Redacción Madrid. 6 de Noviembre.
El semanario Alba, en su edición de esta semana, recoge de manera sintética y muy acertada las principales incógnitas que ha generado la victoria electoral de Barack Obama en las elecciones presidenciales norteamericanas, especialmente en el apartado moral.
En el texto, elaborado por José María Ballester, se subraya el contenido de un discurso que el entonces precandidato demócrata a la Casa Blanca (era el mes de julio de 2007) ofreció ante la Planned Parenthood (que podríamos traducir como “Planificación Familiar”). El ahora presidente de EE.UU. expuso algunas de sus “ideas” en relación con el aborto y la educación sexual.
En aquel momento, el Tribunal Supremo estadounidense declaró constitucional la ley que prohibía el aborto por extracción parcial, una iniciativa legislativa de George W. Bush que fue aprobada por el Congreso. Éstas fueron las palabras de Obama, entonces:
“Ha llegado la hora de que cambie la actitud en la Casa Blanca y en el Tribunal Supremo. Sabemos que cinco hombres (en alusión a los jueces) no saben mejor que las mujeres y sus médicos qué es lo más conveniente para su salud. Sabemos que el derecho de una mujer para decidir cuántos hijos quiere tener y cuándo, sin interferencias gubernamentales, es una de las libertades más fundamentales de este país”. Ni una palabra sobre el derecho a la vida del no nacido.
Y continuaba el entonces aspirante al Gobierno del país más poderoso del mundo: “He luchado por la libertad de elegir en el Senado de Estados Unidos y voté en contra de la confirmación de los jueces Roberts y Alito”, en clara alusión a los dos magistrados provida nombrados por Bush para formar parte del Tribunal Supremo.
Ya en el turno de preguntas, Barack Obama dijo que “la primera cosa que haría” al llegar a la Casa Blanca sería “sancionar la ley sobre libertad de elección”; o sea, flexibilizar y ampliar la legislación a favor del aborto.
Pero quizá lo más sorprendente del recién elegido presidente norteamericano es que, en otra ocasión, puso de manifiesto su confusión respecto al momento en el que comienza la vida humana. Cuando fue preguntado por esa cuestión en un programa de la cadena de televisión Fox News, respondió en un estilo que recuerda mucho las reflexiones de Pepiño Blanco los lunes por la mañana: “No tengo una idea clara de si la vida empieza o no con la concepción, pienso que es muy difícil saber lo que significa: ¿Es cuando las células se separan?, ¿o cuando el alma se despierta?, disertó en voz alta el filósofo Obama.
Bien es cierto que ya en campaña electoral, cuando sabía que tenía que ganar el voto de muchos millones de norteamericanos para alcanzar el poder, se mostró bastante más conciliador. En abril de 2008, Obama dijo que “podemos encontrar un terreno de entendimiento entre los provida y los que no lo son, ya que hay gente de buena voluntad en ambos bandos”. Como si la vida humana fuera una cuestión de bandos.