Dominmgo sangriento en la Iglesia de Iraq
José Luis Orella. El ataque a la catedral siro-católica de Bagdad, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, este 31 de octubre, ha sido el peor atentado cometido contra los cristianos en el país árabe. Un comando perteneciente al “Estado Islámico de Iraq” (vinculado a la franquicia de Al Quaeda) secuestraba a más de un centenar de fieles, mujeres y niños en su mayor parte, que celebraban la Santa Misa del Domingo. La rápida actuación policial, con ayuda estadounidense, no pudo evitar que los cinco terroristas hiciesen uso de sus cinturones suicidas. El balance final fue de 42 secuestrados asesinados, de los cuales 5 son mujeres y 7 niños, y 56 heridos, entre los cuales 10 mujeres y 8 niños. Entre los asesinados se encuentran los padres Thair Sad-alla Abd-al y Waseem Sabeeh Al-Kas Butrous. De las fuerzas liberadoras, 7 miembros de los servicios de seguridad iraquíes también murieron, y otros 15 resultaron heridos, además de los 5 terroristas que murieron en el asalto.
Ya en mayo pasado, cuatro autobuses que llevaban dos centenares de estudiantes cristianos a estudiar a Mosul, procedentes de las aldeas cristinas de los alrededores sufrieron un terrible ataque que se cobró cuatro muertos y 171 heridos, pudiendo haberse convertido en la mayor masacre de cristianos. El 11 de julio, día de San Benito, 19 niños recibieron la primera Comunión en la catedral de Bagdad, una nueva señal del resurgir de la comunidad cristiana. Sin embargo, los yihadistas quisieron evitarlo con un nuevo atentado que se cobró cuatro muertos. Desde el 2003, han sido casi 900 cristianos los asesinados en el país árabe, y 51 las iglesias atacadas. Los cristianos eran un 3 % de la población total, a su vez dividida en caldeos, armenios, sirocatólicos, sirojacobitas, asirios y católicos romanos. En la actualidad, más de 60.000 cristianos viven refugiados en Siria, otros 20.000 en Líbano, y unos 30.000 en Jordania. La hemorragia parece que no termina y del 1.200.000 cristianos, sólo quedan unos 500.000 en las catacumbas.
Los caldeos constituyen el 75 % de la comunidad cristiana del país. De ahí su importancia como vertebradores y animadores principales de los derechos de la cristiandad en una nación árabe de mayoría musulmana, pero trufada de minorías. En Iraq también existen judíos, mandeos, yazidies, turcomanos, kurdos, chiítas y los musulmanes sunitas. Estos últimos, aunque son el 23 % de la población siempre han sido tradicionalmente la clase dirigente desde la independencia, que sumando a los kurdos (indoeuropeos) serían el 35 %. Al Quaeda recluta sus activistas de esta minoría árabe, y acrecienta sus ataques contra las otras minorías y la mayoría chiíta, considerada herética.
Sin embargo, los cristianos iraquíes siguen estando abandonados por el extranjero, con la única ayuda que les proporciona la Iglesia Católica. La democratización propuesta por los invasores estadounidenses solo ha supuesto el triunfo de una sociedad más islamizada, donde el cristianismo deberá volver a dar muestras de su pertenencia al mundo árabe para poder sobrevivir. La categoría intelectual e independiente del Papa Benedicto XVI es la única protección que dispone una comunidad víctima de los desórdenes de la guerra. No obstante, Tarek Aziz, el ministro caldeo de Saddam Hussein, que intentó por todos los medios evitar la guerra, afronta la pena de muerte del nuevo gobierno islamista chiíta. En la cuna de la civilización, quienes anuncian la paz y el mensaje del amor son sacrificados al nuevo Baal del odio y la venganza.