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el presidente de la acdp analiza la españa de hoy, en diario ya

Dagnino: "España está necesitada de una gran regeneración moral"

Alfredo Dagnino, presidente de la ACdP

Rafael Nieto. 11 de marzo.

La vida de Alfredo Dagnino ha estado siempre ligada al CEU, siendo primero alumno, licenciándose luego en Derecho (es letrado del Consejo de Estado), y perteneciendo al Patronato de la Fundación. Desde noviembre de 2006, es presidente de la ACdP y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU. Su visión de la sociedad española es realista pero esperanzadora; como Ángel Herrera, Dagnino cree que el camino que nos lleva a Cristo es siempre una garantía de futuro. A pesar de su apretada agenda, nos concede amablemente una larga entrevista en la que analiza a fondo el problema de la educación en España y en Occidente.

¿Qué es la ACdP, cuando nace y con qué objetivos?

Es una asociación privada de fieles laicos de la Iglesia Católica, esa es su configuración jurídico-canónica actual. Por tanto, está integrada por seglares, incardinada en el seno de la Iglesia Católica, que nace con el ánimo de servir a la Iglesia en 1908. Es fruto de un estado de cosas y de un contexto en el que Monseñor Vico, nuncio apostólico de Su Santidad, que había sido secretario en la nunciatura, quería organizar, por indicación del Pontífice, la Acción Católica española. Fruto de ese deseo, el Padre Ángel Ayala, conocido de Monseñor Vico, pone a disposición del nuncio a los que él llamaba “los jóvenes selectos” de las congregaciones marianas de Los Luises, que regentaba él, como sacerdote jesuita, en el entorno del Colegio de Areneros. Él hace una primera llamada a ocho jóvenes, ese es el momento prefundacional. Esos ocho jóvenes, entre los cuales está Ángel Herrera Oria recién ingresado en el cuerpo de abogados del Estado, no sabían para qué se les llamaba, y pronuncian la famosa frase de “a ver qué es lo que Dios quiere de nosotros”. Eran unos jóvenes de un gran celo y de un gran ímpetu apostólico, y de una gran vida sobrenatural. La idea era formar un grupo de personas selectas, de hombres de oración y de acción, que fuesen capaces de difundir el espíritu cristiano en la vida pública, y de despertar el espíritu católico español que ya por aquel entonces estaba un tanto adormecido. Fue una primera pieza de lo que llama Luis Suárez la “revolución laical” del cristianismo en aquellas fechas, que sería claramente anticipador de lo que vendría con el Concilio Vaticano II. En ese contexto, se funda la Asociación, un 3 de diciembre de 1909, Festividad de San Francisco Javier, y es cuando se ponen las primeras insignias a los primeros ocho socios. Después hay un segundo momento en el que se incorporan diez más, y todos ellos se van a hacer mítines, conferencias, en teatros y casinos al aire libre, y es cuando empieza a rodar la ACdP con el espíritu de propagar la fe católica en la vida pública. Y por eso se llama Asociación Católica de Propagandistas, porque hace campañas de propaganda católica en esos primeros años. Y ese es el espíritu y el carisma con el que nace, el de formar hombres para que formen parte activa en la vida pública, y eso es lo que compendia de forma muy resumida esa célebre frase que pronuncia Ángel Herrera Oria, el 6 de diciembre en Granada, cuando hay un acto de puesta de largo de la Asociación en el Círculo de Obreros Católicos de Granada, y a preguntas del público él dice que “lo que nosotros pretendemos es restaurar las cosas en Cristo”, restaurar la sociedad, la política, a través del cristianismo en la vida pública. Y eso es lo que compendia el espíritu y el carisma con el que nace la Asociación y el que ha inspirado al apostolado seglar durante décadas.

¿Cree Vd. que la ACdP ha perdido presencia en la sociedad española?

Creo que la ACdP, cuya razón de ser es servir a la Iglesia en comunión muy estrecha con nuestros pastores, y siempre cercano y atento a las indicaciones oportunas de la jerarquía, las crisis que haya podido vivir la Iglesia en el post-concilio también han afectado a la ACdP, y por consiguiente le ha podido afectar no sólo en su espíritu sino en su presencia también, fruto de todo este proceso secularizante que ha vivido el mundo, y particularmente Occidente, en las últimas décadas. Yo lo que creo es que en estos momentos, cuando vivimos en un contexto muy singular, muy difícil pero con retos apasionantes para aquellos que tenemos como misión en la vida pública difundir el cristianismo y llevar la persona de Cristo a todos los ámbitos de la sociedad, debe recuperar una presencia en la vida pública que sólo puede bascular sobre esa renovación personal y ese fortalecimiento de la vida cristiana que es lo que tuvo siempre como premisa el Padre Ángel Ayala y Ángel Herrera Oria. Esos hombres no empezaron esa andadura sin más que con su celo apostólico y su espíritu sobrenatural, y con la persona de Jesucristo en la alforjas. Sin nada más. Y las décadas que sucedieron a la fundación fueron muy ricas y muy fecundas en la labor apostólica, y yo siempre digo que con mucho menos de lo que tenemos ahora hicieron mucho más, y fueron muy fecundos en España. Creo que ese carisma con el que nace la Asociación no sólo sigue vigente, sino que hoy, en un contexto antropológico en el que lo que se niega es precisamente que la fe cristiana pueda inspirar nada en la vida pública, creo que el hecho de que haya una Asociación que tenga ese carisma, y formar hombres para eso, adquiere su sentido más pleno y profundo, creo que el horizonte futuro en España y en el resto de Europa para la Asociación es apasionante: formar hombres y poder llevar al encuentro con Jesucristo a muchas personas a través de la acción en la vida pública, sea en la educación o en la cultura. Yo digo siempre que la educación, la cultura y la familia son prioridades fundamentales hoy para la evangelización de España y de Europa, pero en la acción social y en los cuerpos intermedios. Y también, cómo no, en la política.

¿Qué tipo de actividades organiza habitualmente la ACdP para la consecución de sus objetivos?

Hay que distinguir lo que es propiamente la actividad de la Asociación de lo que son las actividades que se promueven y que se inspiran desde las obras apostólicas. La Asociación, como ya he dicho, es apostólica, y por consiguiente, lo que hace muy primordialmente es el cultivo de la vida espiritual y sobrenatural de sus miembros, y el espíritu de religiosidad con el que deben estar luego en medio del mundo. La Asociación, a través de sus centros, que son los que vertebran la organización de la ACdP, cultiva, con la ayuda de sus consiliarios, la vida espiritual y la formación a través de los círculos de estudio. Los círculos de estudio son una herramienta que el Padre Ayala, desde los primeros comienzos, empezó a trabajar con esos ocho primeros jóvenes, que se reunían semanalmente y tenían una metodología y una hermenéutica de trabajo, con temas específicos (y había círculos de estudio de formación espiritual, de formación teológica, etc.), y círculos de estudio donde se estudiaba en profundidad el magisterio de la Iglesia, y muy especialmente la Doctrina Social, los documentos pontificios y la formación en materias que ahora pueden extrañar, como la oratoria o la redacción, que eran dos disciplinas de formación troncales. Porque nació para difundir en la vida pública el cristianismo dando mítines y conferencias, y formaba a oradores; en los escritos del Padre Ayala se puede apreciar su preocupación por formar hombres sin fisuras en todos los órdenes.

¿Qué lugar ocupa ahora mismo la Universidad San Pablo CEU, pionera de la enseñanza privada en España?

La Universidad San Pablo CEU de Madrid fue la primera universidad privada, se reconoció en el año 1993, y se aprovechó de la ley de 1943 de ordenación universitaria que contemplaba la creación de centros adscritos, y a través de esa previsión nosotros creamos, en las décadas de los 40, 50 y 60, los colegios universitarios, adscritos a universidades públicas, que luego son los que se han transformado en universidades privadas. Es el caso de Madrid, de Valencia y de Barcelona. La de Madrid, que es la más antigua y la que más desarrollo tiene en alumnos y titulaciones, ahora mismo es una de las más importantes de España, están casi todas las carreras, las estratégicas y las que complementan desde muchos puntos de vista. Es una universidad que ha venido teniendo del orden de diez mil alumnos, ahora tiene algunos menos porque estamos definiendo el tamaño y el modelo de universidad. Es una universidad con un gran prestigio, lo que no nos hace caer en la autocomplacencia, porque ahora mismo el reto en la enseñanza superior es muy complicado, hay una competencia muy importante de universidades públicas y privadas con inspiraciones distintas. Pero lo que sí estamos intentando es definir un modelo de universidad que no esté al albur de lo que habitualmente se hace, sino que fruto de lo que es nuestra propuesta educativa, que pretende ser una propuesta educativa en libertad, al servicio del hombre y con la inspiración católica que nos mueve, es una propuesta de formación integral pero que en sus aspectos también más tangenciales sea distinto a lo que se ofrece a cualquier padre. En cuanto a la proyección exterior, estamos en algunas organizaciones europeas, tenemos alguna presencia en Hispanoamérica; hemos de aprovechar la fuerza de tener tres universidades, y participar en una cuarta, que es la de Sevilla, que todavía no está en marcha. Esto nos obliga mucho, es un gran trabajo, e implica muchas cosas.

Hablemos de política: ¿se asustaría Ángel Herrera si viera la España de hoy?

No, creo que precisamente asustarse no, porque no era un hombre asustadizo, al contrario, era un hombre que no cejaba en su empeño y en su celo apostólico. Seguramente, estaría formando hombres y forjando obras para dar solución o al menos para atender necesidades que él advirtiese hoy en la sociedad española, que es lo que hizo. Yo decía el otro día, en el acto de celebración de los ´75 años del CEU, que las obras que ha hecho esta casa era la respuesta a necesidades objetivas. Por ejemplo, se funda El Debate. ¿Y por qué se crea El Debate y el CEU en unos años muy concretos? Porque Ángel Herrera llega a la convicción de que no basta la palabra oral, no basta el mitin y la propaganda, llega a la convicción de que hace falta la palabra escrita. Y es cuando compran un periódico que existía, con una línea muy distinta a la que luego le dio Ángel Herrera, que era El Debate. Y El Debate se convierte en un gran periódico. Y ahora está en los anales del periodismo como un periódico de vanguardia, que no era un periódico religioso, pero discutiendo y estando en medio del debate de todas las realidades temporales. Y sobre todo, como él siempre dijo, con la excelencia en la calidad siempre por medio, él siempre hablaba de que para hacer un buen periódico católico lo primero que había que hacer era un buen periódico. Y lo mismo el CEU, en el año ´33 es fruto de un contexto en el que en las cátedras universitarias de las universidades públicas empieza a aparecer ese anticlericalismo y empieza a decantarse un modelo de hombre, de antropología, que quiebra la concepción cristiana tradicional. Ante una realidad como la de hoy, creo que articularía respuestas claras e incisivas, y formaría hombres, que es en lo que estamos nosotros también. Hoy, tenemos que recomponer eso que llamaba Ángel Herrera el “catolicismo social”, o sea, la presencia fecunda de los católicos en todos los órdenes de la vida pública. España en estos momentos está necesitada de una gran regeneración moral y espiritual, y creo que en eso los católicos españoles (y no lo digo con vanidad) debemos sentirnos depositarios de una misión, y la ACdP se debe sentir especialmente concernida para contribuir al bien común de nuestra nación y a enriquecer espiritualmente las realidades temporales en medio del mundo, y particularmente en España.

¿Tiene esperanza en las nuevas generaciones, en que puedan cambiar la realidad de este país?

El inmenso deterioro que se ha producido en Occidente a lo largo de los últimos decenios, y muy particularmente en España, de una manera un tanto acelerada, ha hecho especial daño en las nuevas generaciones. Y no sólo desde el punto de vista de la instrucción, de cómo llega un chico a la universidad. Es muy triste. Es muy triste, porque a lo mejor es un chico que no sabe hablar bien, no sabe sostenerse en una intervención pública, no sabe escribir bien, tiene profundas lagunas y carencias en la formación humanística más básica, busca formarse en habilidades profesionales en lo adjetivo y no en lo sustancial. Pero no se les puede reprochar sólo a ellos, sino que el sistema que se ha ido decantando ha propiciado eso. Y nos ha llevado al desastre en la educación. Y eso sí que no es una cosa que sea igual en todos los países. El deterioro que se ha producido en España es mucho mayor. Y al final toda la gran crisis política y en la educación es fruto de una crisis mucho más honda que es una crisis moral, de fe, y sobre todo una crisis del hombre, de la verdad del hombre, que es inseparable de Dios. Para que pueda comenzar la sanación de todo esto, hay que ofrecer a los jóvenes el modelo de Jesucristo, con todo su rigor y exigencia. Pero no ofrecerles cosas adulteradas, sino la Verdad. Y cuando se les ofrece con todo su rigor y exigencia, suscita adhesiones; cuando se les ofrecen cosas extrañas, adulteradas, eso no suscita adhesión, porque prefieren el original a la copia. Creo que tenemos una tarea por delante inmensa con los jóvenes, porque el deterioro es terrible, en todos los órdenes, y sobre todo en esa crisis moral y espiritual. Hay que trabajar hombre a hombre, y creo que el CEU en eso tiene una misión muy importante. Queremos, por ejemplo, emular las congregaciones marianas que fueron el vivero espiritual de la Asociación, con unos grupos apostólicos en los colegios del CEU, que se va a complementar con las cosas que hace Esperanza 2000 en la ACdP. Desde luego, hay motivos para la esperanza, pero lo que pasa es que la realidad está muy deteriorada, y hay mucha gente a la que eso les induce al pesimismo, a afirmaciones a veces muy injustas sobre la juventud, que hoy está en una situación muy difícil porque la sociedad les ha dejado a un lado, y no les ofrece la Verdad. A nosotros ahora nos toca sembrar con generosidad para que los frutos los recojan las próximas generaciones.

¿Qué papel cree que debemos desarrollar los medios de comunicación de inspiración católica, como es el Diario YA en Internet, en el contexto actual?

Pues ser una correa de transmisión con este sentir. Hombre, un medio de comunicación católico tiene que estar al servicio de la verdad, y eso implica mucho. Eso es toda una implicación repleta de consecuencias morales y éticas que desgraciadamente, en el panorama en el que vivimos en el que vale todo, tiene que ser una oferta distinta, como debe ser en el campo de la cultura y la educación. Tiene que ser algo que resplandezca con luz propia y que se distinga de los demás claramente. Y creo que además en estas cosas ya más concretas de misión, debe asumir un principio indeclinable con aquellos principios que forman parte de un patrimonio cultural y espiritual arraigado en dos mil años de cristianismo que nos han transmitido una moral compartida y un patrimonio común, y que ahora se niega, ese orden natural heredado, esa tradición, se niega hoy como signo de progreso. Yo creo que deben ser un caballo de Troya en la sociedad, y ser vehículo y correa de transmisión de estos principios.

 

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