Cuando la izquierda en España era tremendamente comprensiva con el terrorismo
Javier García Isac. La bajeza humana no conoce límites, en demasiadas ocasiones supera lo inimaginable, supera la ficción. Que la izquierda en España ha sido tremendamente comprensiva con el terrorismo en general y sobre todo con los crímenes cometidos por eta, es un hecho algo más que constatable y palpable, celebraban y brindaban con cava o champán muchos de los asesinatos de la banda y mostraban públicamente su alegría, Existen innumerables documentos y confesiones gráficas donde por ejemplo el admirado sindicalista Marcelino Camacho así lo reconocía.
Solo hasta entrados los 80, donde eta empezó a fijarse en ellos, la cosa cambio algo, sobre todo en el PSOE, que fueron asesinados algunos de sus miembros, no muchos, en comparación con otros colectivos. En cambio, entre los comunistas y sus amigos esto nunca se produjo, han sido y son extremadamente comprensivos si no algo más, con eta, grapo, frap, etc., en definitiva, con todo aquel que tenga como objetivo cargarse este país de una u otra forma o les ayude a imponer sus totalitarias ideas. Estos días he sentido mucho asco cuando gentuza de distinto tipo, calaña y condición defendían a una tipeja que se mofaba de las victimas del terrorismo en distintos tuits.
La justificación que daban es que no pasa nada por alegrarse por la muerte y el asesinato de lo que ellos conocen como fascista, que curiosamente para toda esta banda, fascista es todo el que no piense como ellos. La individua en cuestión, tan valiente y ocurrente detrás de un teclado, ahora se encuentra llorando por las esquinas y solicitando apoyo económico para poder ejercer como profesora. Imagínense ustedes la clase de maestra que será esta golfa educando a nuestros hijos. No han faltado políticos de medio pelo como Alberto Garzón el cursi, no confundir con el otro Garzón, el prevaricador, justificando a la tuitera. A mí no me extraña que un comunista justifique crímenes, violaciones o asesinatos.
Va en su ADN, es una ideología maldita que solo en el siglo XX costo la vida a más de 100 millones de personas. El comunismo es la anti tesis de la libertad y la democracia, solo confían en ella cuando los resultados le son favorables, en caso contrario es necesario coger “atajos” que dependiendo del país o la circunstancia adapta una u otra forma, revolución, golpe de estado, dictadura del proletariado, todo en nombre de una libertad de la que solo disfrutan unos pocos. Dice Garzón el cursi, que en Izquierda Unida tienen muchos chistes sobre Carrero Blanco. No me cabe la menor duda, y posiblemente también sobre otras muchas víctimas de eta qué según vuestro peculiar sentido de la libertad, merecían ser asesinadas. Más grave que las declaraciones de un comunista, que al fin y al cabo es consecuente con su manera de pensar, es la de una periodista, Julia Otero.
La “comunicadora “se mostró indignada con la sentencia que condena a la tal Cassandra a un año de cárcel por mofarse del crimen de Carrero Blanco. Entiendo que Julia sabe que no solo fue el Almirante el objeto de las ocurrencias de la tuitera, la futura profesora también realizaba afirmaciones como “ejecutar a un facha mientras le susurras al oído, Madrid será la tumba del fascismo” y así como otros muchos mensajes que yo considero algo más que simples ocurrencias. Julia también estaba molesta por la rapidez de la justicia en este caso. No entiendo lo que nos quería decir.
Comentaba que los casos de corrupción van mucho más lentos, y tiene razón, sobre todos los de su tierra, como los del clan Pujol y los del caso Palau. Julia manipula a sabiendas de que lo hace. Otra sujeta que no está capacitada para darnos lecciones de moral y cuyo sectarismo queda patente cada tarde. Le gusta la libertad de expresión, pero siempre que coincida con lo que ella piensa. No la vi tan indignada por la celeridad en el juicio y la condena de cuatro años de prisión a catorce españoles por gritar en una librería Catalanidad es Hispanidad. Quizás ese lema le parece ofensivo a la buena de Julia Otero y la sentencia muy corta. Mejor hubiera sido utilizar los métodos expeditivos que nos recomienda Cassandra en sus tuits. Javier García Isaac / Director Radioya