De inicio, Verdi
José Luis Jiménez. 3 de octubre.
Un ballo in maschera
Director musical: Jesús López Cobos. Director de escena: Mario Martone. Escenógrafo: Sergio Tramonti. Reparto: Marcelo Álvarez. Violeta Urmana. Marco Vratogna. Teatro Real (Madrid)
Pasión, venganza, conjura, poder, magnicidio, adivinadora, ambiguo paje, amor. Estos son los elementos principales que configuran "Un ballo in maschera". Título con el cual el Teatro Real abre su temporada de ópera. Con un libreto de Antonio Somma, que se basa en un hecho real (el asesinato del rey Gustavo III de Suecia por un fiel ministro, el conde Anckarström, durante un baile de disfraces). Verdi, para capear el temporal de la censura, tuvo que cambiar la acción desde Estocolmo a Boston y transformar al soberano en gobernador. Consiguió una obra plena de madurez en la que sobresale, una vez más, su genio musical.
Mario Martone nos muestra una puesta en escena sin grandes excentricidades, que también se agradece. En su interrelación con el espacio escénico, sigue en esa línea. Quizás el acto segundo, que se refiere a un campo y nos presenta un edificio en ruinas, podría haber sido aligerado. El acto tercero es de un importante impacto visual. Juega con un espejo en el fondo del escenario, que refleja la sala del Real. Tras un primer momento de sorpresa, el público se puede encontrar casi como un partícipe más de la escena. Ese espejo es hábilmente manejado para marcar un doble plano. En la parte de abajo transcurre el baile en un salón al que se accede por unas escaleras. Creo que está bien resuelto y resulta atractivo y práctico.
López Cobos logra un buen maridaje con la orquesta, especialmente dese el inicio del segundo acto. Con inspiración y nervio. Nos hace llegar sin ningún sobresalto la música de Verdi.
Del reparto sobresale Violeta Urrmana. Se encuentra en un momento espléndido y, afortunadamente extenso en el tiempo. Regresa al Real después de sus éxitos en "Cavalleria Rusticana" y "La Gioconda". Dota a su personaje de Amelia todos los ingredientes necesarios para completar una actuación sobresaliente. Por un lado, vocalmente, con su gran amplitud y fraseo. Por otro, actoralmente. Dota a Amelia de la hondura, la emoción y la sensibilidad que caracterizan a las heroínas verdianas. Tiene un magnífico sentido del escenario. Manda en el mismo. Hasta el punto de que Marcelo Álvarez, que encarna a Riccardo, el gobernador y enamorado suyo, se supera en los dúos. Cumple bien. El papel de Renato, el marido de Amelia y fiel consejero de Riccardo, hasta que descubre la pasión de éste por su esposa, lo tenía asignado en primer reparto el barítono malagueño Carlos Álvarez, muy querido en el coso madrileño. Pero una inoportuna faringitis le ha impedido hacerlo. Al menos en los dos ensayos generales y las primeras representaciones. Por lo que ha tenido que sustituirle en todas ellas Marco Vratogna, que era titular del segundo reparto. Efectiva Elena Zaremba en Ulrika, así como Alessandra Marianelli en Oscar. Del segundo reparto señalar que Malgorzata Walexska cumple, especialmente en la actuación, en el papel de Ulrika. Y que Sabina Puértolas, en el de Oscar, cumple bien en voz y actuación.