Luis Alfonso

La beatificación de Cardenal John Henry Newman es el reconocimiento de que el corazón del hombre solo descansa cuando encuentra la verdad.

Tras una vida dedicada al estudio y la pertenencia a la Iglesia Anglicana se convirtió al catolicismo en 1845. Su vida no estuvo exenta de polémica por su posición y sus escritos eclesiásticos, de hecho tenía consecuencias sociales graves la conversión al catolicismo en la Inglaterra de mediados del siglo XIX.  Los católicos estaban fuertemente discriminados  y tenían sus derechos civiles recortados. La misma Iglesia Católica era poco atractiva para Newman. La certeza inquebrantable  adquirida con el estudio del catolicismo y su historia a través de los padres de la Iglesia, le hace dar un paso definitivo de abandonar la Iglesia Anglicana.

En 1842 se retiró a Littlemore, y vivió en condiciones casi monásticas con un pequeño grupo de seguidores y mientras ellos estudiaban a los santos ingleses él dedicaba su tiempo a escribir los “Ensayos sobre el desarrollo de la doctrina cristiana”. Estudiando las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y la de Roma fue haciendo suyo el credo y la liturgia católica romana. Llegó a publicar, de forma anónima, una retractación formal de todas las afirmaciones que había pronunciado contra la Iglesia de Roma previamente.

En 1879 recibe el anuncio de su designación cardenalicia, sin ser obispo, porque es el padre de un florecimiento de un catolicismo que se apagaba en Inglaterra.

Brillante escritor de numerosos escritos católicos de teología, filosofía, educación y literatura. Ha dejado una herencia cultural que sigue teniendo vigencia en la doctrina católica. Algunos de sus escritos son biográficos o semibiográficos y hacen ver el camino de la conversión que realizó.