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Diario YA


 

Calificación de la conciencia cívica

           Beatriz Bullón. 1 de Septiembre.

               En la evaluación de la Educación ético-cívica de cuarto curso  necesitaremos la utilización de la introspección y el análisis psicológico.

El primer criterio de evaluación exige comprobar que cada alumno y alumna asume y controla sus propios sentimientos, se pone en el lugar de los otros y utiliza el diálogo y otros procedimientos no violentos para superar los conflictos en sus relaciones interpersonales, que razona sus elecciones y que es responsable de sus actos. No podemos imaginar un control más pormenorizado y de imposible realización.
 
 Otro criterio de evaluación del Real Decreto que establece las enseñanzas mínimas de la ESO es el que mira a si se reconocen los Derechos Humanos como principal referencia ética de la conducta humana, manifestando actitudes a favor del ejercicio activo y el cumplimiento de los mismos. A través de este criterio se trata de valorar si el alumnado entiende los derechos humanos como una conquista histórica inacabada y manifiesta una exigencia activa de su cumplimiento. Lo que trata de asegurar que el alumno ha recibido la ideología del gobierno sobre los derechos humanos y que ésta es referente ético principal de la conducta humana. El problema práctico que vemos más acuciante será como comprobar que el alumno exige activamente el cumplimiento de los derechos humanos, si será suficiente que aporte foto como participante en manifestaciones o  escritos a periódicos o revistas, exigiendo el primer caso, el desplazamiento del profesor a la concentración para evitar fraudes. Aumenta la dificultad en la valoración el hecho de que, al presentar como inacabados estos derechos, no sabemos si la mayor calificación la tendremos que dar al alumno que discurra unos nuevos derechos más imaginativos. Son tan aburridos los derechos de siempre dirán nuestros alumnos, demasiados dogmáticos añadirán algunos teóricos de la materia.
 
El punto 6 de los criterios de evaluación, vuelve a exigir que se asuma la moral del estado: la valoración de la democracia como una conquista ético-política y su aplicación para enjuiciar actuaciones y actitudes cotidianas de la vida pública. La democracia es un sistema de gobierno, no todo sistema democrático es ético sino se atiene a valores. No siendo la democracia un juicio moral ¿Cómo valorar el juicio democrático del alumnado? El verdadero problema de este criterio y el anterior es que propugnan una nueva ética: una especie de moral cívica que impone una serie de valores concretos que son los elegidos por el Estado.
 
El criterio de evaluación del punto 7, como los anteriores, requiere el examen de conciencia: hay que evaluar las actitudes de tolerancia y solidaridad, recurrirá el profesor al Pepito Grillo de Pinocho.
 
El 8 adolece de lo mismo; se ha de comprobar si el alumno valora la cultura de la paz y si reflexiona y asume el papel de la participación humanitaria. ¿Cómo entrar en el recinto de la conciencia del alumno?
 
El punto 9 valorara el reconocimiento de la igualdad y el rechazo de la violencia contra las mujeres. ¿Cómo medir el rechazo? Parece no cuantificable.
 
El punto 10, junto con el referente a los derechos humanos, nos parece criterio de evaluación estrella, lo transcribimos: “10. Justificar las propias posiciones utilizando sistemáticamente la argumentación y el diálogo y participar de forma democrática y cooperativa en las actividades del centro y del entorno.
 
Mediante este criterio se pretende evaluar el uso adecuado de la argumentación sobre dilemas y conflictos morales y el grado de conocimiento y de respeto a las posiciones divergentes de los interlocutores, tanto en el aula como en el ámbito familiar y social. Por otra parte, se pretende conocer la manera y el grado en que el alumnado participa y coopera activamente en el trabajo de grupo y si colabora con el profesorado y los compañeros y compañeras en las actividades del centro educativo y en otros ámbitos externos”  Aquí se mide la argumentación y el respeto a las posiciones divergentes, añade una nueva dificultad: se entra en el ámbito familiar. Suponemos que la familia debe invitar al profesorado al almuerzo o la cena alguna vez por semana para que se realice una correcta evaluación. Nos gustaría saber cual es la valoración de los argumentos en conflictos morales y como el profesor entrará a valorar el conocimiento y respeto de las posiciones divergentes en el ámbito familiar y social, si es el encargado de determinar que los padres respeten el derecho al aborto que pretenda el alumno o deben entrar a decidir sobre la vida de un enfermo terminal en el ámbito familiar empleando argumentos propios.
 
El régimen de Lenín fue el ejemplo más claro de educación totalitaria del Estado que conoce la historia. En su época, y propiciado por la mujer del tirano, se trato de pasar de una educación en la familia a una “educación en la escuela”, que más tarde sería sustituido por la “educación en la fábrica”. Las consecuencias del sistema de educación comunista se ven bien en las memorias de aquel general del ejército rojo llamado “el Campesino” que narra como funcionaban los tribunales del pueblo en los bloques de vecinos y era destruida la intimidad familiar. Si no es recurriendo a estos métodos no podemos imaginar la evaluación y calificación de esta nueva ética ciudadana.
 

 

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