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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Editorial

Foto: Juez central de vigilancia penitenciaria, José Luis de Castro

 

A pesar de una incomprensión e indignación generalizada, transmitida por la sociedad española de muchas formas y maneras distintas, se concede el tercer grado al etarra Josu Uribetxeberría Bolinaga. Inexplicablemente.

Tal vez sea requisito sine qua non para entender la decisión tomada por el juez central de vigilancia penitenciaria, José Luis de Castro, pertenecer a la banda terrorista ETA, o bien carecer de cualquier mínimo sentido de justicia, y a buen seguro, no ser familiar de, ni amigo de, ni haber conocido a nadie que haya sido herido, secuestrado, torturado o aniquilado, de manera brutal, por la cruel banda.

Esperemos que la Fiscalía de la Audiencia Nacional, contraria a aplicar esta medida al terrorista, recurra la decisión, y no se haga firme la concesión. De lo contrario, veremos atónitos la foto de la salida de tan insigne miembro etarra, asesino de tres guardias civiles, y secuestrador sin escrúpulos de José Antonio Ortega Lara.

No se puede transgredir de esa manera la dignidad de las víctimas, y la ley moral de toda una sociedad que desprecia la violencia que prevalece en todas las acciones de ETA. ¿Por qué concederle esta victoria? Tampoco se puede cometer, aun con la ley en la mano, semejante injusticia por quien presumiblemente se encarga de velar por la justicia. Debería primar el sentido común, y no el común sinsentido del caso Bolinaga.
 
Para la concesión del tercer grado se necesita la existencia de un arrepentimiento sincero, una afirmación de desvinculación y una condena de la banda terrorista. Josu no solo no se arrepiente de sus crímenes, si no que se alegra de haberlos cometido. Tampoco se encuentra Bolinaga en una situación terminal que pueda alumbrar cierto sentido a la decisión tomada.
 
En definitiva, ¿Cómo se pretende justificar como una puesta en libertad por ‘principios de humanidad’ esta injustificable e injusta decisión política?