Denuncian la maniobra que quiere ocultar la faz torva y negra de Santiago Carrillo
Cuando alguien fallece, sea personaje público o no, aunque haya sido imagen del mal, independientemente de lo que su paso por la vida haya significado, a un cristiano le toca rezar por el alma de quien se ha ido, aun cuando se haya confesado ateo de forma reiterada. Mucho más cuando se tiene la convicción de que sólo la misericordia divina podrá otorgarle el perdón a sus faltas. Pero la oración no excluye, en modo alguno, el ser justos a la hora de valorar al personaje.
Santiago Carrillo ha muerto en su casa sin comparecer ante un Tribunal de Justicia tras ser acusado de perpetrar crímenes contra la humanidad. Santiago Carrillo ha muerto sin pedir perdón a las familias de los miles de asesinados que hoy reposan en el camposanto de Paracuellos del Jarama.
Desde Alternativa Española quieren dejar constancia de que existe en el personaje una faz negra y torva que ha sido sistemáticamente ocultada por quienes, del Rey hacia abajo, desde el progre liberal al último izquierdista, se han dedicado a trazar obituarios a mayor gloria de quien para muchos es el responsable de la muerte de sus deudos; responsable político de la mayor matanza cometida contra la población civil durante la guerra de España.
La historia de Santiago Carrillo, se ha escrito, está plagada de cadáveres. Quedan en la penumbra sus años al servicio de la dictadura estalinista; su nunca aclarada participación en la caída de los dirigentes del PCE en el sur de Francia; la sospecha de que envió a la muerte a “camaradas” previamente denunciados. Páginas negras de un hombre que como reiteradamente dijo no se arrepintió de nada.