Cars 2
Víctor Alvarado
Para celebrar el 25 aniversario, Pixar ha estrenado la segunda parte de Cars, el largometraje más taquillero (462 millones de dólares) de la ya experimentada compañía de animación. Sin embargo, el resultado deja mucho que desear porque, aunque no está mal, no alcanza el nivelazo de las anteriores consideradas auténticas obras maestras tanto por la forma como por el fondo como Wall-e, Up y Toy story 3 y que siempre consiguen hacerte pensar, emocionar, soñar …
Cars 2 (2011) cuenta las andanzas del coche más rápido del mundo, Rayo McQueen y su amigo Mate, que se verá envuelto en una simpática y atractiva trama de espionaje.
John Lasseter, después de haber realizado la citada Cars, Toy story o Bichos y haber supervisado el resto de producciones, vuelve a la dirección con una película, cuyo guión flojea a pesar de que se trata de una empresa que tiene claro que sólo realiza una secuela, si se consigue crear una buena historia diferente a la original. Las escenas de acción están rodadas de modo impecable, pero las situaciones de mayor peso dramático carecen de la profundidad que el cineasta suele imprimir tanto en los trabajos que produce como en los que dirige. Una de las piezas clave, de mayor mérito, ha consistido en conseguir una iluminación realmente espectacular. La ambientación de los países, donde se han desarrollado las escenas, está muy lograda. Los gags funcionan a medias y se presentan como uno de los lastres de este film.
La caracterización de los personajes nos parece digna de admiración y cuida el detalle al máximo, siendo necesario un segundo visionado para apreciar el trabajo minucioso de los animadores. Todo ello puede deberse a que, en esta ocasión, se ha buscado a un público más infantil con el fin de potenciar el tan deseado merchandising. El pero que le ponemos a esta secuela es que se han olvidado de un público adulto que sigue al binomio Pixar-Disney con devoción por la calidad de las historias que cuenta.
Por último, la cinta pretende que reflexionemos sobre el significado de la amistad. Para el autor, tener un amigo es tener un tesoro, pues es un valor que debe ser protegido, donde las diferencias personales deben limarse e incluso perdonando si las cosas se tuercen. Por otro lado destacamos la inocencia y autenticidad del personaje de Mate, que actúa con el corazón y se muestra como un personaje sin complejos, que acepta a su compañero de viaje con sus cualidades y sus defectos, siendo capaz de dar la vida por el otro.