DON ÁNGEL GARRALDA, EL PÁRROCO DE LOS MÁRTIRES, IN MEMORIAM
Fidel García Martínez
La muerte de Don Angel Garrralda, párroco emérito de San Nicolás de Bari, deja huérfana la religiosidad y cultura asturiana. De todos es conocida su pasión por Avilés de su Fe y Costumbres, a las que dedicó estudios profundos y de obligada consulta. En los duros tiempos de la fundación de Ensidesa Don Ángel, se volcó con la emigración venida de diferentes lugares de España, por lo que fue tachado entonces de cura rojo, por algunos sectores de la sociedad avilesina. Luego durante los primeros años de la corporación socialista fue injustamente acusado de todo lo contrario, sin justicia y sin razón.
Fue don Ángel el gran animador de la religiosidad popular avilesina, que tuvo su máxima expresión en la Semana Santa, de la que fue su más fiel y comprometido iniciador guardián y celoso capellán. Las procesiones de los Sanjuaninos, de la Bajada de la Cruz y Santo Entierro (...) como las Fiestas de la Cofradía del Bollo por la Pascua de Resurrección, así lo atestiguan.
Pero el servicio más grande que Don Ángel Garralda ha prestado a la Iglesia Asturiana, ha sido su esfuerzo meticuloso y riguroso para aclarar después de un silencio y olvido clamoroso, y con críticas injustas la historia de los mártires asturianos de la Guerra Civil. Su trabajo "La Persecución Religiosa del Clero Asturiano 1834-1936". (Martirios y Odiseas,) es el análisis más completo sobre este hecho histórico cruento asturiano. Don Ángel asumió como deber rescatar del olvido la historia mas sangrienta vivida nunca por la Iglesia Asturiana. Por eso Don Ángel Garralda vio coronado su duro trabajo de investigación, cuando el Papa Francisco proclamó que los mártires asturianos debían ser reconocidos como bienaventurados. La Beatificación de los mártires, como confesó Don Ángel, supuso para él uno de los grandes fines de su vida sacerdotal y morir en paz. Lo que se ha producido ayer después de una larga vida sacerdotal (DEP).