Cuando Kenia declaró su independencia
Javier Paredes. El 12 diciembre de 1963 Kenia declaró su independencia. Jomo Kenyatta fue reconocido como primer ministro y al año siguiente, cuando Kenia pasó a ser una república Jomo Kenyatta fue investido como Jefe de Estado.
Nuestro protagonista, cuya fecha de nacimiento no se conoce con exactitud, se calcula que nació en torno al año 1892, tres años arriba tres años abajo, falleció en Mombasa el 22 de agosto de 1978. Es considerado el fundador de Kenia. En 1931 estudió en Birmingham, y al año siguiente se trasladó a Moscú para estudiar Economía hasta 1933, para regresar de nuevo a Londres, donde durante los años de 1934 a 1937 estudió Antropología en el University College de Londres y la London School of Economics. Tuvo una complicada vida matrimonial, pues se caso oficialmente cuatro veces y a una de sus mujeres, la inglesa Edna Clarke, la abandonó.
Bien visto, como estaba por las autoridades británicas, sus buenas relaciones se estropearon, al acusarle de haber participado en la rebelión de los Mau Mau, por lo que se le condenó a la cárcel y al exilio en una región remota de Kenia hasta 1960. Ese año fue elegido presidente de la KANU (Kenya African National Union) y dos años después fue elegido primer ministro del gobierno autónomo de Kenia, desde donde apoya la reconciliación nacional con los colonos blancos.
Una de las características propias de la descolonización del continente africano son los episodios sangrientos, que se han prolongado en las luchas tribales en los años posteriores. Y no poco influencia en estos acontecimientos debe tener las enseñanzas que recibieron en Europa los hijos de los elites dominantes del continente negro. Por aquellos años, la ideología liberal progresista elevó a categoría de dogma el darwinismo social y el consiguiente mito del hombre blanco, siguiendo la pauta de la selección de las especies de Darwin, según la cual el más fuerte le quita el zurrón y la vida al más débil. Fue así como muchos justificaron la colonización de África y eso es lo que aprendieron en las aulas de la Universidades europeas los futuros líderes africanos. Así es que no es de extrañar, que de vuelta a África también ellos quisieran comprobar si en determinadas circunstancias era el hombre negro superior al blanco.