Asunción y el acomodo socialista
Tomás Salinas
Frase lapidaria la de Antoni Asunción, a la sazón ex ministro socialista que ahora quiere aguarle la fiesta a Jorge Alarte en la Comunidad Valenciana. “Hay acomodo. No se busca tanto ganar como mantener el empleo”. Es un resumen perfecto de las actitudes y comportamientos de la gran mayoría de los dirigentes del PSOE, aplicable no sólo a los valencianos, sino también al resto de aquellos miembros del partido que mal dirigen las comunidades autónomas y administraciones públicas que gobiernan, que peor ejercen la oposición en aquellas en las que no son mayoría, y que catastróficamente rigen los destinos del Estado. Ha acertado de pleno al definir la característica común de todos los miembros de la casta política nacional, en la que hay que incluir, como no, a los de los restantes partidos. Viene a confirmar lo que todos los españoles sabemos y pensamos de aquéllos que tan funestamente nos representan: la búsqueda incansable del beneficio personal, el acumular puestos y sus consiguientes prestaciones, el favorecer intereses particulares y/o familiares, el derrochar favores reintegrables en forma de contratos a allegados o empresas, el garantizarse retiros dorados donde trabajar aún menos, el llevárselo directamente y sin intermediarios mediante comisiones y sobornos y el perpetuarse en el cargo hasta el final de los tiempos son los objetivos más importantes de los componentes de esta lacra desde que aspiran a llegar al poder.
Lo dicho por Antoni Asunción da para mucho. Ya que se lleva lo de la memoria histórica, cambiar el heroico “no pasarán” de la izquierda española en la Guerra Civil por el “no me moverán del cargo” de los actuales socialistas invita a que los que sienten y piensan en rojo dinamiten la dirección actual antes de que esta destruya con su traición todos sus principios. Ahora bien, cabe considerar que el antaño ministro está en el mismo paquete que aquéllos a los que ha dedicado su frase. O puede que no. Haciéndolo fácil uno no puede evitar canturrear “el vino que tiene Asunción, ni es blanco ni es tinto ni tiene color”. Igual es más vinagre del malo con el que seguir inundando y amargándonos la vida. O igual hay que bebérselo en un cáliz sagrado y bendecir su aroma. Ya se verá.