Desaparece el hombre que acusó al regimen saudí ante la BBC
Se llama Khaled Mohamed al Johani, es un profesor saudí con cuatro hijos a su cargo y un día, concretamente el pasado 11 de marzo, tuvo la ocurrencia de pedir libertad ante los periodistas extranjeros en Riad, la capital de Arabia Saudí. Poco después desapareció. Desde que se grabaron estas imágenes, no ha habido noticias sobre su paradero.
En el reino wahabi, que suele vanagloriarse de la inconmensurable generosidad de sus gobernantes hacia sus ciudadanos, no existe la libertad de expresión. Ni la de reunión. La segregación sexual es inimaginable -las mujeres no tienen derecho a conducir, a caminar solas por las calles, a dialogar con un hombre que no sea de su familia, a votar...-, las voces disidentes no son toleradas y la fuente de la jurisprudencia es la Sharia o ley islámica, lo que lo convierte en un estado teocrático. Pero dado que es el país con mayores reservas de crudo del mundo y el principal exportador mundial de petroleo, socio privilegiado de Occidente, a nadie se le ocurriría proferir ninguna crítica contra el estado wahabi. Salvo, quizás, a Khaled Mohamed, quien ha pagado su atrevimiento desvaneciéndose en la máquina represora del régimen.
Sucedió el fatídico día 11, cuando había sido convocada una protesta en Riad en el contexto de las revoluciones árabes. Un equipo de la BBC se desplazó a la plaza donde habían sido citados los manifestantes: no había ninguno. Una enorme presencia de policías controlaba el lugar y daba el alto a los automóviles. Un helicóptero sobrevolaba la zona. Nadie que no vistiese uniforme accedía a hablar con la BBC; nadie quería ser grabado por sus cámaras.
Hasta que apareció de la nada Khaled Mohamed, con camiseta blanca y gafas de sol. "Necesitamos democracia. Necesitamos libertad. Necesitamos poder expresarnos libremente. ¿Qué hacen todos estos periodistas aquí?". Khaled explicó cómo los agentes le habían parado dos veces, y le habían advertido de que, si seguía circulando por la plaza, se lo llevarían preso. "No hay ningún toque de queda. Estoy aquí porque soy un ser humano libre y quiero expresar mi opinión", continuaba el joven.
Los periodistas le rodearon rápidamente: al fin y al cabo, era el único saudí que había acudido a la convocatoria y que accedía a hablar de las necesidades de la sociedad saudí. "He venido porque he oído que hay una concentración, pero todos los que veis aquí con o sin uniforme son policías". "Piensan que nadie va a atreverse a venir a hablar con los medios porque si alguien lo hace será encarcelado. Yo quiero ir a la cárcel. La gente quiere ir a la cárcel", llega a corear.
Ese ha sido su más que probable destino. "No tenemos libertad, ni dignidad ni justicia", se lamenta. Cuando termina de expresarse pide a la corresponsal de la BBC que le acompañen al coche. Le cuenta que es padre de dos hijos, uno de ellos autista, y dos hijas, y le advierte de que no hay forma de que regrese a su casa. "Me van a detener aquí o allá". Mientras se despide les propone que le visiten en "una de las cárceles" del régimen. "Gracias a Dios he expresado mi opinión". Se mete en su deportivo blanco y arranca. A medida que se aleja, dos coches patrulla comienzan a seguirle. Son las últimas imágenes de Khaled.
Nada se ha sabido del joven desde entonces. El 14 de Marzo, tres días después de su desaparición, se creó en Facebook el grupo ¿Dónde está Khaled?, que hoy cuenta con más de 4.000 seguidores. Sus administradores no se hacen ilusiones, saben que Occidente rara vez pide cuentas a su socio árabe más privilegiado y que los informes de las ONG no son tenidos en cuenta. Pero sí desean activar una concienciación social acerca de la dictadura saudí y su escaso respeto por los Derechos Humanos, y Khaled Mohamed al Johani puede servirles de bandera.