Defensa del idioma
Gabriel Roselló. El consumidor está expuesto a un continuo bombardeo publicitario. Calculan los expertos que el ciudadano estadounidense medio habrá visto por la pequeña pantalla, antes de su mayoría de edad, más de medio millón de mensajes publicitarios distintos.
Estas cifras sirven para argumentar el increíble poder de la publicidad. Un caso concreto de su impacto es el relativo al lenguaje. Los creativos publicitarios buscan la llamada de la atención y para conseguirlo no reparan en el cuidado del idioma. La agresión a la correcta utilización de las normas gramaticales y los atentados al idioma son cada vez más frecuentes.
Urge una defensa del lenguaje, que los anuncios publicitarios se ajusten a la corrección idiomática. De esta forma se conseguiría un buen patrón de uso del idioma y la actividad publicitaria serviría de escuela de buen decir y de buen hablar.