Pedro Sáez Martínez de Ubago. El pasado viernes, según la resolución P6_TA(2005)0018 del 27 de enero de 2005 del Parlamento Europeo por que se decidió instaurar el día 27 de enero como el Día Europeo de la Memoria del Holocausto, en recuerdo la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau (Polonia), en 1945, se invita a los Gobiernos y Parlamentos de los estados miembros de la Unión Europea a que se sumen a los actos de conmemoración.
“Es una gran ocasión para que los ciudadanos españoles recuerden y condenen el enorme horror y la tragedia del Holocausto, pero también para hacer frente al preocupante aumento del antisemitismo (especialmente por Internet) y para aprender, una vez más la lección más general de los peligros que derivan de la persecución de las personas por motivos de raza, origen étnico, religión, categoría social, convicciones políticas u orientación sexual”, dicen.
No voy a criticar el acto, porque la política racial de la Alemania nacionalsocialista no fue ejemplar y motivó la condena de papa Pío XI en la encíclica MIT BRENNENDER SORGE (con ardiente inquietud). Sin embargo, la eliminación sistemática de judíos ni fue obra exclusiva del III REICH, también la Rusia de Stalin se empleó a fondo en ello; ni ha sido el único genocidio de la historia contemporánea.
Igual que se dice que no hay un aborto bueno y otro malo, cabría preguntarse porqué no se condenan por igual desde el Parlamento europeo y otras instancias todos los genocidios incluyendo los de los campos del telón de acero donde también murieron millones de personas.
¿Por qué no recordamos también las checas de la 2ª República Española? A los más de 8.000 procesos de canonización, muchos de ellos ya culminados gloriosamente, de mártires españoles a manos del gobierno frente popular, no puede ningún parlamentario oponer un sólo proceso abierto a ningún caído del bando republicano. En noviembre se ha conmemorado el LXXV aniversario de los crímenes que nuestro padre constitucional Santiago Carrillo dirigió en Paracuellos de Jarama ¿Por qué los parlamentos de España y Europa han callado con vergonzosa y cómplice cobardía? 4.021 enterrados en ese camposanto testimonian la bonhomía de los demócratas de la II República y claman por la cobardía de la España que se calla.
Si, como se ha hecho con la encíclica antes mencionada, revisamos los genocidios a la luz que aporta el Magisterio, encontraremos documentos como Acerba Animi, junto con Iniquis Afflictisque, de noviembre de 1926 y Firmissimam Constantiam (Nos es muy conocida), de marzo de 1937, se enmarca en el grupo de otras encíclicas, Non abbiamo bisogno de junio de 1931, Dilectissima Nobis de junio de 1933, Mit Brennender Sorge, de marzo de 1937, Divini Redemptoris de marzo de 1937, dedicadas a criticar las políticas de los gobiernos de México (Iniquis Afflictisque, Acerba Animi y Nos es muy conocida), de la Italia de Mussolini (Non abbiamo bisogno), de la España Republicana (Dilectissima Nobis), y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Divini Redemptoris), especialmente por las políticas anticatólicas desarrolladas durante este periodo por los gobiernos de esos cinco países. Y resulta particularmente significativo el hacer notar que tres encíclicas fueron dedicadas al gobierno de México, mientras que sólo una fueron dedicadas a la Alemania Nazi o a Rusia Soviética. Esto debería dar motivo de reflexión a más de uno. En este sentido recomiendo el libro de César Vidal titulado “PARACUELLOS - KATYN : Un ensayo sobre el genocidio de la izquierda”, Planeta DeAgostini, Barcelona, 2005.