Carlos de la Fuente..Apuestas deportivas, póker y casinos son las opciones preferidas a la hora de tentar a la suerte en el ciberespacio, donde el sexo masculino copa el 87% del total de usuarios.

Cuando el año va tocando a su fin, y la retahíla de resabidos villancicos en casas, calles y centros comerciales alcanza su auge más sonoro; cuando comprobamos que nuestro bolsillo no da abasto para cubrir tanto regalo y comilona, es cuando, todos al unísono, confiamos en la suerte en forma de boleto para soñar con un pellizco que nos facilite esto de vivir todos los días.

Y por un momento, mientras hacemos cola para comprar el décimo de Navidad, nos sentimos como Alekséi Ivánovich frente a la mesa de la ruleta, viendo a cámara lenta como una bolita puede cambiar la suerte según el capricho de la casilla en la que tenga a bien finalmente posarse. Pero, a diferencia del citado protagonista de la novela “El jugador” de Dostoievski, tornamos el casino por la administración de lotería, y la caprichosa bolita por el casi homónimo boleto.

Sin embargo, son muchas las personas que fuera de estos periodos donde el ejercicio del juego resulta casi una obligatoriedad, no contemplan la continuación en el mundo físico para llamar a la suerte y, a través de un doble click en el icono de su navegador, acceden a un sin fin de posibilidades para intentar que su capital se multiplique. Y los datos hablan por sí mismos.

El juego en el ciberespacio es cosa de hombres, los cuales se decantan, respectivamente, por apuestas deportivas, póker y casinos; y a las estadísticas me remito para que las féminas no pidan incluir mi nombre en la lista de espera del patíbulo. De los 824.026 jugadores españoles que en 2014 tentaron a la suerte a través de la red, 716.530 pertenecían al sexo masculino, lo que supone el 87% del total.

Con un gasto medio por persona de 243 euros al año, siendo la inversión masculina el doble que la femenina, el auge de casas de apuestas y webs dedicadas a estos asuntos se supone comprensible, así como la regulación a la que últimamente se ven sometidas. Si se tiene además en cuenta que el número de apostantes crece hasta en casi 60.000 personas por mes, y que la media de jugadores activos mensual es de 326.954, podemos hacernos un esquema mental del éxito de este tipo de negocio. Y, quizá, no tener que esperar hasta la Navidad para sentirnos como el protagonista de una novela rusa.