José María Caparrós

Recientemente tuvo lugar en Toronto la entrega de los Oscar de Bollywood. Sí, lo que escrito bien. Me refiero al cine indio realizado en Bombay -ahora se llama Mumbai-, que ha celebrado la 12ª gala de sus premios en Canadá.

Emulando a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood, la India también posee su Meca del Cine. Y desde hace una decena de años, sus estatuillas doradas se han entregado en diversos países, como Sri Lanka, Singapur, Malasia, Sudáfrica y Holanda.

Este año le ha tocado a América del Norte. Y en Toronto, la joven Academia Internacional del Film de India (IIFA) ha organizado su ceremonia itinerante, la cual alcanzaría unos 700 millones de telespectadores, además de los 25.000 fans que se acercaron para ver de cerca a sus ídolos al paso por la alfombra roja bollywoodiense.

No voy a dar los nombres de los premiados ni los títulos de las películas “oscarizadas”, todos desconocidos en España. Más bien constatar que el cine indio es uno de los principales productores del mundo. Con una media de 800 largometrajes anuales, ya supera a la industria de Hollywood. Según los datos de la Federación de Cámaras de Comercio de ese país, los filmes made in Bollywood crecen a un ritmo del 30%, generando cada año alrededor de 4.500 millones de dólares de recaudación. Aun así, las películas producidas en la India tienen que enfrentarse a un babel lingüístico, pues se pueden encontrar en hasta 52 idiomas y dialectos distintos.

Cuba Gooding Jr., actor estadounidense ganador de un Oscar de Hollywood por Jerry Maguire (Cameron Crowe, 1996), que fue el encargado de entregar la estatuilla al Mejor director indio del año 2010, Karan Johar (en la foto), manifestó: “Creo que es absolutamente maravilloso cómo la India ha hecho evolucionar el mundo del espectáculo y me encantaría actuar en una película de Bollywood”.

Una media de 3.600 millones de personas de todo el mundo ven las películas indias -debido asimismo a la emigración, que quiere mantener la identidad de sus hijos en Occidente-; mientras los filmes producidos por Hollywood sólo alcanzan los 2.600 millones de espectadores, gracias también al mercado europeo.

¿Cuál es la clave de este éxito oriental? Son películas musicales y costumbristas muy simpáticas, sin efectos especiales, que ante todo llegan al corazón.