Carlos Borrás, el artista que instruye a través de las redes
El concepto de autodidactismo ha alcanzado otra nivel desde que las redes sociales y las plataformas populares como YouTube, que permiten generar y compartir contenido de forma masiva. Al recoger el premio Kid’s Choice Awards hace unos años, y dirigiéndose a un público infantil y adolescente, Will Smith dijo que la clave de la vida era correr y leer. Correr para vencer la voz interior que dice “no puedo”; leer porque no hay problema nuevo de la que no haya escrito ya alguien. Y muchas de esas lecturas se encuentran hoy en internet.
Lo cierto es que el mercado global de e-learning pasó de los 35.600 millones en 2011 a los 56.200 millones en 2013, y a los 107.000 millones en 2015. Son datos de la Online Business School y AEFOL, una empresa de servicios especializados, entre otras cosas, en la consultoría estratégica de e-learning. Incluso entre las opciones presenciales, las aulas de enseñanza virtual son hoy una herramienta imprescindible.
Está claro, por lo tanto, que las nuevas tecnologías han triunfado como nuevo canal para el aprendizaje. Al margen de esos flujos “oficiales”, diríamos, de formación, muchas son las personas anónimas que comparte su conocimiento sobre un tema que dominan a la perfección a través de la red. Lo hacen a través de blogs, de tutoriales, de ebooks o de cursos que son para ellos una fuente de ingresos extra, y mediante los que enseñan a otros.
Carlos Borrás es uno de ellos. Se trata de un artista y emprendedor que dirige sus contenidos a gente joven y adulta a través de su canal en YouTube y de un blog con el que, explica, pretende cambiar la manera de formarse. Borrás ha lanzado un proyecto para que los futuros artistas, escultores y creativos en general “escojan el camino correcto, y tengan acceso a la mejor y más actual información de forma libre y gratuita”, explica, a través de sus canales.
Las corrientes de Borrás
Borrás está especializado en el Stop Motion. Hablamos de una técnica de animación que simula el movimiento de objetos estáticos a través de una sucesión de imágenes fijas. Invita a quienes se interesen por estas y otras técnicas, dentro también de la escultura, a suscribirse al Canal de Youtube de Carlos Borrás.
Por su trabajo, se ha ido haciendo un hueco en una de las fiestas más conocidas de nuestro país, las Fallas de Valencia, cuyas efímeras esculturas (fallas) convierten a las calles de la ciudad en un multitudinario museo del que disfrutan grandes y pequeños. Precisamente, en el Blog de Carlos Borrás se puede aprender más sobre la escultura hiperrealista y la pintura. Es un espacio de nueva creación con el que el joven pretende llegar a sus “pupilos” virtuales.
El contenido se ordena en tutoriales en forma de texto, como sucede con la técnica del molde perdido, que el autor utilizó para competir en la Exposición del Ninot de Valencia. La exposición muestra un ninot de cada una de las Fallas que se podrán ver en la ciudad, figuras con representación humana.
“Construí una base de hierro y madera y modelé la maqueta del abuelo y el niño. Medía aproximadamente unos 40 cm y la hice a escala, puesto que las bases del concurso te limitan a unas medidas de 1x1x2”, va explicando el autor.
Así, la creación de un ninot también conlleva el escaneado 3D y la reproducción con una fresadora en poliestireno, el modelado del poliestireno expandido, el uso de esqueleto de hierro para soportar el peso de la escayola, el modelado de manos y cabezas en plastilina, la técnica de vaciado y reproducción en escayola, la unión de todas las piezas y el proceso de pintura, detalles y acabado final.
La actividad en redes sociales
Las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos con los demás. La revista argentina “Voces en el Fénix” le dedicó un artículo a su influencia en la sociedad misma, pero también en la educación. “La escuela no puede quedar afuera de este movimiento cultural. Es necesario que la educación se haga cargo de una formación crítica para filtrar la información que circula en esos nuevos espacios, y permitir una mejor construcción del conocimiento”, escribía Fernando Gabriel Gutiérrez.
Está claro que la educación no debe ser la misma en la era de las redes sociales, siguiendo al autor, y poco a poco los profesores se están animando y formando para trabajar estos entornos desde un punto de vista pedagógico. Todavía hay que superar las connotaciones negativas que tienen dispositivos como los teléfonos móviles en el aula, pero el trabajo colaborativo, la filtración y selección de información, el intercambio de ideas o la consulta a los especialistas se aprender de y en las redes.
Quienes parecen haberlo comprendido son aquellos que pretenden instruir haciendo uso de ellas. Cada uno se mueve en el entorno que estima conveniente, y no es de extrañar que un artista como el mencionado comparta las fotos y su día a día en Instagram. Al fin y al cabo, sus últimos trabajos en Fallas no podían dejar de estar registradas en una red que crece día a día, como es Instagram.
“Compartir es vivir” y el auge de los infoproductos
Ese es precisamente el lema de todos aquellos que comparten información a través de internet, sobre todo de quienes utilizan su conocimiento para llegar al público, sea o no con fines económicos.
Una vía muy recurrente es la de los infoproductos: “Estos infoproductos digitales son una excelente forma de completar una fuente de ingresos más tradicional de venta de servicio profesionales a una tarifa hora establecida”, escribe el experto Franck Scipion en su blog Lifestyel al cuadrado.
Se trata, como él mismo dice, de una alternativa real para montar un negocio, un modelo distinto que es también automatizable y escalable. Y los beneficios son evidentes: no hay costes de distribución, se puede disfrutar del producto al momento de la compra, el coste de producción puede ser bajo y el coste de la venta casi es nulo.