Cultura
José Luis Jiménez. 20 de diciembre.
Se acaba de hacer pública la programación de los Teatros del Canal (Madrid). A partir del próximo 20 de febrero se pone en marcha la misma, con un montaje que abarca todos los géneros que pasarán por el nuevo coliseo. Dirigido por Albert Boadella, director artístico de los mismos. Estos teatros vienen precedidos de bastantes temas polémicos. El principal de todos es la propia construcción. Se adjudicó al arquitecto Juan Navarro Baldewerg. No se cumplían los plazos previstos, se incrementaban los costes. Y hubo un momento en el que proyecto estuvo a punto de finiquitarse. Ocurrió con el cambio de responsabilidad política en la Comunidad de Madrid, de quien depende este centro. La idea inicial corresponde a la época en que Alberto Ruiz Gallardón era Presidente de la Comunidad. El proyecto lo encaminó Alicia Moreno, con la idea principal de crear un Centro Coreográfico, inexistente en España. Ya se empezó a hablar de no continuar en el teatro Albeniz, de propiedad privada. Por lo que se consideró oportuno incluir el tema teatral para cubrir este importante hueco. Pero con las elecciones regionales y municipales hubo un cambio. La Comunidad pasó a presidirla Esperanza Aguirre. Y se encontró con este asunto ya en marcha. Bueno lo de "en marcha" era pura retórica. La señora Aguirre se interesó por acelerar el tema. Personas de su máxima confianza política, y con cargos de responsabilidad, hablaban, en privado, del "marrón" que les había caído. En un momento dado, la Presidenta de la Comunidad dio un "puñetazo en la mesa". El proyecto no sólo no seguía adelante, en cuanto a obra se refiere. El arquitecto dilataba más, aún, en el tiempo, y el consiguiente encarecimiento. Ultimátum con mensaje de desistir del proyecto. Finalmente, no después de bastantes problemas, había fecha de entrega. Finalmente el complejo arquitectónico esta compuesto por tres edificios. El Centro Coreográfico cuenta con 9 salas de ensayo, con alturas comprendidas entre los 5,20 y los 9 metros. He consultado con especialistas de danza y me afirman que es un buen Centro.
Y vamos a los teatros. La Sala B, versátil, va a permitir aforos entre los 400 y los 722 espectadores. La sala A, la mayor, dispuesta en dos niveles, cuenta con una aforo de 851 butacas distribuidas en platea, anfiteatro y palcos, y un foso para 80 profesores. Aforo totalmente ridículo. Se ha perdido una oportunidad de oro, y más con el presupuesto invertido, de tener un teatro de un gran aforo, que se necesita. Aseguran las fuentes oficiales que están llamados a convertirse en un referente nacional e internacional. No será por lo que pueden ofrecer para grandes espectáculos. Claro que si partimos de la base de que el responsable político en estos asuntos de la Cultura en la Comunidad de Madrid, señor Fisas está muy perdido, o poco ilustrado, en estos menesteres, podemos empezar a saber porqué se ha hecho así. En rueda de prensa en San Lorenzo de El Escorial, al presentar el nuevo Auditorio, y ser requerido por la poca capacidad, dijo que no se podía hacer un teatro con más de mil localidades, porque no se escuchaban las voces.¡Válgame Dios!. ¿Conocerá teatros en el mundo? Un nombre y una cifra. Metropolitan, 4.000 localidades. ¡Es que hay que viajar más!
Y ahora pasamos a la segunda fase, la de dotar de contenidos a los mismos. La Presidenta de la Comunidad buscó lo que creyó más conveniente. Se barajaron varios nombres. Salió a relucir el de Albert Boadella. No aceptó. Aunque, finalmente, si lo ha hecho. Aunque claro, como es lógico, poniendo sus condiciones. Esto me recuerda cada vez más a los fichajes de futbolistas y entrenadores. El señor Boadella no vivirá en Madrid. Y programa sólo hasta el verano. En definitiva, ocho meses en 2009, y en 2010 lo hará sólo siete. ¿Y el resto del año? Aquí entra la empresa concesionaria. Tanto para la gestión como para la programación. Como es imperativo se abre concurso público. Y las normas señalan que tiene que haber tres propuestas. Los profesionales del espectáculo, excepto el seño Salaberría, se retiran en masa al conocer los detalles del mismo. En principio el tema era atractivo porque se cuenta con una ayuda de 17 millones y medio de euros para 2 años. Pero había que asumir la plantilla de los trabajadores del Teatro Albéniz, 41. Y se enteraron que había algún sueldo de 50,000 y 75.000 euros. Y, además, tenían que aceptar que la programación, o parte de ella, ya les venía impuesta porque el lote incluía al señor Boadella. Resultado, deserción masiva de profesionales, excepto el citado señor Salaberría. Se presenta Clece, que es la que se encarga del Albeniz desde hace diez años, pero faltaba un tercero. Como no aparecía nadie se llega a un acuerdo, parece que amistoso y con ánimo de simple comparecencia, con Arturo Fernández, el conocido empresario hostelero, y Presidente de CEIM, que fue uno de los atrapados en Bombay. Resulta ganadora del concurso Clece. Ésta empresa pertenece a ACS, es decir, Florentino Pérez. De una tacada puede volver a ser Presidente del Real Madrid y programador cultural de los Teatros del canal y del Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Fuentes del sector empresarial me dicen que en este concurso no se ha cumplido con un requisito imprescindible. Experiencia acreditada en programación. Y esta empresa que lleva diez años en El Albéniz ha cumplido tareas administrativas y de mantenimiento. Pero dadas las circunstancias, no parece nada probable que se impugne el concurso.