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Diario YA


 

una pareja de españoles acabó en comisaría por besar la camiseta de españa

DE GIBRALTAREÑOS Y ETARRAS

Pedro Sáez Martínez de Ubago. Al tener conocimiento de la noticia de que una pareja de españoles acabó en comisaría el pasado domingo después de que uno de ellos se fotografiara vestido con la camiseta de la selección española de fútbol y besando el escudo, porque esta imagen despertó la ira de algunos gibraltareños que comenzaron a insultarles, me ha venido a la memoria un suceso muy parecido ocurrido en Pamplona durante el último mundial de fútbol, en el que un joven gaditano resultó víctima de los radicales del entorno etarra.
Lo ocurrido entonces, revisando las hemerotecas fue que Juan José B.G. de 24 años, natural de Medina Sidonia, en la provincia de Cádiz, ingresó en el Hospital de Navarra el jueves 8 de julio, tras recibir una puñalada en su costado izquierdo por vestir una camiseta de España. La agresión ocurrió hacia las tres de la madrugada del jueves en la Plaza de Castillo.
El relato, que de lo ocurrido este domingo en Gibraltar hace Inmaculada Rueda, una de las afectadas, es que los hechos se produjeron el pasado domingo, cuando cinco amigos se trasladaron desde Sevilla a La Línea de la Concepción (Cádiz) para presenciar el partido entre la Real Balompédica Linense y el Tenerife, Para hacer tiempo, los cinco amigos decidieron entrar en Gibraltar "para comprar tabaco". "Cuando Jaime les explicó que sólo se había besado el escudo al hacerse una foto, nos dijeron que eso allí era una provocación", afirma su novia
Su novio, Jaime Bejarano llevaba puesta la camiseta de la selección española, con la que se había ataviado para presenciar el partido de fútbol. "Íbamos andando por la calle principal, y vimos a un señor con dos cacatúas, una en cada hombro. Jaime se puso para hacerse la foto con él y se besó el escudo de la camiseta. Yo seguía y no me di cuenta de lo que estaba pasando, pero empecé a escuchar 'muertos de hambre', 'volveros a vuestro país', y, cuando me volví, veo que al que insultan es a mi novio", dice Inmaculada Rueda, quien, refiriéndose ya no al altercado callejero sino a lo ocurrido en la comisaría con los agentes británicos añade, "Cuando Jaime les explicó que sólo se había besado el escudo al hacerse una foto, nos dijeron que eso allí era una provocación, y que teníamos que entender la situación política".
El testimonio de la víctima del hecho acaecido en Pamplona narra cómo “sobre las 3 de la mañana, más o menos. Estábamos cansados y decidimos ir a comer un kebap. Hasta entonces, todo iba bien. Apareció un grupo de cuatro personas y fue contra mí, y contra mi amigo, los dos que llevábamos las camisetas de España. Al principio, pensábamos que estaban de broma, pero de repente, uno de ellos, me pegó un puñetazo en el labio sin mediar palabra. No me lo creía. Les dije que de qué iban y él nos insultó. Nos dijo <españoles de mierda, iros a vuestra puta casa>. Entonces, uno sacó una navaja, aparté a mi hermano e intenté esquivarla, pero me alcanzó”.
Para mi forma de ver hay demasiadas concomitancias entre dos hechos separados por veintidós meses y unos mil kilómetros. Tanto los súbditos gibraltareños de Su Majestad británica como el entorno etarra, comparten el odio a España, nación de la que ninguna manera quieren formar parte.
Por otro lado, la ETA es una banda mafiosa que se nutre del dinero que saca de extorsiones, secuestros y otras fuentes de financiación irregulares; y Gibraltar es un paraíso fiscal enclavado en la Unión Europea donde tienen su refugi toda serie de bandas dedicadas al blanqueo de dinero, la prostitución, el narcotráfico…
Y, finalmente, frente a la pasividad o permisividad de un gobierno de España que o mira hacia otro lado o habla mucho para no hacer nada, los únicos que se destacan en defender a los españoles de gibraltareños y etarras o proetarras son militares del benemérito instituto armado de la Guardia Civil.
Considero que huelgan los comentarios salvo evocar, tanto pensando en los súbditos de Su Graciosa Majestad como en los hijos de Sabino, estas palabras de Samuel Johson: “El ptriotismo es el último recurso de los pícaros”.