Editorial: ¿Qué le ocurre al PP?
Qué torpe es Rajoy. Qué torpe y qué malo. O es, ahora mismo, el único español que desconoce que hay una operación evidente en marcha para hacer desaparecer a su partido de la faz de la Tierra, o lo que es peor, lo sabe y se queda de brazos cruzados. Porque es duro decirlo, pero Rajoy no ha hecho nada, absolutamente nada desde que hace ya un mes el diario El País empezó a lanzar misiles scud contra el edificio de la calle Génova, 13, y desde entonces, se mueve como un púgil noqueado que ya sólo quiere besar la lona, porque como siga de pie le van a seguir atizando.
Ayer, en medio de esta tragicomedia con tintes de vodevil sobre la corrupción en ciertos ayuntamientos madrileños gobernados por el PP, teníamos la esperanza de que fuera cierto que se iba a producir una dimisión: "¡Por fin!", llegamos a gritar en la redacción, "¡por fin una dimisión en España, aunque sea por el PP, pero alguien dimite en nuestro país!". Antes de que pudiéramos invitarnos a un café por tan bello gesto, Europa Press nos estaba aclarando que no, que el alcalde de Boadilla se lo pensó mejor, y decidió que, ya que se tenía que ir, mejor que lo echaran.
Ya por la tarde, Alberto López Viejo (un hombre trabajador que siempre ha prestado fidelidad política y personal a Esperanza Aguirre y al PP) pagó con su cargo el desconcierto y el caos total que se vive en Génova. Ya nadie sabe quién manda allí: se comenta que la que más manda es la jefa de prensa del presidente. En los despachos se recibe a compañeros de partido como si fueran enemigos acérrimos, todos quieren conservar el puesto propio e intentar perjudicar al compañero. ¿Y don Mariano qué hace, a qué se dedica? Como siempre, a poner paños calientes, a hablar sin convencer a nadie, a perder el tiempo y hacérselo perder a sus votantes potenciales.
Hemos dicho ya en alguna ocasión que las mentes lúcidas que queden en la derecha española, que suponemos que alguna queda, deben ponerse ya manos a la obra para sanear este barco en clara trayectoria de naufragio. Es patético el despiste que tienen los rectores de esa casa, triste la frialdad con la que se apuñalan los baroncitos peperos aprovechando la ausencia de papá, hasta dramático el panorama que se presenta en España si Rosa Díez es finalmente la depositaria del voto descontento de la derecha. Un gobierno del PSOE con apoyo de partidos separatistas y una coalición comunista, y UpD como única oposición, y España echa el cierre en dos semanas.
El Partido Popular necesita un renacimiento que sólo puede estar basado en la recuperación de los valores tradicionales que mueve a la gran mayoría de su electorado. El PP entró en crisis cuando llevó sus planteamientos neoliberales a extremos absolutamente inaceptables. Luego, los miedos, la mediocridad y la falta de criterio político de un inepto Mariano Rajoy han terminado de convertir a "los chicos de Génova" en un esperpento, sin confianza, ni esperanza, ni presente, ni futuro, ni nada. Con suerte les comprarían la sede vendiéndola para pisos por cuatro duros.
Martes, 10 de febrero de 2009.