siempre reconocida, defiende el policentrismo del español y un panhispanismo “que deja atrás viejas hegemonías y formas de dominación a través de la lengua”. Para Francisco Javier Pérez, la lengua es y debe ser “multinacional”.
No quedó fuera de la ceremonia de clausura el intendente (alcalde) de la ciudad anfitriona, conocida como “la docta Córdoba”. “Lo logramos”, dijo triunfal Ramón Mestre tras agradecer el “trabajo colaborativo” de miles de cordobeses que se volcaron en el Congreso y siguieron con evidente interés tanto el programa académico, desarrollado en el recién rehabilitado Teatro Libertador San Martín y otros edificios cercanos, como las múltiples actividades culturales de estos días.
“Pretensión de uniformidad”
Antes de la clausura se celebró la última sesión plenaria especial, que presentó Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y protagonizó María Teresa Andruetto. La admirada escritora cordobesa se mostró combativa contra lo que denominó la “pretensión de uniformidad” del idioma. “La monolengua produce depredación”, dijo, “somos mestizos culturales”.
Con voz suave, Andruetto leyó un largo discurso en el que reivindicó la diversidad y los disensos, la resistencia ante quienes aspiran al “purismo idiomático” y la oposición al uso de un hispanoamericano neutro en doblajes de películas y traducciones de libros.
A su muy aplaudido discurso, García Montero respondió –como hablante- que la nueva Gramática española y demás normas (ortografía, etc.) son fruto de un gran acuerdo entre las Academias y no una obligación de la RAE. Recordó que el Instituto Cervantes no impone el español de España (ni siquiera está presente en los países hispanohablantes) y que el SIELE es una acreditación del nivel del idioma que depende del Cervantes y de tres universidades, dos de ellas hispanoamericanas (Buenos Aires y UNAM de México).
En definitiva, que el español es de todos y que quedan muy atrás los tiempos en que España (donde solo habitan el 9 % de los hispanohablantes) decidía qué y cómo debía hablarse con corrección.
Todo ello un botón de muestra de un debate soterrado que, en este congreso celebrado en el país del voseo, ha surgido en conferencias y paneles. No era la única cuestión espinosa. En la inauguración presidida por el Rey de España –acompañado por Doña Letizia- y el presidente de Argentina el pasado miércoles, Mario Vargas Llosa criticó al presidente de México por su petición al Rey de España para que pida perdón por la conquista de hace cinco siglos.
También hubo momentos para la risa, en especial en espectáculo que ofrecieron los argentinos Les Luthiers en la noche del jueves ante miles de personas, y otros para el homenaje, como el que se rindió a Víctor García de la Concha, exdirector de la RAE y del Instituto Cervantes, quien no pudo asistir por motivos de salud.
Un congreso en el que se ha batallado contra los retrasos y los incumplimientos horarios del apretado programa académico; un congreso con llenos totales en las salas y con muchos jóvenes estudiantes entre el público; un congreso en el que se habló de muchos asuntos pero en el que –según criticó Andruetto- no hubo un panel específico sobre uno de los temas estrella en la actualidad: el lenguaje inclusivo.
Y, como guinda final posterior –y ajena- al congreso, el fútbol: Luis García Montero asistió al campo de fútbol del Talleres, el estadio Mario Alberto Kempes, que albergaba el encuentro entre este equipo local cordobés y el River Plate de Buenos Aires, campeón de la última Copa Libertadores. Ahí se le hizo entrega de un placa conmemorativa del congreso y una camiseta de los "tallarines". El balompié argentino también se expresa, cómo no, en español.