Cataluña ¿independentismo, comunismo o… ambas cosas a la vez?
Miguel Massanet Bosch. Estamos asistiendo a uno de los espectáculos más bochornosos que un ciudadano pueda contemplar, no sólo por el momento de inestabilidad política en el que, por desgracia, nos encontramos en esta España que parece dejada de la mano de Dios, sino por la deriva que van adquiriendo distintos problemas endémicos que, los políticos que nos gobiernan, no ha tenido la decisión, la valentía o la inteligencia de afrontar antes de que, como ha sucedido, adquiriesen dimensiones que los hayan convertido en el principal problema para el Estado español.
El caso de Cataluña es de aquellos capaces de acabar con la paciencia del mismísimo santo Job. Es cierto que, todos los partidos políticos, en alguna ocasión se han dejado seducir por los líderes catalanes para obtener el apoyo parlamentario necesario para poder gobernar; pero también lo es que, en cada ocasión en que algún líder de un partido, tanto de derechas como de izquierdas, ha acudido a solicitar el apoyo catalán, ha contribuido, de una forma u otra, a que el separatismo catalán consiguiera avanzar un paso más y la comunidad catalana haya conseguido, a la vez, echar un zarpazo más a las arcas de nuestro Tesoro nacional.
En todo caso, obviando una cierta ceguera gubernamental respecto al independentismo catalán, lo que sí es cierto es que, el enfoque y la visión de futuro del señor Artur Mas y de sus socios de gobierno, han sido un completo fracaso; no sólo en cuanto a la táctica que han venido utilizando para su enfrentamiento con el Estado español, una chapuza basada en el chantaje, la amenaza, la mentira, el fomento del odio entre catalanes y el resto de españoles y el victimismo, del propio Mas, que ha querido convertir cualquier aviso respecto a la ilegalidad de determinadas posturas de la Generalitat o el Parlamento y la investigación de puntos negros de la administración catalana en ataques a su persona, con lo que ha pretendido convertirse en un protomártir de la “causa independentista catalana”; una artimaña para conseguir más apoyo del pueblo catalán; como de quienes lo han apoyado, aconsejado y convertido en el monigote más ridículo, en manos de su socio, el señor Junqueras, y sometido al capricho, la humillación y las exigencias de un partido que apenas consiguió 300.000 votos ( un 8%) en las pasadas autonómicas, la CUP de A.Baños, integrado por un grupo de antisistema, comunistas, partidarios de salir de Europa y de implantar en Cataluña un tipo de gobierno de tipo totalitario, con resabios absolutistas, al modo de los usados por los soviets de la antigua URSS.
Tampoco ha sabido jugar, estratégicamente, sus bazas cuando ha tenido ocasión de hacerlo, emperrado en querer conseguir siempre más cesiones del Estado; convencido de que si seguía amenazando con el secesionismo el Gobierno, éste seguiría cediendo a cuantas peticiones se le fueran haciendo. Es obvio que el gobierno del PP ha estado subvencionando, para algunos de una forma poco sensata, a través de sus continuas entregas de ayudas económicas, la financiación de la causa soberanista catalana. Si Mas hubiera olvidado su empeño en conseguirlo todo, es decir, la obtención de su petición de independencia para convertirse en un reyezuelo del nuevo Estado y se hubiera limitado a insistir en una mejor financiación para la autonomía catalana; es muy posible que hubiera logrado lo que se hubiese propuesto, sin llegar al extremo, como ha ocurrido, de entrar en este callejón sin salida en el que, el mismo, se ha metido, en el que ya no caben componendas, porque el señor Rajoy sabe que no puede dar ni un solo paso más en cuanto a cesiones cuando, desde el Parlamento de Cataluña, se le ha lanzado el órdago de la insumisión, el desprecio, la rebelión y la negativa a respetar las leyes estatales y las sentencias de los tribunales.
Un error garrafal de los independentistas que han cortado cualquier posibilidad de negociación. Y aquí, señores, nos hallamos ante una situación kafkiana, un camino sin retorno, en el que el propio Mas, despreciando los consejos de los más sensatos de su partido, se ha empeñado en meterse. No pensó que en las elecciones, que ellos mismos plantearon como plebiscitarias, los resultados le desmintieran cuando los que votaron a partidos constitucionalistas superaron a los que defendían la postura independentista. Aún así, pretendieron hacer trampa cuando quisieron darle un vuelco a los resultados, diciendo que tenían la mayoría de escaños en el Parlamento. Aparte de que no coló el engaño tampoco, como se está viendo, han conseguido controlar esta institución. Se creyó que había actuado astutamente, cuando se colocó en el puesto cuarto de las listas de “JunstspelSí” para evitar figurar como el cabecilla del independentismo, confiado en que, su reelección como presidente de la Generalitat estaba garantizada, con el apoyo del CUP y se ha encontrado con que “la criada le ha salido respondona” y el señor Antonio Baños y familia se han aprovechado de su posición privilegiada para irle negando el pan y los peces, dejándole en evidencia cada vez que ha sometido su candidatura a los votos de los parlamentarios. Conviene que recordemos que, durante todo este tiempo, el gobierno en funciones de la Generalitat parece exclusivamente dedicado a defender la candidatura de Mas y, mientras tanto, la gobernación de la comunidad sigue desatendida, sin que se tomen las medidas pertinentes para solucionar los múltiples problemas, entre ellos el financiero, que afectan al pueblo de Cataluña. La comunidad tiene contraída una deuda de más de 64.000 millones de euros de los cuales, casi la mitad, la tiene con el Estado español. Las farmacias y otros proveedores de la Generalitat siguen sin cobrar y ya son más de 300 los millones de euros que se les deben a aquellas.
Finalmente, el ministro Montoro, parece que ha accedido a darles unos 3.000 millones para evitar que se produzca la quiebra de la comunidad. Es cierto que, en esta ocasión, el préstamo tiene el carácter finalista, lo que quiere decir que, cada pago que se haga con cargo a esta partida deberá de justificarse documentalmente ante la Administración del Estado y no se podrá, como ha ocurrido en otras ocasiones, darle el cambiazo para dedicarlo a favorecer la propaganda o las instituciones separatistas, obviando el verdadero objetivo al que estaba destinado.
Sin embargo, todo parece indicar que, en estos momentos, parece que existe la disposición a someterse a las exigencias de la CUP y que, ésta, probablemente accederá a la investidura de Mas, previo el compromiso de éste y su partido (lo que queda de la desmembrada CDC), a someterse a las exigencias impuestas por el partido de extrema izquierda que, de esta forma, va a conseguir implantar el primer foco comunista, con todas sus consecuencias, en la autonomía catalana. Lo que se ve venir es que, incluso que la propuesta independentista no medre, que el Gobierno consiga parar el golpe y no prosperen las intenciones manifestadas en el Parlamento Catalán, presidido por la señora Carmen Forcadell; esta región de España va a convertirse en un enclave en el que los impuestos, la inseguridad jurídica, el éxodo de las empresas ( el goteo de las que huyen de la quema es incesante), las expropiaciones de viviendas vacías y los aumentos desorbitados de los impuestos ( el caso del IBI puede ser demencial, según se anuncia), del intervencionismo en las empresas y de las decisiones tipo Ada Colau; pueden llegar a un extremo tal que, los ciudadanos españoles, que vivamos en esta tierra, vamos a sentirnos como si, en realidad, nos sintiéramos en otro país tercermundista, lejos del amparo de la democracia en la que pensábamos que nos encontrábamos.
¿Qué ha ocurrido para que hayamos llegado a este punto y qué culpa tienen nuestros gobernantes de habernos dejado a los ciudadanos españoles, que nos sentimos como tales, abandonados al arbitrio de toda esta serie de indocumentados, progres, agitadores y activistas incapaces de tomar una decisión sensata y dispuestos a acabar con la seguridad, el orden, la propiedad y las libertades cívicas, para llevarnos a una nueva versión del socialismo estalinista soviético? O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, de pronto, como si de una pesadilla de terror se tratase, nos encontramos en manos de una serie de comunistas que, en virtud de una ley electoral absurda, han conseguido imponernos su yugo, con la colaboración de este tonto, cabeza de turco y obseso del separatismo en que se ha convertido Artur Mas, junto a sus secuaces, víctimas de su propio fanatismo y, quién sabe, de que otros temores de que pudieran destaparse nuevos casos de corrupción, como los del señor Pujol y sus hijos, a los que pudieran temer. Muchos deberán rendir cuentas, ante los ciudadanos de esta autonomía, por habernos dejado al albur de quienes, llevados de su estupidez y de su odio hacia el resto de españoles, han conseguido enfrentarnos los unos con los otros, amenazando con acabar con todo lo conseguido hasta ahora. “Aníbal ad portas” como dijo Cicerón en sus Filípicas.