Defensa de los "Derechos Reproductivos"
José María Solanes. “Con una constancia “ejemplar”, preparan sus cuadros, mantienen escuelas, directivos y agitadores y, con una acción disimulada, pero eficaz, propagan sus ideas a los hogares y lugares de trabajo, su semilla destructora de toda ideología religiosa”. Estas palabras de un santo del s.XX, resultan de actualidad cuando leemos noticias como la siguiente: “El Fondo de Población de las Naciones Unidas y el gobierno alemán son los anfitriones de una reunión que convoca a 400 activistas de “derechos reproductivos” de todo Edmundo en la que se debaten estrategias tendentes a impulsar “la salud y los derechos sexuales y reproductivos”, los cuales incluyen el aborto.
Por otro lado, la UNESCO ha elaborado unas directrices Internacionales sobre Educación Sexual, que le están atrayendo fuertes críticas. Estas directrices que han sido publicadas en el diario New York Times, promueve la enseñanza sobre la masturbación a los niños de 5 a 8 años, a los de 9 a 12, sobre el aborto y orgasmo, y a los adolescentes de 15, sobre la promoción del derecho y el acceso al aborto seguro.
Tras haber sido objeto de críticas por parte del público a causa de esta guía o directrices, el Fondo de Población de la ONU, dijo al New York Times que retirara su nombre de la publicación, no así la OMS y UNICEF que no han abandonado
¿Por qué ese abandono por parte del Fondo de Población de la ONU? Lo entendemos perfectamente al leer lo que dijo la Directora del Fondo a los participantes de la conferencia de Berlín: “A diferencia de nosotros, los que estamos en la ONU y somos responsables frente los mecanismos intergubernamentales, ustedes, como ONGs, gozan de mayor libertad y espacio para impulsar la agenda”.
La mayor parte de las críticas a las Directrices propuestas por la UNESCO, provienen de organizaciones norteamericanas, ligadas grupos pro-vida. La fundadora de una de estas organizaciones, ha dicho: ”son los padres, no las escuelas públicas, quienes deben marcar el rumbo moral de sus hijos”, frase que debe aplicarse también a la asignatura “Educación para la ciudadanía”, impuesta en España.