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Dessel gana la decimosexta etapa del Tour

El francés Cyril Dessel (AG2R) se adjudicó el honor de escribir su nombre en el final de la decimosexta etapa del Tour de Francia, que discurrió sobre 157 kilómetros entre Cuneo y Jausiers, después de ser más rápido que sus tres compañeros de fuga después de un largo y peligroso descenso de más de 20 kilómetros desde la cima de la Bonette-Restefond, en una jornada alpina en la que los líderes velaron armas para la que se espera gran batalla en Alpe D'Huez.

   El único perjudicado de la jornada fue el ruso Denis Menchov (Rabobank), que entregó 34 segundos en línea de meta por culpa de sus dificultades bajando. Una circunstancia favorable al español Carlos Sastre (CSC), que ahora es cuarto, a 49 segundos del líder y compañero de equipo Frank Schleck. Además cayeron de la general el estadounidense Christian Vandevelde (Garmin) y el ruso Vladimir Efimkin (AG2R), con lo que Samuel Sánchez (Euskaltel) y Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne) ganan posiciones, aunque el podio siga demasiado lejos.

   En una etapa donde se mezcló la agonía de la tremenda subida a la Bonette-Restefond, la cima más alta del presente Tour y en el que el viento en contra impidió los movimientos de los aspirantes al trono de Contador, y el espectáculo de su descenso, Dessel, quien ya lució el maillot amarillo de la ronda gala, se adjudicó el triunfo y la gloria por delante de su compatriota Sandy Casar (Francoise des Jeux) y el español David Arroyo (Caisse d'Epargne).

   Los tres, junto a Yaroslav Popovych (Silence-Lotto), fueron el resultado de una numerosa escapada, de hasta 31 corredores, que protagonizó la prueba durante gran parte de la jornada, en persecución del alemán del Gerolsteiner Stefan Schumacher, quien comandó la etapa desde las primeras rampas del Col de la Lombarde.

   Ciclistas de segundo perfil en este Tour como Damiano Cunego (Lampre), Tedaj Valjavec (AG2R) o el propio Igor Astarloza (Euskaltel) se subieron al carro de la fuga para intentar mejorar sus plazas en la general. El CSC consintió y todos los fugados se plantaron con casi 12 minutos al pie de la Bonette-Restefond, segundo y último puerto de la jornada, clasificado como fuera de categoría como consecuencia de sus casi 25 kilómetros de ascensión.

   Bjarne Riis, ganador del Tour en 1996 y director del CSC, acertó con la táctica. Su equipo, al completo, empezó desde entonces a reducir diferencias para controlar la carrera y limar de corredores el gran grupo. Lo consiguió hasta que Andy Schleck, hermano del líder, hizo la selección lógica de los mejores, incluidos Valverde y Sánchez, durante la ascensión.

   Pero no hubo más movimientos, sólo uno tímido de Sastre. Los líderes no se inquietaron, subieron a ritmo la Bonette-Restefond, sin probar fuerzas, dada la dureza de la subida con viento de cara y sobre todo guardando fuerzas para la etapa de mañana, en la que asoma la leyenda del Tour, el Alpe D'Huez.

   De las míticas 21 curvas sale un maillot amarillo que siempre llega a París, salvo en el 87 con Pedro Delgado, por lo que se presume batalla entre los escaladores -Kohl, Sastre o los hermanos Schleck- y los contrarrelojistas -Evans o Menchov-. El ruso, al que se le ve con buenas piernas, tratará además de desquitarse del infortunio que le persigue, después de la caída en Prato Nevoso y su poca habilidad en los descensos.

   Además, antes de la subida al puerto más emblemático de la ronda gala, los ciclistas encadenaran la ascensión al Galibier, de casi 30 kilómetros, y la Croix de Fer como antesala del Alpe D'Huez, donde se espera la batalla definitiva por el Tour de Francia.

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