Brasil deja a Italia sin aire
Redacción Madrid. 11 de febrero. La selección brasileña superó a la de Italia (2-0), actual campeona del mundo, en el amistoso disputado en Londres gracias a los goles de Elano y Robinho en la primera media hora de juego, con los cariocas 'gustándose' por momentos ante una escuadra transalpina demasiado cándida.
Italia, inmersa en un proceso de regeneración aunque no encuentre los futbolistas jóvenes que sustituyan a los que levantaron el trofeo Julius Rimet hace tres años, cayó ante una Brasil sin las estrellas rutilantes de otras épocas, pero con calidad suficiente para ver puerta contraria con facilidad.
Los transalpinos no ofrecieron la firmeza defensiva que se les presume, con una línea tan experimentada como la formada por Zambrotta, Legrottaglie, Cannavaro y Grosso, y en sendos errores defensivos encajó los dos goles del partido.
El primero es cierto que surgió de una interesante combinación entre Ronaldinho, el 'tránsfuga' Robinho y Elano, que culminó este último después de que el balón tropezara en Legrottaglie. Pero el segundo fue mitad error garrafal de Pirlo, perdiendo un balón en la frontal del área, y mitad ingenio de Robinho.
El jugador del City le robó el balón al centrocampista del Milan y luego 'gambeteo', con bicicletas incluidas, para lanzar un ajustado disparo que batió por bajo a Buffon. Robinho sonreía y demostraba su calidad, aunque siga siendo un jugador sin continuidad.
Italia apenas exigió a Julio César en el primer acto, salvo un gran disparo de De Rossi, y todos sus argumentos ofensivos se colgaron de las espaldas de Luca Toni. La salida del ariete del Bayern mejoró sensiblemente las aproximaciones del cuadro de Lippi al área carioca.
De hecho Brasil debe el cero en su portería a grandes intervenciones de Julio César, especialmente una a diez minutos del final en la que sacó un remate del italiano a centímetros de la portería.
Italia cargó, pero sin premio, ante una Brasil que se dejó ir en la última media hora, consecuencia de la mentalidad de muchos de sus jugadores sobre el césped, deseosos de gustarse y ser admirados, pero sin consistencia suficiente para devolver a Brasil al primer plano futbolístico, sobre todo en capacidad de juego.