Dos millones de manifestantes = 20 Escaños
José Luis Orella. La marea por la vida que anegó Madrid el sábado por la tarde, volvió a señalar una sociedad viva, que despierta ante los ataques que recibe en su núcleo esencial, que es la familia. La multitud de jóvenes, ataviados con el blanco oficial, rompían las encuestas oficiales de una juventud alejada de principios morales, como la vida, la libertad o la educación. Sin embargo, como bien dijo días antes el cardenal Rouco, únicamente había que tener esperanzas sobrenaturales. La demostración de fuerza realizada por la sociedad española, donde familias de toda España, Portugal y residentes en España de otros países, pudieron clamar por un SI a la vida, no contará con una respuesta política adecuada. El gobierno socialista ha configurado una mayoría parlamentaria que le permite la experimentación hacia una sociedad posthumana donde el hombre que nazca sea un instrumento más del placer útil de sus mayores. Para la oposición popular, que con significativos dirigentes se hizo presente en la manifestación, dejó bien clara su posición contraria a la reforma de la ley, pero favorable a la actual ley del aborto que condena a muerte a los más indefensos.
En definitiva, la respuesta multitudinaria no tendrá una respuesta adecuada en las Cortes españolas, por ausencia de una representación adecuada que la represente. Los dos millones de manifestantes hubiesen podido conformar un grupo parlamentario de casi 20 escaños, según el reparto de votos, si en una elección hubiesen decidido dar “la sorpresa” de votar una alternativa coherente con la defensa de los principios naturales. Quizás haya que buscar una respuesta autónoma de los defensores de los principios morales en España, para que su presencia pueda ser verdaderamente eficaz, como elemento imprescindible de gobierno, ante la inútil presencia de católicos solitarios en los partidos mayoritarios. La secularización creciente empuja a partidos de antigua raíz católica, como fueron los nacionalistas catalanes y vascos, al apoyo de medidas contra la vida.