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Diario YA


 

DEL “ECCE HOMO” AL “INRI” DE PILATO

Fidel García Martínez. Durante el proceso y condena de Jesucristo, Pilato era el prefecto de Judea, suprema autoridad militar, jurídica y administrativa. Tenía una función muy especial durante las multitudinarias peregrinaciones al templo de Jerusalén en las grandes festividades  judías, como la fiesta principal de la Dedicación de la dedicación del Templo, escenario apropiado para la confrontación entre Jesús y los “judíos” y en donde con frecuencia se producías altercados por motivos políticos y/o religiosos. Caso Barrabás. El procurador romano tenía una autoridad absoluta sobre todos los que no eran ciudadanos romanos. Llegando incluso a condenar a la pena más terrible de la crucifixión  para las personas insubordinadas y peligrosas.
Jesucristo  ante Pilato tuvo ciertamente un proceso, aunque con evidentes imperfecciones y limitaciones jurídicas, que  han hecho culpable a Pilato, en cierto modo, porque Jesucristo padeció bajo su poder. La finalidad del proceso en el derecho romano era determinar la culpabilidad del reo. El proceso  a Jesucristo, según los cuatro evangelios, se fundó en las acusaciones presentadas por las autoridades religiosas y políticas judías que eran las mismas; el proceso  se llevó a cabo cuando Jesús apareció maniatado ante Pilato. Según las acusación de los principales judíos, Jesús se había proclamado a sí mismo rey de los Judíos. Se debe tener en cuenta que en  el proceso a Jesús intervienen dos instancias: la romana (Pilato) y la judía  (Caifás). Cada uno de ellas actuó según sus estimaciones y competencias. Mientras Pilato condenó a Jesucristo porque pensaba que ponía en peligro la pax romana en la provincia de Judea. Sus acusadores se basaban en motivaciones religiosas falsas: Jesús había transgredido las leyes judías y romanas, llamando  a la sublevación; a la negativa de pagar impuestos y pretendiendo ser el Mesías. La expulsión  de Jesús de los mercaderes del templo,   les proporcionó  a las autoridades religiosas judías la posibilidad que estaban esperando para proceder legalmente contra  él. El proceso judío tuvo motivaciones religiosas,  ante Pilato se presentaron únicamente como acusaciones políticas  y contra el estado romano al declararse rey de los judíos. A la pregunta de Pilato: ¿“Eres tú el Rey de los judíos”? Jesús responde: “Tú los dices”. Es decir Jesús no pone en duda su dignidad real. Pilato deduce que Jesús no es realmente un peligro para el  imperio romano, porque su reino no de este mundo y es un testigo de la verdad, lo que para un escéptico romano como Pilato no tiene sentido de ahí la pregunta del propio Pilato: ¿Qué es la verdad?  Después de estas preguntas sabe que Jesús es un Rey de los judíos del cual el Estado Romano no tiene nada que temer. Pero como político y amigo del césar sabe que los dirigentes político-religiosos de los judíos no se darían satisfechos si dejara ir a Jesús sin castigo, hasta    exhibirlo como ECCE HOMO y después entregarlo  a los que gritaban  “ Fuera, fuera¡ ¡Crucifícalo! no sin antes proclamarse : “Inocente soy de la sangre de este justo: Vosotros Veréis”.
El derecho romano distinguía entre el perduellio (delito de grave hostilidad) y el  crimen  maiestatis (daño inferido al prestigio del Pueblo Romano). Por ambos, Jesús, al no ser ciudadano romano podía ser condenado a la pena más terrible  de la crucifixión. Para Cicerón la más horrenda y sangrienta. No se conoce que formula utilizó Pilato para condenar a Jesucristo.
Según el autor del cuarto evangelio, testigo excepcional de los hechos históricos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Pilato mandó escribir en un letrero colocado en la cruz: Jesús Nazareno Rey de los Judíos. Ante los jefes religiosos  judíos, quienes  protestaron  ante Pilato diciéndole: “no escribas el Rey de los judíos, sino éste ha dicho soy el rey de los judíos”, la respuesta de Pilato fu contundente e histórica: “LO ESCRITO, ESCRITO ESTA”
Desde entonces Jesús Nazareno Rey de los Judíos es el INRI más santo de la historia universal.