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Diario YA


 

Mater Dei - 30 de Junio

Corazón esponsal de Cristo, ruega por nosotros

Mater Dei. Tu corazón de Esposo gusta de ese suave amor, y de esa unión inefable, que reservas para los tuyos, los más íntimos. Corazón esponsal, que palpitas al unísono con tu Esposa, la Iglesia. Esposo de tantas almas, que se dejan traspasar contigo por aquella misma lanza que abrió tu costado en la Cruz, y que hacen suyos cada uno de esos latidos de tu sagrado Corazón. Amor desposado y crucificado, que atraes al alma por caminos de nada y de Cruz, sólo para hacerle gustar las delicias de tu divinidad entregada. ¡Cuánta cruz y cuánto gozo, cuántas confidencias tejen esta mutua entrega entre Dios y el alma! ¿Cómo es posible que el alma mendigue otros amores, si está hecha sólo para el tuyo? ¿Acaso no es precisamente la debilidad y la nada del amor de las criaturas lo que más cautiva y embelesa a esta misericordia divina, tan enamorada del hombre?
Buscas mi cercanía y mi intimidad, sólo por el deseo de darme todo lo tuyo. Eres Esposo amante, que vistes de tu gloria esta alma mía, tan necesitada de infinito. Reservas para tus íntimos todo aquello que el Padre te entrega, sólo porque en ellos quieres descansar, como descansas en el corazón del Padre. En ese Corazón amador están encerrados todos los hombres, por los que quisiste un día hacerte como ellos. Hay entre el alma y Tú mucho de ese cielo tuyo, que quieres darme y hacerme gozar ya aquí en la tierra. Corazón esponsal de Cristo, que quieres para mí todo lo que quieres para tu Iglesia Esposa, atráeme a tu intimidad, acércame a Ti por esos caminos de unión, que tanto me cuesta recorrer. Que no me prive de ese anticipo de eternidad, que es vivir en unión contigo, pues nada de este mundo puede compararse a ese poco de intimidad, que das a gustar al alma que se te entrega como esposa.
Mater Dei
Archidiócesis de Madrid
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