Día de la mujer
María Jesús Aranda. Talavera de la Reina (Toledo).
8 de marzo: se celebra el día de la mujer ¿trabajadora?, yo prefiero el de la mujer, así sin un adjetivo más, porque decir mujer implica trabajadora, responsable, eficiente, cariñosa… y podríamos seguir, pero basta con decir Mujer. Yo no recibo remuneración económica a mi labor como mujer en la sociedad (las amas de casa somos población no activa para estadísticas). Pero quiero escribir unas líneas para dar mi particular homenaje a muchas mujeres: a las maestras de mis hijos, que comparten nuestra tarea educativa; a la excelente pediatra que los atiende con todo cariño; a la frutera que cada mañana madruga para traer el mejor género para sus clientes; a la panadera, a la periodista, a la peluquera, a sus empleadas de hogar, a tantas y tantas mujeres que si aparecen en población activa y que desarrollan su trabajo conciliando su vida laboral y familiar lo mejor que saben. Pero también a las que como yo, han optado por estar es sus casas cuando los hijos llegan a casa, sacrificando en muchas ocasiones unas carreras profesionales exitosas y bien remuneradas. Todas merecemos este homenaje. Y sería injusto celebrarlo solas, pues detrás de cada una de esas mujeres he encontrado siempre unos maridos generosos. No salen en las noticias, no son famosos, pero hay un gran número de hombres que llegan a casa después de su trabajo, en la oficina, en el andamio, en la tienda, en el laboratorio… y como si no estuvieran cansados, deciden bañar a los niños, ayudar a preparar la comida o la cena, a recoger los juguetes que están en medio, a terminar de hacer los deberes con los hijos y muchas mas cosas que saben hacer para que la familia sea una convivencia amorosa y generosa. Pero a estos maridos nadie los premia, ni les dedican un día al año. Por eso, el 9 de marzo y todos los demás dias del calendario, miremos a nuestros maridos, al padre de nuestros hijos y descubriremos que todo eso de la igualdad de género queda para la política y el derroche económico en cargos ministeriales. Una mujer y un hombre son mucho más de lo que el fundamentalismo feminista nos quiere hacer ver. Pero ya saben, no hay mas ciego que el que no quiere ver.