Deuda extrema
Miguel Ángel Guijarro. 6 de febrero.
Me temo que no será la última vez que este asunto se asome por aquí ya que el panorama que se presenta para los próximos meses no vislumbra una solución inmediata. La crisis inunda todo y el futbol no es ajeno a lo que ocurre en cualquier ámbito de nuestra sociedad pero con un condicionante especial, aquí no hablamos de empresas al uso, hablamos de mucho más, probablemente de sentimientos. El paro aumenta a marchas forzadas y la falta de fluidez monetaria ahoga a miles de pequeñas empresas que son el sustento de millones de personas, en muchos casos ya no vale ni siquiera apretarse el cinturón. En el fútbol tampoco vale eso ya que los impagos y la posible desaparición de los equipos ya no se circunscribe únicamente a equipos aislados de Segunda división B. Hablando claro, la crisis inunda la élite de nuestro fútbol y en los próximos meses, situaciones que ahora pensamos impensables pueden estar a la orden del día. No hay dinero y no parece que vaya a haber por los que la mayoría de los consejos de administración ya han informado a sus jugadores que no hay ‘money’ y que si tienen ofertas, las acepten. Eso ya ha ocurrido en algunos equipos de nuestra Primera división y en bastantes de Segunda (no en todos) y las soluciones parecen pocas salvo que, como ya ocurrió en otras ocasiones, llegue un Plan de Saneamiento que sirva como mano salvadora. El problema es que ese posible plan no sería entendido por la gran mayoría de los ciudadanos que han visto como los clubes han vivido por encima de sus posibilidades gracias al saco sin fondo que han sido las televisiones, unas televisiones que han subvencionado fichajes, traspasos y hasta cambios de entrenador y que son el único asidero a la maltrecha economía de unas sociedades anónimas de las que cada día más empresarios huyen. El reclamo del fútbol ya no es tan atractivo y goloso porque el ‘ladrillo’ no puede sostener a nadie en la poltrona presidencial. Las deudas de los equipos crece a diario y me parece una autentica barbaridad que los equipos de fútbol deban más de 600 millones de euros tras haber dilapidado un dinero que en la gran mayoría no es de los que mandan. Al principio hablaba de sentimiento y esa es la única tabla de salvación para que muchos entienda una ‘ayuda’ estatal, pero a diferencia de otras ocasiones, esta vez no sentará bien si ocurre porque a estas alturas, a muchos el fútbol y sus pérdidas le preocupan bastante poco, por no decir nada.