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Diario YA


 

¿cuál será la próxima?

De torpeza en torpeza

Miguel Massanet Bosch

Parece ser que nuestra vicepresidenta segunda del Gobierno, señora Elena Salgado, va de tropiezo en tropiezo y cuando, en verdad, resulta más patética es, precisamente, cuando pretende explicar lo que no tiene explicación y sacar agua de un pedazo de roca. Da la sensación de  que sus palabras sean las de un niño de parvulario cuando se le ha sorprendido en alguna falta y pretende, a toda costa, evitar el castigo que barrunta que va a recibir. Así pues, cuando ha resultado que el impacto del IVA en el consumo doméstico, sí se ha producido en el tercer trimestre y ha provocado una disminución del consumo de las familias y, a diferencia de lo que pretendían argumentar los del Ejecutivo cuando subieron los tipos del IVA, también a influido en el PIB, de modo que le ha mantenido estancado en lugar de subir; la señora ministra ha puesto cara de enterada y ha largado, como quien no quiere la cosa, “que ya entraba en los cálculos del Gobierno”. Lo que sucede con estas damas que ocupan cargos en el Ejecutivo, están poniendo en apuros a las feministas, al destruir todos los argumentos con los que han pretendido hacer ver que, la culpa de que la sociedad estuviera tan maleada era de los hombres y que, en cuanto se les diera cancha a las mujeres, ¡otro gallo cantaría! Pues no, señores, no parece que haya sido así, sino más bien, no sólo no canta otro gallo, sino que lo único que se oye en este gallinero del PSOE, es como cloquean las gallinas. Porque, al parecer, son ya demasiadas las cosas que “ya las tenía previstas el Gobierno” y que, a pesar de ello, no da la sensación de que hayan hecho gran cosa para evitarlas. Nos preguntamos: ¿qué más tendrá previsto el Gobierno que nos oculta?, ¿acaso más impuestos?, ¿acaso mas recortes de retribuciones? O ¿acaso menos libertades?

Lo que no casa es que, si tan bien lo hacen los que nos gobiernan y tan acertadas han sido sus medidas para que España funcionara perfectamente y tan previsores han sido, ¿cómo se entiende que estemos en la situación en la que nos encontramos? Nos tendrían que explicar los motivos de que, cuando anuncian que España ya sale de la recesión, resulte ser que estamos al borde de la quiebra soberana; si tenemos una economía que, según el Gobierno, ya da muestras de brotes verdes, cada día vayan cayendo empresas y cada vez haya más desempleados que hacen cola en el INEM; tampoco entendemos que la UE nos apremie para que pongamos en marcha las reformas que ya hace meses que se aprobaron y, sin embargo, parece que se retrasan más en activarlas ( la reforma de las pensiones se retrasa hasta el marzo o abril del 2011) sin aparente justificación. ¿Cómo se entiende que, si depende de ello el que se creen puestos de trabajo, si nos lo han impuesto quienes permiten que el BCE compre deuda basura española, a cambio de que se produzcan las medidas de austeridad que nos impusieron; el Gobierno haga como si no se enterase de nada? O, como se puede entender que, el señor Caldera, –aquel nefasto ministro de Trabajo que regularizó a más de 1.000.000 de inmigrantes ilegales, sin preocuparse de si se trataba de personas que buscaban trabajar en España o de bandas criminales que sólo pretendían instalarse en nuestra patria para robar, matar o asaltar a los ciudadanos españoles –, se salga con uno de los inventos del profesor Franz de Copenhague, del famoso TBO, para disminuir las cifras de paro. El remedio es “muy ingenioso” y consiste en lo siguiente: se coge a la mitad de los parados, o sea unos 2.250.000 desocupados, se les obliga a hacer un curso de reciclaje y, automáticamente,  por arte de magia ¡España pasa del 20% de paro a un moderado 10%! Simplemente, basta con cambiarles el nombre y, en lugar de llamarlos parados, se les llama “trabajadores en formación” ¿Es que ya trabajan? No, ¿es que son estudiantes? No, ¿es que se les deja de pagar el subsidio? No, ¿pues, qué narices los distingue de los parados? Nada, no los distingue en nada pero, en virtud de esta ficción administrativa, el señor Caldera consigue que nuestras estadísticas laborales mejoren. ¿Pero, esto nos ayudará a que salgamos de los números rojos? ¡De ninguna manera!, pero así podrá contarles un cuento chino a los chinos que se preocuparon de nuestra situación de pre–quiebra y a los de la UE, que se fiaron de que Zapatero les diría la verdad, sin conocer la clase de sujeto con el que trataban. ¡Demencial!

Porque las “perlas” con las que nos obsequian nuestras ministras, no dejan de sorprendernos. ¿Recuerdan a aquella ministra, la González–Sinde, que tanto se ocupaba de los de la farándula?, aquella hada madrina que los colmaba de subvenciones; la que tanto ha apoyado el canon digital, éste que luego ha recortado el TE y, a pesar de ello, la ministra sigue sin hacer caso, negándose a rectificar; la gran benefactora de las GAES; la que se complacía con los artistas de la ceja pues, vean ustedes la metamorfosis que se ha producido en sus preferencias, porque ahora se queja de que “quienes no son “expertos” no debieran jugar el “papel de opinar y contribuir a la confusión”. Una opinión que nos hace reflexionar mucho sobre los vaivenes de la vida porque, si no estamos equivocados, muchos de estos de la farándula han opinado sobre la Iglesia católica sin tener la más mínima idea a cerca de esta confesión, o se manifestaron en contra de la guerra de Irak sin ser expertos en guerras ni política internacional o han apoyado al PSOE sin ser “expertos en política” y, en todo caso, señora González, muchos les han votado a ustedes, los socialistas, sin ser expertos en ideologías, economía y temas financieros y, vean ustedes, ¡la que han armado con tan craso error!. Y es que, señora González-Sinde, cuesta mucho de entender que, toda una señora Ministra, ignore que, en democracia, todo ciudadano tiene la libertad y yo añadiría, la obligación, de opinar, de manifestarse y hacerse oír, para que quienes ostentan el mandato del pueblo sepan que hay ocasiones en las que no cumple con lo que prometieron a sus votantes, y en este caso, en el de las atrocidades que se han cometido en El Aayún resulta que el Gobierno no ha actuado de acuerdo con la sensibilidad mayoritaria del pueblo español.

No sé lo que el señor Rubalcaba, alguien que parecía estar a cubierto de las críticas del pueblo, ha estado pensando cuando se ha metido en este laberinto de nuestras relaciones con Marruecos. No sabemos lo que le dijo o le ordeno o le impuso, “minuciosamente” el ministro de Marruecos; pero mucho nos tememos, por el encaje de bolillos que ha tenido que hacer Rubalcaba para explicar su entrevista con el señor Taieb Cherkauí, ministro de Interior marroquí, quien ha puesto a prueba su habitual facilidad para salir de situaciones comprometidas. En todo caso, no ha habido condena; no ha habido defensa de los saharauis, no ha habido implicación en un problema que nos atañe directamente y no ha habido más que excusas, palabrería, embarullamiento y poca claridad en las explicaciones que ha dado el Gobierno, a través de sus ministros, lo que nos confirma en la idea de que el gobierno español tiene miedo a Marruecos, no sabemos si es que teme lo que puede desvelar el monarca alauita o si es que teme una invasión de Ceuta y Melilla o si no se atreve a molestar a Rabat por miedo a que Francia y los EE.UU. le impidan progresar en una posible acción de represalia contra de Marruecos. En todo caso, el coste electoral para el PSOE está aquí, porque es evidente que muchos socialistas han demostrado su incomodidad y rechazo ante la blandenguería del Gobierno respecto a Marruecos y, no son pocos los que lo han tachado de una monumental bajada de pantalones ante un, cada vez más temerario, Mohamed VI; que aprovecha la debilidad de nuestro Ejecutivo para ir moviendo sus trebejos en esta partida en la que, de momento, parece que lleva las de vencer.