Bilingüismo y educación
Antonio García Ramoneda. El idioma con el que uno piensa y se expresa, como las convicciones religiosas, forman parte de los sentimientos más íntimos y genuinos del ser humano. Ambos son derechos primigenios que las leyes positivas han de reconocer.
Y lo mismo que no se puede obligar a nadie a practicar una determinada religión, tampoco se le puede forzar a tener como vehicular una determinada lengua. El problema se plantea, en el orden práctico, a la hora de establecer la lengua vehicular del sistema educativo en una sociedad bilingüe como la catalana. La nueva ley de Educación de Cataluña establece que sea el catalán; particularmente creo mejor solución, y evitará suspicacias y controversias, el que en todos los colegios haya asignaturas que se den totalmente en catalán y otras totalmente en castellano.
Y aún mejor si hay otras se dan en inglés, como ya ocurre en algunos centros. Después, en el patio, que hablen como quieran. No hay que poner puertas al campo ni constreñir la libertad de nadie.