Carta de Juan Vigón ante los gritos por el homenaje a las víctimas del hotel Corona de Aragón
Juan Vigón. Quisiera agradecer, por escrito, a la Fundación “Mª Eugenia Yagüe Martínez del Campo” el que haya acordado homenajear, expresamente, a las Víctimas del Atentado del Hotel Corona de Aragón. También quiero insistir en que, como traté de decir en el acto, recogí el homenaje, en nombre de las víctimas y de sus familiares dado que hay muchas otras personas, más cualificadas que yo para ello pero que no pudieron desplazarse a Burgos el pasado sábado.
Las Víctimas y familiares del citado atentado, no constituimos asociación, tan solo somos una “familia grande” en palabras de D. Juan Domínguez, que con más de 90 años es nuestro querido y más veterano superviviente. Lamenté que en una ciudad tan grande, en todos los sentidos, como Burgos y habiendo otros 364 días en el año, un grupo de personas se manifestaran a la entrada del Teatro Principal en contra. Ello pudo disuadir a algunos otros burgaleses que hubieran querido acompañarnos, puede que esa fuera la pretensión de los organizadores de la concentración.
En algunos momentos se expresaron con gritos poco pertinentes para un homenaje a VVTT. Que lo valoren las autoridades con benevolencia (allí estaba la Policía) y mejor, que no los tenga en cuenta. Por encima de todo, si algo nos caracteriza a las Víctimas y familiares, es que jamás nos hemos tomado venganza alguna. Ni tan siquiera pretendemos limitar la libertad de expresión de nadie, tan mal entendida a veces. Es cierto que se nos reprocha en reiteradas ocasiones, que somos vengativos por el mero hecho de pedir Justicia, pero ni participamos ni apoyamos ningún “gal”.
Y en una sociedad laica, que parece que no tiene por qué creer en el “más allá”, si no se hace Justicia aquí y en tiempo, tan solo se genera impunidad. El señor Ministro del Interior y la Presidenta de la FVT, en su comparecencia ante la ONU la semana pasada lo expresaron más acertadamente. Ello, la impunidad, insulta a cualquier inteligencia mediana, o incluso corta como pueda ser la mía. En el atentado que nos ocupa y en el que murieron mi madre y una prima hermana, junto a otras 78 personas y donde se produjeron más de 100 heridos, ni se ha investigado a posibles culpables: ni a “eta”, ni a “frap” (hubo llamadas al “Heraldo de Aragón”), pero tampoco a ningún “digamos-posible-gal”, o “cloacas varias” o “extrema derecha” y… Lejos de mí ningún interés en culpabilizar a nadie sin pruebas. Quien puede saber algo más, es el Gobernador Civil de Zaragoza de entonces, que no cito y que aún vive, quien niega el atentado pese a las sentencias y resoluciones de la Justicia (incluso la del Supremo de febrero de 2009). Ignoro si dicho señor pretende llevarse el secreto -o el cumplimiento de órdenes- a la tumba. No le guardo rencor alguno por ello. Pero a los españoles se nos debe la verdad.
Quienes llevamos viviendo a la “sombra de ETA y de otros” más de 50 años, estamos más que deseosos de escuchar palabras de petición de perdón y de construir un futuro juntos –precedidas de la entrega de las armas- de la boca de Josu Ternera o Santi Potros y por supuesto acompañadas de buenas obras que las refrenden. Mi mayor agradecimiento, a cuantos burgaleses han conseguido acompañarnos y a quienes lo han hecho posible desde su cargo, o desde su puesto de trabajo. Y también a quienes con mayor o menor fortuna han dado cuenta de lo sucedido. Le saluda cordialmente, Juan Ramón Vigón García