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Diario YA


 

EDITORIAL

Bildu y las tres consecuencias

José Luis Orella. El tribunal Constitucional, que por la elección de sus miembros, actúa como una tercera cámara política, acaba de echar por el suelo, una vez más las conclusiones del Tribunal Supremo. Bildu se presentará a las elecciones, y la izquierda abertzale volverá a tener bajo su control una cincuentena de poblaciones. Las consecuencias inmediatas son tres:

Sociales: el mundo abertzale sobrevive y consigue vertebrarse en una opción política

Políticas: la izquierda abertzale con su coalición con EA y Alternatiba se convierte en un referente alternativo frente al PNV

Económicas: los municipios en sus manos pueden “perder” dinero en subvenciones a grupos próximos a ETA

Pero los interrogantes son muchos en torno a un movimiento político, que no cuenta con la representación exclusiva de la sociedad vasca, y que en el origen nutricio de sus ideas se contradice con los derechos universales de la dignidad humana. Desde siempre, el soberanismo vasco se ha arrogado la exclusiva representación de los intereses sociales, económicos, culturales, educativos, laborales y políticos del pueblo vasco. Por que se considera el único que defiende una concepción de la nación como ente abstracto, único e indivisible, a la que los individuos de la sociedad que la forman, quedan subordinados sin límites al interés general de la nación a redimir.

Su concepto de humanidad va ligado a la creencia de que la lengua, y las costumbres determinan el carácter primordial de un grupo social, como para darle el calificativo de nación. Al tener ésta el derecho inalienable de alcanzar su soberanía política, el nacionalismo tendrá la única misión de obtener por las vías que considere necesarias la consecución de la independencia, porque la soberanía nacional es un valor primordial que esta por encima de los derechos más elementales de la persona como tal.