Crisis: pilares y aluminosis
Prof. Iván Martín y Ladera. 16 de marzo.
Cada país posee características determinadas sobre las que se cimienta su actividad económica, determinando los pilares fundamentales que se sostiene el crecimiento y el funcionamiento de su economía. Cuanto más diversificados son los agentes económicos que actúan, mayor número de columnas sostienen la plataforma sobre la que se asientan las naciones pero, por regla general, suelen existir pilares más importantes que otros y en aquellas culturas menos previsoras, con menor capacidad de adaptación, el crecimiento se suele realizar basándose sobre pilares y actividades tradicionales y conocidas, en lugar de desarrollar nuevas columnas con las que repartir la responsabilidad de la sustentación de la estructura de la nación.
En el caso de España, no se puede decir que se caracterice por ser una plataforma con muchas “patas”, sino que es uno de los ejemplos de como la cultura de la diversificación, flexibilidad, adaptación, apuesta por el futuro y visión de los negocios del mañana, que se extendió con la llegada de la globalización y con la aparición de nuevos competidores en el mercado, no caló en la clase empresarial ni en la propia sociedad y mucho menos en la clase política, donde si bien su discurso se llenaba de bonitas palabras de moda como “progreso, tecnología I+D, I+D+I y todas sus combinaciones posibles”, pero donde la profundidad de esas ideas y mucho menos su significado real quedaban tan solo en un bonito discurso, siendo palabras arrojadas al viento.
Debido a esta escasa capacidad de mirar al entorno y de ver las posibilidades que los
mercados del mañana pueden ofrecer a una economía, desde la entrada en la Unión
Europea, España ha basado su crecimiento sobre argumentos bien conocidos
experimentando un crecimiento que causaba admiración en los países de su entorno,
eso sí, siempre sobre los mismos pilares tradicionales haciéndolos engordar mientras
se desatendía la previsión de futuro y se vivía el presente como si no hubiera mañana.
Estos pilares son bien conocidos desde los años sesenta: turismo, automóvil y
construcción. Especialmente esta última ha sido la gran estrella de los últimos diez
años, configurándose como el motor de la economía de la demanda interna y también
de las ilusiones de aquellos que vieron incrementar su patrimonio al alcanzar sus
viviendas revalorizaciones inimaginables. Este fenómeno hizo que la persona de a pie,
comenzara a jugar a ser grandes especuladores, una vez que estaban acabando de
pagar sus hipotecas de quince años... (sí, es cierto, antes las hipotecas rondaban los
quince años, quien lo iba a decir) vendiendo sus inmuebles y apostando a ser
magnates de las finanzas, a pesar de que esa palabra rara vez había salido de su
boca.
Por otro lado, los ayuntamientos encontraban todo un filón infinito de financiación extra
y casi exclusiva, visto que desde las innumerables administraciones superpuestas unas
sobre otras, como ropa amontonada ante una lavadora, los presupuestos se dispersan
dejando las migas del pastel de la financiación para la única administración cercana al
ciudadano. Licencias, recalificaciones, enchufismo y amiguismo varios encontraron una
campo de cultivo bien abonado para un rápido crecimiento de un sector, que no paraba
de generar dinero y donde el racismo monetario no existía, se movía tanto dinero
“negro” como “blanco” por doquier.
Mientras. el gobierno de la nación, uno de los setenta que pagamos (sin contar los
9.000 ayuntamientos) y mantenemos día a día, veía crecer sus ingresos a ritmos nunca
soñados gracias a la doble imposición con la que gravaba cada transacción económica:
IVA, transmisiones, tasas, notarios, más tasas, registros y más tasas, hasta llegar
entorno al 25-30% del coste total de una vivienda que se quedaban las
administraciones de todos los colores y niveles.
Pero todo esto no era relevante, el dinero circulaba, la gente compraba pisos, casas,
locales a precios de áticos de lujo cinco años antes, no importaban las cifras ni los
millones (de pesetas para unos y de euros para otros) se manejaban como si todos
hubieran nacido en cunas de seda, y los biberones tuvieran incrustaciones de
diamantes con su nombre engarzado en oro. Con sueldos que apenas pasaban de los
mil euros, se embarcaban en hipotecas a cuarenta años con sus parejas, que no eran
tales tres años atrás, pero daba igual. ¿Cómo perder la oportunidad de un piso de
setenta metros cuadrados en el barrio de Retiro de Madrid por 250.000 o 300.000
euros (50.000.000 de ptas.)?, ¿para dos mileuristas que llevan juntos tres años?, eso no
es nada, el banco de la esquina les regalaba la cafetera, un juego de maletas y un
110% de hipoteca para que montaran la cocina nueva del piso de 30 años que acaban
de comprar, y de paso, coche nuevo, boda, y viaje a todo lujo a un lugar exótico.
Miles de personas se aventuraban a su sueño de convertirse en los Botín del barrio, si
el vecino suyo había vendido su casa de Móstoles, antaño zona del extrarradio de
Madrid a precio de chalet de La Moraleja, tu casa valía entonces 30.000 más porque en
los setenta se acristaló la terraza con aquellas ventanas de hierro de la época. La
banca regalaba el dinero, no importaba si eras de España o acababas de llegar en
avión de Colombia con tus hijos a una estancia “de turismo” por supuesto, y de repente
resulta que tu marido, que ya estaba aquí, ya tenía con un chalet visto y listo para
comprar (un tasador ya lo peritó un 20% más de su valor de mercado).
Mientras, las tiendas de electrodomésticos y demás servicios hacían su agosto
particular, con miles de personas comprando casas ya adquiriendo el status de
propietarios, sin el cual eres un perdedor sin futuro, casi un paria del alquiler, se
encontraban con el tener que amueblar aquellos 70 metros cuadrados comprados a
precio de mansión de Beverly Hills, y claro la vieja tele ya no valía, tenia que ser de
esas planas y que fuera grande muy grande, más que la pared a ser posible, así te
ahorras la estantería, total ¿quién lee libros hoy en día?, si te compras el DVD del libro
o no, mejor un blu-ray, pero claro, la tele del año pasado ya no vale, no es de Alta
Resolución, pues..., al dormitorio, hay que comprar una nueva, si no las películas blu-ray
de 30 eurazos no se ven como se tienen que ver.
Gracias a todo esto, el consumo interior batía récords, todo subía, la bolsa por las
nubes, las casa por las nubes, la corrupción de la recalificaciones y de las
financiaciones extras también, ¿podía ser de otra forma?. Por cada lavadora, sillón
nuevo y televisión que las personas compraban para su nueva casa en Marina De Oro,
el gobierno se embolsaba su IVA correspondiente, más todo lo que podía naturalmente
de las empresas que cada día florecían, a pesar de las pocas facilidades de los
diferentes registros y demás, de este proceso las administraciones se llevaban su
“tajadita”, como el Padrino en sus mejores tiempos de los casinos. Todos eran felices,
las personas ya no eran marginales porque tenían casa en propiedad, letra del coche
nuevo, tele con blu-ray, internet de banda ancha (salvo en los pueblos), “bodorrio”, viaje
a Punta Cana y cenita con los amigos todos los fines de semana.
Todo era precioso, algún profesor en una perdida clase de universidad decía que no
podía comprender un crecimiento tan desmedido de la construcción, y era incapaz de
dar una respuesta a sus propios estudiantes al ver que en España se construían más
viviendas que en Alemania y Reino Unido juntos, que la demanda interna no era capaz
de absorber la producción que el endeudamiento llegaba a cotas que hasta el Banco de
España daba alarmas (y mira que es difícil que digan algo y mucho menos a tiempo),
pero claro, ¿quién escucharía a un profesor en aquella bacanal de consumismo
desenfrenado?
El caso es que en el país de la piel de toro, todo iba viento en popa y a toda vela,
crecimiento desmesurado, inmigración desmesurada, endeudamiento desmesurado. El
toro hispano se había asentado sobre los pilares de siempre descuidando los extremos,
sin reforzar la estructura completa, apoyando todo el peso en la construcción, turismo,
servicios derivados. Mientras, el automóvil, el gran sector olvidado por todas las
administraciones, salvo para sangrarle impositivamente de todas las maneras
imaginables, seguía adelante participando de la euforia colectiva, los coches de lujo
todo terrenos y demás ni tan siquiera se vendían, simplemente se despachaban.
Mientras todo este dinero manaba y circulaba por la nación, mientras la demanda
crecía y más aires acondicionados apaciguaban el calor del “subidón” económico, el
consumo eléctrico crecía y claro, las eléctricas se las veían mal para cubrir la demanda,
al final la producción no daba abasto, había que pagar 50 veces el precio del kilovatio a
los solares y eólicos subvencionados (¿como vamos a pagar 14 euros de una central
nuclear, cuando podemos pagar 70 por la misma cantidad del kW generado por una
solar?). Se hacía necesario comprar energía fuera, cerrar nucleares y regalar a los
italianos la eléctrica más importante y estratégica del país. Mientras todo esto ocurría,
ningún gobierno se preocupaba por la energía del mañana, la fiesta debía continuar,
pero nadie se preocupaba por si el motor del país se pararía algún día, nadie hacía
planes para formar a los empresarios de las compañías necesarias el día de mañana
para reemplazar a un sector que comenzaba a dar señales de flaqueza. No se
construían centrales nucleares ni geotérmicas que garanticen el fluido eléctrico 24
horas al día, el futuro no existía, nadie se preparaba para tomar el relevo de unos
pilares que sufrían de una grave aluminosis, nadie pensaba en rellenar la base con
pilares alternativos, si bien más pequeños, capaces de sustentar y repartir el impacto
de un desplome entre cientos de micropilares independientes, que sumados,
equivalieran a la sustentación de las grandes columnas tradicionales.
Nadie, absolutamente nadie pensó en el mañana, al menos nadie con la capacidad de
acción necesaria, nadie en más de 70 gobiernos con diputados, secretarios, asesores,
etc. Nadie, digo nadie de los 86.000 concejales que pagan los impuestos de los
ciudadanos, ninguno de los 9.000 alcaldes, ni uno solo de los 17 presidentes
autonómicos, ni tan solo uno de los 1.600 parlamentarios de las comunidades, ni
mucho menos los 350 diputados de las cortes ni los 300 senadores, nadie escuchaba
soluciones de los 200 parlamentarios de Estrasburgo, ni una sola réplica de los 20
ministros, es decir, de 97.487 personas pagadas con los impuestos de los españoles, ni
una sola propuesta de futuro, ni una acción, en lugar de eso, los cientos de asesores y
de parásitos que multiplican exponencialmente las necesidades de esos casi 100.000
españoles que han sido votados y elegidos para que trabajen por el futuro, solo vivieron
el presente.
A cambio, desde el cambio de gobierno, se estableció un populismo donde la imagen lo
era todo, y claro, no hay héroes sin enemigos, por lo que había que construírselos para
aparecer como los buenos de las película, y entonces se buscaron enemistades como
la de los Estados Unidos de América, que costaron unas Olimpiadas y una oportunidad
perdida a Madrid, también quedaba muy social atacar a la construcción, ellos eran los
malos los culpables de todo, se optó por satanizar a los conductores, que se
convirtieron en una nueva fuente de ingresos, a medida que bajaba las entradas de
dinero por la venda de inmuebles, aumentaban las sanciones por casi cualquier cosa a
los conductores, y de paso se alimentaba de carroña televisiva las noticias y se
rellenaba el tiempo que se debía dedicar a los auténticos problemas. Desde Europa, se
obligaba a los fabricantes a gastar ingentes cantidades de dinero en ingeniería para
rebajar aun más las emisiones y el consumo, a la vez que se veían obligados a
rediseñar sus estructuras para proteger las ultra-exigentes normas anti-colisión de
peatones, y eso si sin una sola ayuda ni estimulo, como se iba a eliminar esa doble
imposición del impuesto de matriculación + IVA + numerito del ayuntamiento + tasas
(¿había dicho doble? si son hasta cuatro gravámenes en un solo artículo). En fin,
¿cómo iban a prepararse los fabricantes de coches si se tenían que gastar cientos y
miles de millones en desarrollo de normas que volvían a cambiar apenas aplicadas?.
El estado se volvió contra su propio sustento, satanizó a la construcción logrando que
la opinión pública volviera la espalda a los ogros de los constructores que eran unos
corruptos (los que cobraban sus pagos ¿qué serían entonces?). El automóvil
perseguido, ¿y el turismo?, pues sol y playa claro, ningún plan real y apuesta por variar
la oferta, el sector estaba solo y sólo contaba con su imaginación (por fortuna lo hizo
bien).
Tras tres años de ataques indiscriminados a estos sectores, donde la imprevisión para
el día de mañana derivada del gobierno que precedió al actual, y en lugar de sentar las
bases del futuro se atacó aquellos sectores que eran la base del presente, se produjo
necesariamente un resultado... Las consecuencias de esta euforia y del subidón
propiciado por la megafiesta de los últimos años, fue la destrucción final de un sistema
educativo ya defenestrado, con la negación de una alternativa de futuro, mientras otros
países ponían las bases para garantizar, por ejemplo, la independencia energética y
evitar el derroche de ingentes cantidades de dinero que abandonaban el país, hacia la
creación de admirables edificios de diseño en los Emiratos Arabes Unidos, y garantizar
unas bajas emisiones de CO2, y contribuir verdaderamente a la mejora del medio
ambiente.
La falta de previsión y de propuesta de futuro, han traído consigo la caída de los pilares
principales de la nación. Mientras tanto nadie parece haberse percatado que el número
de jugadores sobre el terreno de la economía internacional se han multiplicado, que
hay países que gracias a las nuevas tecnologías a una apuesta eficaz y decidida por la
educación ahora cuentan con nuevas generaciones listas para innovar, crear y competir
con soluciones y productos que aquí habrá que importar y comprar fuera con los costes
y retrasos que la dependencia tecnológica, empresarial y cultural suponen.
Al mismo tiempo, mientras nuevas naciones se sumaban al juego de los grandes, la
aluminosos ha derruido por completo los pilares sobre los que se han sustentado los
crecimientos de los últimos diez años hasta tal punto, que los llamados expertos ya
indican que hemos destruido gran parte de todo lo que se ha ganado en tan sólo una
década.
Como muestra de este deterioro de los sustentos clásicos de españa, podemos extraer
algunos datos que muestran la importancia sobre la debilidad de los que fueron una
vez pilares firmes del ejemplo de la furia hispana en Europa.
El primer pilar que posee una nación es su capital humano, y este se mide, entre otras
opciones, viendo los datos de empleo, los cuales en estos días con 7.000 personas al
día que pierden su empleo no es una buena forma de empezar...
El gasto en prestaciones por desempleo se dispara un 63% en los primeros meses del
año, como consecuencia que los 3.902.427 parados que hay reales en españa a día 28
de Febrero, mientras este artículo sale a la red de redes habremos rebasado los cuatro millones, y
faltan muchos más en estas cifras, pero lo analizaremos en otra ocasión. La realidad es
que aquellas personas con la responsabilidad de crear riqueza están pasando a
marchas forzadas a recibir dinero en lugar de generarlo y hablamos de 4.000.000 de
personas con necesidades muy importantes y millones de personas que dependen de
ese trabajo que no poseen.
Pero que el empleo es un pilar es extremadamente obvio, examinemos de verdad las
bases que generan la mayor parte del empleo nacional.
El ahorro
Si queremos que los bancos ofrezcan créditos y hagan negocio, que las personas
puedan permitirse algún gasto o inversión se necesita el ahorro que sirva de base para
la oferta de crédito e inversión. De este sector necesario e indicador clave del estado
de salud de una economía, resulta en los tres meses iniciales del 2009 que según los
datos provisionales publicados por el Banco de España, resulta que el saldo vivo de las
familias en las entidades de ahorros disminuyó por primera vez desde el estallido de la
crisis, en agosto de 2007. Y lo hizo en 1.666 millones de euros. Este movimiento se
produjo en un momento en que el paro afectaba ya a más de tres millones de
personas, recordemos que mientras usted lee este artículo ya hay más de 4.000.000 de
personas sin empleo.
Mientras todo esto ocurre, el Euribor se encuentra ya por debajo del 2% pero su
aplicación directa en las hipotecas, no se verá realmente hasta finales de año,cuando
prácticamente el 100% de las hipotecas se habrán recalculado con la media de los
últimos doce meses, de forma que la bajada se haga efectiva en las cuotas, con un
efecto real tan solo palpable para las familias en 2010, fecha para la cual muchos
millones de personas habrán pasado a engrosar los porcentajes de deuda de los
bancos puesto que dejarán de cobrar el desempleo y no encontrarán un empleo en el
mercado.
Mientras las personas retiran su dinero y sus pocos ahorros, signo de una necesidad
inmediata de liquidez, desde la administración, el Tesoro Público ha emitido ya 42.643
millones de euros entre bonos y letras en lo que va de 2009, un 148% más que en el
mismo periodo del año anterior. Esto supone 775 millones de euros al día, que
divididos entre 45 millones de ciudadanos, suponen 17 euros por individuo cada
veinticuatro horas.
El Gobierno hasta se ha planteado reinstaurar el Impuesto de Sucesiones y
Donaciones que por ejemplo la Comunidad de Madrid abolió en su día puesto que es
un impuesto anacrónico e inmoral por ser una doble imposición (¡anda, como en el
mundo del automóvil!), ante la necesidad de dinero.
Para cubrir el incremento de las prestaciones de desempleo se ha desencadenado una
campaña masiva de inspecciones a empresas que va a sangrar hasta límites
insospechados la ya desastrosa capacidad de las empresas. Pero claro, estas
empresas que ahora tienen que lidiar contra una hacienda sedienta de dinero, a
cualquier precio, según el propio INE, mientras las ventas de las grandes empresas
están cayendo a un ritmo del 15,8%, las disponibilidades de consumo retroceden un
14%, la matriculación de turismos cae un 42%; el índice de comercio al por menor, un
-6,1%; las disponibilidades de bienes de equipo, un -11,8%; el consumo de gasóleo, un
-9,6% o la producción industrial un histórico -19,6%. Pues bien, pese a ello, el INE
considera que la economía cayó solo un 0,7% entre el cuatro trimestre de 2008 y el
mismo periodo del año anterior (¿no es esto un poco raro?).
El turismo
El turismo, la gran fuente de ingresos del país, que aportaba divisas, aquel sector que
minimizaba los desastres de la balanza comercial, porque vender vender, aquí se
vende bien poquito fuera, de manera que el turismo es lo único que hace que entre
dinero por esa llamada piel de toro.
Desgraciadamente, el turismo se ha retraído un 3% en 2008, ¿qué será pues del año
2009 con unos turistas temerosos de gastar en aquellos países que tradicionalmente
han llenado las playas y hoteles españoles?. Pues bien, el sector turístico español, que
representa en torno el 12% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional, y resulta que
cada vez está siendo golpeado fuertemente por la crisis. Según los últimos datos
publicados por el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de ocupación hotelera en
enero fue del 34,8%, la más baja de toda la serie histórica que comenzó en 1999.
Estos datos reflejan como la crisis económica mundial y nacional (no dejen que les
engañen) está golpeando con fuerza el sector turístico español, que representa
aproximadamente el 12% del PIB nacional (un auténtico pilar económico).
La Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) estima para el conjunto de 2009 una
caída del 3% del PIB turístico en España, mayor que la del PIB del conjunto de la
economía, que el Gobierno estima en 1,6% en 2009. Pero ojo, recordemos que en los
últimos dos años no se han cumplido ninguna de las previsiones gubernamentales, ni
tampoco sus previsiones, y claro ¿hay alguien que se crea eso del 1,6%?
El denostado automóvil conducido por esos delincuentes llamados conductores
(según nos venden en sus campañas)
Otra de las pocas industrias que aun conserva España se encuentran en la cuerda floja,
el sector del automóvil supone una quinta parte de nuestras exportaciones y un 6% del
PIB nacional.
Recientemente, el presidente de General Motors Europa, Carl-Peter Forster, augura
«sacrificio y dolor» para los próximos años ante la situación que atraviesa el sector de
la automoción y de la economía de consumo en general, que atraviesa, en su opinión,
“el peor colapso desde la depresión de los años 30”.
El sector del automóvil con 1/5 de las exportaciones y como ya hemos indicado un 6%
del PIB ha sido perseguido por esta administración hasta que finalmente lo ha
masacrarlo por completo, con caídas del 50% en 2008 contra un 12% de otros países
de nuestro entorno en ventas de vehículos, de hecho en el último mes en Alemania, se
han incrementado las vetas de automóviles, aquí sin embargo, se eliminó hace tiempo
el plan renove que dicho sea de paso funcionó muy bien, y para colmo los últimos
meses se lanzó el rumor por parte de Miguel Sebastián de la posible eliminación del
impuesto de matriculación, ¿usted se compraría algo sabiendo que en dos meses
costará un 15 o un 19% menos? En un sector en recesión casi mortal desde el
gobierno se le “ayuda” de esa forma...
La crisis que está afectando a la industria del automóvil y a la caída de las ventas ha
provocado en los últimos días la reacción de las grandes marcas, que se confiesan al
límite y reclaman vivamente al Gobierno medidas para reactivar el sector. Si hace dos
días era Toyota España la que hacía un llamamiento urgente al Gobierno español para
que ponga en marcha incentivos directos a la compra de automóviles, como han hecho
Alemania y Francia que subvencionan la adquisición de automóviles con 2.500 y 1.000
euros, respectivamente, y que han hecho crecer la demanda en algunos casos en más
de un 25% (300.000 unidades en un año, mientras que a día de hoy existen 500.000
unidades sin vender en españa). Las pasadas semanas ha sido Renault, quien se une
a la voz de alarma por la pasividad del Gobierno ante las duras cifras (en febrero las
ventas se hundieron un 50%).
Mientras el plan Vive puesto en marcha de forma apresurada y contraria al del resto de
propuestas de los países del entorno, podría agotarse en julio: suma 5.283 operaciones
sólo en febrero, la dotación presupuestaria destinada al plan, 1.200 millones de euros,
se acabará en julio de este año, mientras que la fecha prevista para el final del plan es
julio de 2010.
El famoso pilar de la construcción
Puesto que ya es de público conocimiento lo más relevante de este sector, no obstante
conviene remarcar un par de aspectos, puesto que se calcula que aproximadamente un
millón de viviendas de nueva construcción están vacías en la actualidad. Más
representativo es que no se ha iniciado ni una sola vivienda en diciembre de 2008, de
hecho, la construcción era el 7.5% del PIB en 2006, eso si, con una repercusión directa
en el consumo interior, y con una dependencia del crédito fácil para financiar la burbuja
de la construcción y sus consecuencias llevó a un déficit por cuenta corriente del 10%
del PIB...
...hablando de déficit
Mientras que España se sumerge en una situación de déficit desbordante, donde esas
medidas que lo generan no arreglan los problemas de productividad, ni mucho menos
de competitividad, en un mercado con una concurrencia sin precedentes en la historia
de la humanidad.
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro
Solbes, ya anunció recientemente que la Comisión dará a España hasta 2011 para
situar de nuevo el déficit por debajo del 3%. Solbes no garantizó que se pueda cumplir
con esta exigencia. El programa de estabilidad de España prevé para 2011 un déficit
del 3,9%.
El paro puede alcanzar el 19% a finales de este año y se espera que el déficit
presupuestario alcance el 6,5% del Producto Interior Bruto, este análisis apunta a que
españa podría perder con este serio deterioro de la economía fácilmente lo que queda
de los logros de la última década.
Lo más preocupante de todo esto es que las medidas del Gobierno generan 4,5 puntos
de déficit y sólo uno de crecimiento. Las cifras son más significativas si las
comparamos con lo que ha ocurrido en otros países de nuestro entorno. Según los
datos del FMI, las medidas adoptadas en Alemania son del 0% del PIB en 2008, del
1,5% en 2009 y del 2% en 2010; es decir: el Gobierno alemán se va a gastar entre este
año y el próximo un total del 3,5% de su PIB en medidas para reactivar la economía, un
punto menos que España. Pero el impacto en su crecimiento será mayor: entre cuatro
décimas y 1,2 puntos este año y entre tres y nueve décimas el próximo. Sumando
estas cifras, tenemos que Alemania con un déficit del 3,5% del PIB generará 2,1 puntos
de crecimiento, más del doble que España, que, sin embargo, ha gastado mucho más.
La comparación con Francia tampoco es mejor. El Ejecutivo galo apenas destinará
siete décimas de su PIB este año a medidas de estímulo económico y su impacto en el
crecimiento será de entre dos y seis décimas en este ejercicio y de cero o -0,1 en el
próximo. O lo que es lo mismo, con un gasto público de siete décimas de PIB se
generará un crecimiento en el mejor de los casos de seis décimas en dos años,
proporción que si se compara con los efectos del plan español es más que
satisfactoria.
Estos datos reflejan, además, que España ha ido a contracorriente en sus esfuerzos
presupuestarios, ya que se han concentrado en el año 2008, mientras que descienden
en 2009 y en 2010 serán prácticamente nulos y eso sólo tiene una explicación: las
elecciones. El año pasado entró en vigor la segunda parte de la rebaja del Impuesto
sobre Sociedades; se actualizaron tarifas y deducciones del IRPF; se suprimió el
Impuesto sobre el Patrimonio; se puso en marcha la famosa deducción de los 400
euros a cuenta del Impuesto sobre la Renta; se concedió el cheque bebé y la renta de
emancipación, y todo eso antes de que el Gobierno reconociera que estábamos en
crisis.
Debido a todo esto, podemos constatar un resquebrajamiento de los pilares base de la
economía española al tiempo que en los últimos diez años ningún gobierno ha
aprovechado la bonanza económica para hacer sus deberes y preparar los próximos
diez años con garantías de no perder lo logrado con gran esfuerzo en la última década.
Con todo esto podemos ver como de llegar al 20% de parados en 2009, al tiempo que
la economía sobrepasará de largo el 6,5 de déficit, mientras que el PIB puede sufrir una
contracción por encima del 3% en 2009, en año y medio España perderá todo lo
ganado y progresado en 10 años en la ultima década hipotecando y endeudando todo
lo que se pueda ganar en los próximos 10 o 20 años como mínimo. Lo más triste de
esta historia, es que a día de hoy nadie de esos 100.000 políticos presuntamente al
servicio de los ciudadanos sigue sin poner ni una sola idea, ni una iniciativa que ponga
sobra la mesa la solución ni los nuevos pilares que sustenten mañana esta piel de toro
llamada España.
Prof. Iván Martín y Ladera, Profesor Titular de Econometría en la Universidad de Castilla La Mancha