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Documento íntegro

Declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia


Redacción Madrid. 27 de agosto.
 
DECLARACIÓN DEL MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES DE LA FEDERACIÓN DE RUSIA
 
Rusia ha reconocido la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, consciente de su responsabilidad por la supervivencia de estos pueblos hermanos frente al rumbo agresivo y chovinista de Tbilisi.

La base de este rumbo es la consigna “Georgia para los georgianos”, proclamada en 1989 por Zviad Gamsajurdia y que el entonces Presidente de Georgia intentó materializar suspendiendo las autonomías en el territorio georgiano y enviando las tropas georgianas para el asalto de las ciudades de Sujumi y Tsjinvali con el objetivo de afianzar por la fuerza una evidente arbitrariedad. Ya entonces en Osetia del Sur fue perpetrado el genocidio: los osetios han sido víctimas de exterminio y expulsiones masivas.

Gracias a la resistencia abnegada de los pueblos alzados contra el agresor, así como a los esfuerzos de Rusia, se ha logrado detener el derramamiento de sangre, pactar el alto el fuego, crear mecanismos de mantenimiento de la paz y de examen de todos los aspectos del arreglo.

En 1992 en Osetia del Sur y en 1994 en Abjasia fueron creadas las Fuerzas Pacificadoras y formadas instituciones destinadas a promover por mediación de Rusia la confianza, resolver las tareas socioeconómicas y estudiar los asuntos del futuro estatus político de ambos territorios. Dichos pasos han obtenido apoyo de la ONU y la OSCE que se incorporaron al funcionamiento de los mecanismos correspondientes y enviaron a sus observadores a las zonas de los conflictos.

Las instituciones de pacificación y diálogo con dificultades, pero funcionaban, ayudando a aproximar posiciones y lograr resultados concretos.

Sin embargo, las perspectivas reales del arreglo que se vislumbraban han sido borradas a finales del año 2003 al llegar al poder en Georgia por vía “revolucionaria” M.Saakashvili que acto seguido se puso a amenazar con el uso de la fuerza para resolver los problemas surosetio y abjaso.

Ya en el mes de mayo de 2004 en la zona del conflicto georgiano–surosetio fueron acuartelados contingentes especiales y tropas del Ministerio del Interior de Georgia, y en agosto la ciudad de Tsjinvali fue bombardeada por la artillería y fue emprendido el intento de ocuparla. Con la activa mediación de Rusia el Primer ministro de Georgia Z.Zhvania y el dirigente de Osetia del Sur E.Kokoiti firmaron el protocolo sobre el alto el fuego y en noviembre de 2004 el documento sobre la normalización de las relaciones por etapas.

Después de la misteriosa muerte del ponderado político Z.Zhvania, ocurrida en febrero de 2005, M.Saakashvili se negó categóricamente a cumplir todos los acuerdos firmados.

La misma postura se observaba en lo que se refiere al arreglo del conflicto abjaso, en cuya base estaba el acuerdo sobre el alto el fuego y la separación de las fuerzas, firmado el 14 de mayo de 1994 en Moscú. Según este acuerdo las fuerzas colectivas pacificadoras fueron emplazadas en la zona del conflicto georgiano-abjaso. A la vez fueron creados la Misión de Observación de la ONU en Georgia y el Grupo de Amigos del Secretario General de la ONU en Georgia.

Al llevar en 2006 las tropas georgianas a la región de Alto Kodori – en violación a todos acuerdos y decisiones de la ONU – M.Saakashvili hizo fracasar los progresos en el arreglo del conflicto que se observaban en aquellos momentos en el marco de los mecanismos existentes, incluyendo la realización de los acuerdos entre V.Putin y E.Shevardnadze, logrados en marzo de 2003 sobre el trabajo conjunto en materia del retorno de los refugiados y la apertura de la conexión ferroviaria Sochi–Tbilisi.

En abierto desafío a las obligaciones de Georgia, así como a los acuerdos alcanzados en el marco de la ONU y la OSCE, M.Saakashvili ha creado las estructuras administrativas títere para Abjasia y Osetia del Sur con el fin de enterrar definitivamente el proceso de negociaciones.

Todos los años de la presidencia de M.Saakashvili han sido marcados por su absoluta indisponibilidad de lograr acuerdos, sus constantes provocaciones y falsificaciones en las zonas del conflicto, ataques contra los pacificadores rusos y el trato despectivo hacia los dirigentes democráticamente electos de Abjasia y Osetia del Sur.

Desde los principios de los años noventa, cuando por culpa de las acciones de Tbilisi se desencadenaron los conflictos en Abjasia y Osetia del Sur, Rusia venía haciendo todo lo posible para solucionarlos partiendo del reconocimiento de la integridad territorial de Georgia. Rusia mantenía esta posición, pese a que al proclamar su independencia, Georgia ha violado el derecho de Abjasia y Osetia del Sur a su propia autodeterminación. Según la ley de la URSS “Sobre la resolución de cuestiones, relacionadas con la separación de una República Soviética de la URSS”, las autonomías que formaban parte de las Repúblicas Soviéticas tenían el derecho a decidir por su propia voluntad las cuestiones relativas a su pertenencia a la URSS y a su estatus estatal y jurídico en el caso de que una República Soviética abandonase la URSS. Georgia impidió que Abjasia y Osetia del Sur pudieran ejercer este derecho.

No obstante, Rusia seguía manteniendo su línea, cumpliendo rigurosamente con sus funciones pacificadoras y mediadoras, tratando de contribuir a la búsqueda de los acuerdos de paz, actuando con serenidad y paciencia ante las provocaciones. Hemos seguido fieles a nuestra postura incluso tras la proclamación unilateral de la independencia de Kosovo.

Con el violento ataque contra Osetia del Sur, a primeras horas del 8 de agosto de 2008, que costó la vida a muchas personas, entre ellos a los pacificadores y otros ciudadanos rusos, y con la preparación de una acción similar contra Abjasia, M.Saakashvili hizo frustrar la integridad territorial de Georgia. Empleando la fuerza brutal contra los pueblos, que, según sus palabras, quería ver en el seno de su propio Estado, M.Saakashvili no les ha dejado otra opción sino la de garantizar su seguridad y el derecho a la vida mediante la autodeterminación a fin de constituirse como Estados independientes.

Es poco probable que M.Saakashvili no se diera cuenta de cuáles serían para Georgia consecuencias del intento de solucionar los problemas de Osetia del Sur y Abjasia por la vía violenta. En febrero de 2006 en una de sus entrevistas, declaró: “No daré orden de iniciar una acción militar. No quiero que haya muertos, ya que la sangre derramada en el Cáucaso no se queda por décadas, sino por siglos.” Así que se daba cuenta perfectamente de sus decisiones.

No podemos dejar sin mención el papel, desempeñado por aquellos que han tratado con beneplácito al régimen militarista de M.Saakashvili, suministrándole armamentos ofensivos en contradicción a las reglas de la OSCE y la Unión Europea, los que le han desaconsejado de que se comprometa a no recurrir al uso de la fuerza y los que han contribuido a cultivar el complejo de impunidad, particularmente en relación con sus acciones autoritarias para aplastar la disidencia en Georgia. Sabemos que en ciertos momentos sus patrocinadores extranjeros han intentado persuadirle de que desista de las aventuras militares descabelladas, pero la situación se les ha ido de la mano. Nos preocupa que no todos hayan podido sacar conclusiones objetivas de la agresión. Las expectativas generadas por la iniciativa conjunta de los Presidentes de Rusia y Francia del 12 de agosto de 2008 se han evaporado rápidamente después de que Tbilisi de hecho rechazó aceptarla, y los defensores de M.Saakashvili le han hecho eco. Es más, los EE.UU. y algunos países europeos le están prometiendo la protección por parte de la OTAN, instan a rearmar el régimen de Tbilisi y empiezan a suministrarle nuevos armamentos. Es una invitación expresa a emprender nuevas aventuras.

Tomando en consideración los llamamientos de los pueblos de Osetia del Sur y Abjasia, de los Parlamentos y los Presidentes de ambas Repúblicas, así como la opinión pública de Rusia y la actitud de las dos Cámaras de la Asamblea Federal, el Presidente de la Federación de Rusia tomó la decisión de reconocer la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y concertar con ellas sendos Acuerdos de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua.

Al tomar esta decisión la Parte rusa se basaba en los artículos de la Carta de la ONU, Acta Final de Helsinki, otros documentos básicos internacionales, incluyendo la Declaración de 1970 sobre los Principios del Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad entre los Estados. Hace falta subrayar que en conformidad con dicha Declaración, todo Estado se abstendrá de recurrir al uso de la fuerza contra cualquier pueblo, privándole de su derecho a la libre determinación, libertad e independencia, respetará el principio de igualdad y libre determinación de los pueblos y de estar dotado de un Gobierno que represente a la totalidad del pueblo que habita el territorio correspondiente. No cabe duda de que el régimen de M.Saakashvili no responda de ninguna forma a los estos altos requisitos, establecidos por la comunidad internacional.

Rusia, que abriga los sinceros sentimientos de simpatía y amistad hacia el pueblo georgiano, está segura de que tarde o temprano éste gozará de dirigentes dignos, capaces de velar genuinamente por los intereses de su país y desarrollar los vínculos de igualdad, confianza mutua y buena vecindad con todos los pueblos del Cáucaso. Rusia estará dispuesta a contribuir de la mejor manera posible para lograr este fin.

26 de agosto de 2008

 

 

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