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Diario YA


 

tras el incidente del gimnasio madrileño

Benemérito Instituto

Pedro Sáez Martínez de Ubago. Cuando en 1844 el Mariscal pamplonés D. Francisco Javier de Girón y Ezpeleta fundó la Guardia Civil, lleno de buenas intenciones, para luchar contra el bandolerismo de la época, el Duque de Ahumada y Marqués de Las Amarillas, ignoraba el favor que, con el tiempo, le haría a España, así como el inmarcesible prestigio que llegaría a coronar su Instituto Armado.

Desde la tarde del martes, por un desgraciado incidente en un gimnasio madrileño, donde un sargento del cuerpo asesinó a su novio en un ataque de celos, lo que ordinariamente podría denominarse un crimen pasional, son incontables los medios, programas y tertulianos que, haciendo leña del árbol caído, se están cebando en sus ataques y críticas a la Guardia Civil.

Con esta actitud de carroñeros, por la infamia de dos de sus miles de miembros, se está poniendo en tela de juicio el honor, sagrado para el Cuerpo que, posiblemente, más y mejores servicios presta en la actualidad a España. Ignoro si se debe a que en verano no saben de qué hablar, dejando a un lado, los atascos de tráfico y las vacaciones de los famosos; ignoro si porque, hablando de esto, echan cortinas de humo sobre otras cosas más importantes: el interés desmesurado alcanzado por las subastas de deuda pública española; la presunta espera por parte del Gobierno de un gesto de ETA; la verdad del caso Faisán; los desacuerdos entre el Estado y las autonomías sobre el pago de su deuda; la crispación en el partido de gobierno; la veracidad de las encuestas del CIS en un clima de incertidumbre electoral...

Lo que no se puede negar es que el Benemérito Instituto Armado de la Guardia Civil, es hoy, haciendo honor a su himno, una verdadera “guardia fiel de España entera”, con miles de muertos en el cumplimiento del deber (muchos de ellos a manos de los terroristas) y más aún anónimamente, en carreteras, playas, fronteras, combatiendo el narcotráfico, en diarios salvamentos de mar y montaña, en misiones humanitarias internacionales... Hasta en la Guerra que asoló España de 1936 a 1939, ejemplos de heroísmo, uno en cada bando. Por citar dos: el republicano General Escobar y el nacional y laureado Capitán Cortés (defensor del Santuario de la Virgen de la Cabeza). Si los medios informaran debidamente y con el mismo interés de cada misión bien cumplida por la Guardia Civil, habría que incrementar el grosor de los periódicos y la duración de los informativos.

Pero ¡Ironías de la vida! parece las misiones bien concluidas, el deber cumplido, los servicios prestados… no importan o no existen. El morbo está en que dos garbanzos negros han muerto en deplorables circunstancias  ¿Qué más quieren los enemigos de la Guardia Civil, que suelen coincidir con los enemigos de España? ¿Qué se puede esperar de unas televisiones cuyo líder de audiencia el pasado año (con excepción de la final de la copa del mundo de fútbol) es el programa de Belén Esteban, donde no falta, de vez en cuando Antonio David Flores, un exguardia civil corrupto?

 Yo lo tengo muy claro: un incidente aislado puede producirse en cualquier momento; y un indeseable puede colarse en la más noble institución. Pero para mí, todos y cada uno de los miles de guardias civiles que, con su sacrificio cotidiano y anónimo, y a cambio de una pequeña paga (no como los políticos) velan por el orden y la ley, permitiéndonos vivir, circular y dormir más tranquilos, son merecedores de nuestra gratitud y dignos del honor del Benemérito Instituto, Guardia fiel de España entera.